3 de cada 4 casos de DCA provienen de sufrir un ictus
Imagina que un día te despiertas y no puedes levantarte de la cama, entonces se acerca un familiar a preguntarte porque no te levantas y no puedes responderle. Imagina que consigues levantarte pero no puedes permanecer de pie. Estas son algunas de las consecuencias que puede padecer un afectado por DCA, Daño Cerebral Adquirido. El DCA consiste en una lesión repentina en el cerebro. Las causas, así como las secuelas son variadas y en absoluto iguales en distintos casos.
La principal causa de esta alteración es el ictus aunque el DCA también puede estar causado por traumatismos craneoencefálicos, tumores cerebrales, anoxias, hipoxias o infecciones cerebrales. Las personas que lo padecen ven alteradas sus vidas de forma repentina. Según en neurólogo, director del Hospital Virgen de los Lirios y ponente en las jornadas organizadas por Coratge, Asociación de familiares y enfermos con Daño Cerebral Adquirido de Alcoy y Comarca, “3 de cada 4 casos son por ictus y 1 de cada 4 por traumatismos”. Mientras que “otras causas son muy variadas y vienen a suponer el 5%”, entre las que están las anoxias, tumores cerebrales o infecciones cerebrales graves.
Moltó explica que el hospital de Alcoy atiende “entre 150-200 ictus al año, de ellos alrededor del 30% son leves y con pocas secuelas, un poco más del 20% son mujeres que mueren a causa del ictus o en las fechas más inmediatas. El resto, es decir, en torno a la mitad de los casos sufrirán diferentes grados de secuelas, precisarán atención por rehabilitación, fisioterapia, logopedia o tendrán que ir a centros que disponen de rehabilitación integral”. En el caso de Alcoy, derivan estos pacientes al Hospital La Pedrera de Denia, que es del tipo HACLE, es decir, de Atención a pacientes Crónicos y de Larga Estancia y cuenta con un Programa Asistencial de Daño Cerebral Adquirido.
FACTORES DE RIESGO
Existen numerosos factores de riesgo a la hora de sufrir un ictus, contra uno de ellos, la edad, no se puede hacer nada, sin embargo, la hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, tabaquismo o alcohol, completan la lista. “Obviamente no podemos quitarnos años, pero si controlar el resto de factores”, explica José Manuel Moltó, neurólogo y director del Hospital Virgen de los Lirios.
En cuanto a los traumatismos craneoencefálicos, los conductores de moto, peatones, ciclistas o practicantes de deportes de riesgo, están más expuestos a sufrirlos. Llevar casco o tratar de evitar golpes en la cabeza pueden ser claves para huir de ese tipo de lesiones.
Cada lesión es diferente, por lo que las consecuencias también varían en cada caso y persona, sobre todo dependiendo de la zona afectada. “El cerebro de las personas jóvenes tiene una capacidad plástica mayor, por lo que las áreas del cerebro que no han sufrido daño pueden hacerse cargo de las funciones que estaban en el lado afectado”, detalla el neurólogo y ponente en las jornadas de Coratge. Esto sucede menos cuando se padece la lesión siendo más mayores. A pesar de ello, Moltó asegura que “no hay que menospreciar otros factores como tener un gran apoyo familiar, ya que es una ayuda inestimable para poder hacer frente a los déficit”.
Para José Manuel, la familia juega un importante papel en la salida del centro hospitalario de los afectados. “Solo cuando vuelven a su entorno natural son conscientes de la realidad”.
Moltó argumenta que entre las secuelas más comunes está “la pérdida de fuerza y movilidad en un lado del cuerpo, más en el brazo que en la pierna. Pero no es necesariamente la más grave, no poder hablar o sufrir grandes cambios en el carácter puede ser muy incapacitante”. En cuanto a la rehabilitación y recuperación, “hay que trabajar, pero siempre de forma realista, proponiendo objetivos razonables y siendo conscientes de que nunca nada volverá a ser igual”, sentencia Moltó.
Foto: Xavi Terol