Hemos acabado con la oscuridad
Este país ha entrado en Junio de 2018 con un nuevo Presidente del Gobierno, surgido de una Moción de Censura contundente, limpia, y necesaria.
Gracias a ella, hemos conseguido sacar del Gobierno a gentes de un partido que han llevado a esta nación a los últimos puestos en todos los órdenes, excepto en cuanto se refiere a corrupción y mamoneo institucional.
Gracias a ella, hemos podido ver con nuestros propios ojos a la mayoría de grupos políticos hacer las cosas con sentido común, hacer las cosas con unas miras que van más allá de los meros intereses políticos (es cierto que unos más que otros), que van más allá buscando una esperada e innegociable modernización de esta sociedad.
El nuevo Presidente tiene ante sí innumerables retos, y entre todos hemos de remar para que pueda desempeñar su trabajo, pues sus éxitos, si van encaminados a mejorar la vida de los españoles, son los éxitos de todos.Pensiones, la mujer y sus derechos, Sanidad Pública, Educación Pública, Discapacidad y Dependencia, Vivienda, Trabajo y salarios dignos, TVE, Justicia (tal y como suena, sin peculiaridades fuera de sitio).
Usted más que nadie debe de saber que los PGE de este 2018 son los menos sociales de la Historia… Precisamente, se gobierna para la gente, y estos no son adecuados, prueba de ello es que ustedes votaron en su contra.Tenemos una ley represora y fuera del tiempo que vivimos, como es la llamada Ley Mordaza. Tenemos una Reforma Laboral que dejo tiritando a la que su partido aprobó años antes. Tenemos desempleo para dar y tomar, y pocas perspectivas de intentar mejorarlo.
Tenemos a todos los colectivos de la nación revueltos: Los pensionistas con sus pensiones, las mujeres con la retahíla de derechos que siguen sin disfrutar, y así, todos. Del Pacto de Toledo, nunca más se supo, y su partido, señor Presidente, con usted a la cabeza, estuvo mudo cuando el pueblo se concentraba en las plazas continuamente. En este país, tanto Gobiernos como Parlamento, han dejado mucho trabajo sin hacer, y es hora de que se empiecen a poner al día.
Sabido es que no ha sido nunca santo de mi devoción, más que nada por su –en mi opinión– poca resolución a la hora de afrontar su labor, a la hora de escoger entre quienes son de su misma cuerda (progresistas de verdad) y entre quienes son lo más opuesto a su supuesto ideario.Nunca podré entender su noviazgo con Rivera y su partido hace ahora dos años.
Imagino la lucha que habrá mantenido consigo mismo al tener que decidir entre lo que el cuerpo debía de pedirle, y las “recomendaciones” de sus afines. En todo caso, su trayectoria ha dado a entender que estaba más en sintonía con lo segundo.
Un buen Presidente, un auténtico hombre de Estado, sabe demasiado quienes han de ser de la partida y cuales han de quedar al margen. Puede que lo entendiera, pero su tibieza y poco arrojo le llevaron a donde todos sabemos. Y con la decisión final, al abstenerse, acabaron por fracasar y arrastrarnos a todos al mismo desastre.
Los españoles queremos que se nos gobierne bien, con respeto, con decencia, con dignidad, con sentido común. Y ello lleva aparejado sentarse y compartir tarea y gobierno con los que así se han postulado siempre. Personalizando, todos sabemos cuál es el discurso de C’s y cual el de la izquierda. Por eso, y por mucho que se le presione, un gran político ha de hacer lo que es justo, lo que es decente.
Vuelvo a incidir en que he sido una persona muy, puede que excesivamente, crítica con Pedro Sánchez (desde mi sencilla y humilde posición de ciudadano), pues nunca he visto en él detalles que me hicieran confiar. Nada me haría más feliz que demostrara con sus actos que he acabado siendo un auténtico botarate, que he sido un tipo que ha estado haciendo el más trágico de los ridículos.
Tiene usted, señor Presidente, un partido como el suyo que le apoya, un buen número de excelentes políticos y sus partidos, que también le van a apoyar, anhelantes de aplicar políticas de verdad para los españoles… y un pueblo, el español, con una riqueza que lo hace especial en Europa, con unos pueblos, que, aunque diferentes, quieren estar en España si bien se les trata.
Las políticas y actitudes emanadas de ese partido que hoy ha sido relevado de sus funciones de Gobierno, solo han ido en el sentido de crear diferencias, y a veces, incluso a jalear el odio entre los diferentes pueblos que conforman este país… Le recuerdo que, con la inestimable ayuda de su partido, que parece que sigue sin ver la realidad de España y todos sus pueblos.
Tenemos muchas esperanzas puestas en usted, en su buen hacer y en que tenga usted una buena cintura. Pienso que los que –hasta hoy– han sido acusados de ser el enemigo, son unos partidos y unos políticos que deben de hacer de usted la persona que consiga que este país vuelva a tener pulso, que consiga que esta sociedad vuelva a avanzar.
Pienso que no ha de despreciarles usted, pues son sus verdaderos aliados, y son los únicos compañeros de viaje decentes que va a encontrar en su camino.
Estoy convencido de que ha acabado una etapa dura, difícil, tenebrosa, indecente. Nuestra esperanza, la de la juventud, la de las mujeres, la de los parados, la de los enfermos, la de los discapacitados, la de los pensionistas, puede empezar ahora. A la sociedad no debería importarle si el Gobierno es azul, o colorado, o morado, o del color que sea… debe importarle que sea limpio, justo, solidario, que piense en las personas y no en cifras, déficits, beneficios, y porcentajes.
Tiene usted la oportunidad de ser un gran Presidente, un auténtico estadista. Aprovéchela, rodéese de la gente adecuada, sin importarle el carnet que lleve en el bolsillo… Y trabaje, trabaje a tiempo completo, tenga la humanidad de hacernos olvidar esta era de oscuridad que el Partido Popular, con sus Rajoy, Sorayas, Cospedales, Hernandos, Ratos, Botellas, y compañía, llegó a instaurar durante tantos años.