El problema del orín de perros en las ciudades

VANESA CARBONELL, educadora y entrenadora canina en Diéresis Animal.

Todos los alcoyanos somos conscientes de que el estado de limpieza de nuestra ciudad deja mucho que desear; desde chicles pegados al suelo, basura fuera de los contenedores, colillas y por supuesto, heces de perros sin recoger, y paredes repletas de orín… Quiero remarcar que, aunque yo voy a centrarme en lo que atañe a los perros y sus propietarios, no resto importancia al resto de variables que influyen en el estado de limpieza de Alcoy, pero yo me centro en aquello que creo que, desde mi posición, puedo intentar ayudar a solucionar.

Ni siquiera voy a centrarme en las heces que muchos propietarios dejan sin recoger, porque creo que, si un propietario llega a ese extremo, no es un problema de conocimientos ni cuestión de entrenamiento, es una cuestión de educación inexistente –por parte del humano claro–, que ya requiere otro tipo de medidas. Hoy voy a centrarme en el orín de los perros, sobre todo en aquellas manchas que podemos encontrarnos a lo largo y ancho de casi todas las paredes de los edificios de nuestra querida ciudad.

Cuando hablo con propietarios de perros sobre este tema, siempre me encuentro el mismo tipo de respuestas: “Pero ¿dónde las van a hacer si no?”, “¡No tenemos espacios suficientes para que los perros hagan sus necesidades!”, “No se aguanta hasta que llegamos al parque, es imposible, pobrecito”, “¡Al final no podremos sacarlos por ningún sitio”.
Siendo totalmente honesta, este es un tema que me irrita bastante, ya que considero que es de una lógica aplastante que no se debe permitir que los perros ensucien el mobiliario urbano, y quiero pensar que si la gente lo permite, es por mero desconocimiento sobre cómo cambiar eso. Además, creo que el problema viene derivado de una cuestión de mayor importancia que mucha gente ignora: Pasear por la ciudad no le aporta nada valioso a nuestro perro, mucho menos le proporciona un espacio de tiempo para liberar tensiones y relajarse, que al fin y al cabo es el objetivo de los paseos. Los paseos no son para que el perro haga sus necesidades, los paseos son para que el perro se relaje, juegue, corra, olisquee y es, sin ninguna duda, el momento del día que más repercute en la calidad de vida general de nuestros peludos.

Muchas personas pasean a sus perros únicamente por la ciudad, atados, en ambientes cargados de sonidos y estimulación negativa, por lo que, obviamente, el perro hará sus necesidades donde pueda; en la mayoría de casos, encima del orín de otros perros, ya que la orina no deja de cumplir una función comunicativa entre perros. Como siempre digo en nuestros cursos, un perro debe saber, sin ninguna duda, pasear tranquilo por la ciudad, pero, sus paseos de calidad diarios deben ser en ambientes naturales que le permitan explayarse como perro, ésto es, parques, descampados, etcétera; por lo que pasear por la calle es algo que estará de paso a nuestra zona de paseo. Y justo ahí es donde los perros tienen que hacer sus necesidades. Creo que Alcoy dispone de suficientes zonas naturales donde los perros pueden pasear y desenvolverse como canes; algunas zonas están muy limitadas, no vendrían más algunas zonas verdes más, pero por lo general estamos rodeados de naturaleza. En cuanto a los permisos para que puedan estar sueltos, sí que estamos escasos.

En cuanto a la tercera queja más común, los perros sí “se aguantan” hasta el parque; aguantan perfectamente más de 8 horas diarias sin hacer sus necesidades en casa, pueden aguantar perfectamente diez o quince minutos más hasta la zona adecuada; lo único que ocurre es que siempre se les ha permitido por lo que se ha convertido en un hábito. Nada más pisan la calle, hacen sus necesidades. Es algo tan sencillo como modificar el hábito. ¿qué ocurre si llevamos mucho tiempo por la calle y el perro tiene ganas de hacer pis y ya estamos lejos de zonas verdes? Pues podemos perfectamente condicionar superficies de emergencia como los alcorques de los árboles o cualquier zona con tierra cerca, evitando a toda costa ensuciar las aceras o paredes de los edificios. Creo que, cualquier madre coherente, si su hijo pequeño se encuentra en un aprieto y necesita hacer pis, rápidamente lo dirige a alguna zona similar, o como mucho en la carretera entre los coches aparcados, jamás he visto a un niño pequeño orinando contra la pared de un edificio o en medio de la acera, por muy en situación de emergencia que se encuentre.

Creo sinceramente que estamos desvirtuando el concepto de perro. Cada vez se ven más perros agresivos, maleducados, y sobre todo, propietarios que lo consienten y lo normalizan. No, no es normal que los perros ensucien el mobiliario urbano, no es normal que un perro agreda a personas o ladre compulsivamente cuando se queda solo. Esos problemas deben ser solucionados, porque no olvidemos que vivimos en sociedad, eso implica respetarnos unos a otros para poder convivir en armonía. Al ritmo que vamos, sí se hará real la afirmación de “al final no podremos llevarlos a ningún sitio”, porque al menos lo que se demuestra por parte de la mayoría de propietarios es una falta de educación cara al resto de ciudadanos. Yo también adoro a los perros – y dedico mi vida a ellos–, al igual que adoro a los niños; pero no soporto ni los primeros ni los segundos maleducados, siempre siendo consciente de que el culpable nunca será el perro o el niño, sino el adulto responsable.

Durante el mes de noviembre, estaremos en el Ayuntamiento de Villena impartiendo cursos sobre este tema y otros relacionados, totalmente gratuitos para los ciudadanos. Gracias a este maravilloso ayuntamiento por contar con nosotros, y por querer educar a los ciudadanos, antes de comenzar a sancionar.

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