El Garnacha Salvaje del Moncayo y lo mineral
Ya lo advirtió el escritor y cineasta, Fernando Arrabal: “El mineralismo va a llegar!!!”.
Y así ha sido, el mineralismo se ha convertido en la característica más buscada y deseada en los vinos. Que un vino sea reconocido como mineral es, a día de hoy, lo más. Y claro, ¿cómo podemos definir y localizar esta característica en el vino?
Pues yo siempre digo en las catas que el aroma mineral hay que buscarlo en nuestra infancia. Recordar cuando éramos niños y con un lápiz rallábamos un folio, hasta conseguir una mancha gris. Y luego nos lo restregábamos en el ojo, para figurar un moratón, pensando, ingénuos de nosotros, que íbamos a dar a nuestros padres un disgusto. Obviamente, nuestros padres, más listos que nosotros, nos decían: “¡Anda! Lávate la cara que te vas a ensuciar la ropa…”
En el recuerdo de aquella mina de lápiz es donde encontramos el aroma a mineral, a piedra, a pizarra… que hoy tanto anhelamos en un vino.
La variedad garnacha es actualmente la variedad tinta que más se asocia a su posibilidad de poder transmitir el terroir. De modo que si un viñedo se planta en suelos pizarrosos, pedregoso… es muy probable que sus vinos lleguen a lograr esa mineralidad…
La etiqueta del vino que hoy nos ocupa demuestra en una imagen todo aquello que es la garnacha, una variedad donde lo importante esta en sus raíces, en el suelo que la sustenta y que le aporta su carácter; y por otro lado en el clima, que le dará los matices…
Este proyecto nace de la necesidad de Raul Acha, enólogo del grupo Vintae, de recuperar esta variedad autóctona de España, que antiguamente fue la más cultivada en el territorio nacional y que estaba sucumbiendo ante la Tempranillo. Y esta recuperación se produjo a través del río Ebro, que es como creen muchos que se introdujo en su día por los romanos… Este proyecto de 5 vinos, se manifiesta en 4 denominaciones distintas: Priorat, Calatayud, Moncayo y Rioja. Todas ellas regadas por el rio Ebro, el mas caudaloso de España.
También es cierto que hay quien opina que la garnacha ya estaba aquí antes de la entrada de los romanos y que fueron estos quienes, fascinados, se la llevaron hacia Italia…
En el vino de hoy, notaremos la frescura de la sierra del Moncayo, con un vino fresco, ligero, con mucha fruta roja en nariz, mineral y muy agradable de beber. El toque de barrica le aporta cierta complejidad. Y con un maridaje especial, para lo cotidiano y doméstico, como uden ser nuestros singulares “abisinios” o un tradicional “espencat”.
Salud!
