El Bierzo podría ser la Borgoña

El sábado pasado estuve de visita en el Bierzo, con la familia Amigo, y tuve la oportunidad de descubrir que son muchas las similitudes que podemos encontrar entre el viñedo del Bierzo, una de las regiones más emergentes de España, y Borgoña, una de las regiones más prestigiosas y de las más caras del mundo.

Cuando en su día visite Borgoña pude ver diferentes bodegas y empaparme de su forma de concebir el vino, su forma de elaborar y entender por qué un vino de Borgoña puede valer 30, 40 o incluso 600 euros la botella y pensar que es un precio más que justo. En Borgoña los elaboradores son todos familiares, tienen pequeñas parcelas repartidas por toda la región. El viñedo no tiene precio, nadie compra viñedo en Borgoña, porque nadie lo vende, se hereda de padres a hijos, de tíos a sobrinos…

La mecanización es casi imposible y gran parte de las labores de mantenimiento se realizan a mano. Es un trabajo artesanal que como todo lo artesano tiene un precio mayor y los entendidos así lo valoran…

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Ahora llegamos a nuestro querido Bierzo, una parcela de 100 metros cuadrados puede tener 5 propietarios diferentes… cada fila de vides es de un viticultor distinto. Como también ocurre en Borgoña. La bodega Luzdivina Amigo, por ejemplo, tiene 23 hectáreas de viñedo, repartidas en 125 parcelas diferentes.

A esta diversidad de suelos y parcelas hay que unir la dificultad que tenemos de poder mecanizar, labrar suelos, cuando la distancia entre plantas es totalmente irregular, como ocurre en los viñedos centenarios que poseen estas tierras. De modo que todo se realiza a mano y de forma familiar.

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Mientras nosotros disfrutábamos de una visita por el viñedo y enredábamos haciendo un poco de poda en verde, los padres de Miguel Angel, el enólogo de la bodega, estaban azufrando el viñedo, cosa que no tendría más importancia si no fuera porque Luzdivina tiene 66 años y su marido 72. Gente que se levanta todos los días con el sol para realizar su trabajo en el campo y la bodega, como unos jornaleros más, pero sin festivos y sin apenas descanso…

Cuando visitamos las bodega y nos reunimos con la familia, le preguntamos a Luzdivina, matriarca de la familia, cuál era su vino favorito de todos los que elaboraban y ella lo único que nos dijo fue “a mi todos me gustan, lo único que creo es que son muy baratos, es mucho el trabajo que tenemos que hacer para elaborarlos y me parece que no está recompensado con dinero”.

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Viñademoya es un vino con cuatro meses de barrica, fresco, suave y muy fácil de beber. Tiene la complejidad de la variedad Mencia, el toque mineral de los suelos pizarrosos del Bierzo y el amor por el vino toda una familia. Todo ello por sólo 6 euros.

Salud!

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