¿De repaso de pasodobles o de Exaltación de la Música Festera?
Desde que Juan Cantó compusiera en 1879 el pasodoble El Turco, se tiene constancia de que músicos vinculados a la Corporación Musical Primitiva de Alcoy han compuesto de forma continuada música para las Fiestas de Moros y Cristianos, generando y consolidando distintas tipologías de marchas adecuadas al desfile. En su ánimo de poner en valor la música festera, esta misma entidad, a principios de los años 40 del siglo pasado, dio inició a lo que actualmente se conocen como Conciertos de Exaltación de la Música Festera. Empezaron siendo de repaso de pasodobles, como una forma de mostrar el repertorio que se había preparado para Fiestas, pero hace ya muchas décadas que dejó de ser así, y volver a este modelo sería un paso atrás probablemente equivocado. El propio título del ciclo que los agrupa invita a una concepción diferente de los conciertos. En los últimos años las cuatro bandas vienen ofreciendo un repertorio variado, amplio en fechas, equilibrado entre piezas antiguas, más recientes y estrenos, entre tradición e innovación, dentro de un ya habitual formato de seis obras en cada parte donde se alternan los pasodobles, marchas cristianas, marchas moras y alguna marcha solemne. Pero la Corporación Musical Primitiva este año ha optado por salirse de ese esquema, en número (menos obras que las otras tres bandas), representatividad (institucional y temporal) y calidad.
La Vella, creadora y principal impulsora de la música festera durante décadas, sin la cual la historia de la música para Nostra Festa sería muy diferente, ha optado por un programa cuya pieza más antigua es de 2000 (Moment de Festa, A. Blanquer), renunciando así a poner en valor su pasado y su legado. Por el contrario, las obras más antiguas de los otros conciertos son 1917, 1911 y 1891, mucho más respetuosos con el pasado y las tradiciones alcoyanas. Si la Vella renuncia a conocerse a sí misma, a saberse partícipe y heredera de una trasmisión musical y cultural comunitaria, de Pare i fill (C. Pérez Laporta y C. Pérez Monllor), si renuncia a su pasado, dándole la espalda y olvidándolo ¿Cómo pretende construir un futuro en paz con su legado y que le permita mantener su idiosincrasia?
En un momento dado de las notas al programa se menciona a dos músicos de la casa, pero se olvida a otros que, de pleno derecho, deberían figurar como tal en el programa. Vicente Juan Sanoguera Rubio, presente en el programa, no es sólo un compositor de Alcoy, sino de la casa, de la Corporación Musical Primitiva, a la que tanto ha aportado, aunque en estos momentos, tristemente, no pertenezca a la plantilla (aunque en la rueda de prensa sí que se menciona, debería haberse dejado por escrito). En el capítulo de olvidos también debe mencionarse la ausencia de un compositor, que, aunque técnicamente pertenece a la Nova, siempre ha tenido una intensa vinculación con la Vella, a la que obsequió con una maravillosa marcha mora hace unos años (La casa de las Chirimías, 2014), de forma totalmente altruista y como homenaje a Uzúl el-msélmin, me refiero a José María Valls Satorres, al que todos los alcoyanos deberíamos considerar como patrimonio propio. ¿Qué aporta Saoro (2001) de Ramón García i Soler que no aporte Pas als Maseros (1983)? Siendo además Saoro un pas masero concebido a partir de tradiciones musicales de Bañeres… ¿Es que acaso Alcoy no tiene suficiente música tradicional, propia e identificativa?
Pero, con todo, el más fragrante olvido es el que ha acontecido con Àngel Lluís Ferrando Morales, flamante y merecido director del Himno de Fiestas 2022, tras una dilatada espera, y director titular de la Primitiva desde el 2007 y hasta hace bien poco. Como compositor cuenta en su catálogo con una marcha cristiana que, sin duda, es de las mejores de la historia, Tempora Belli (2006), que además fue creada para un cargo Montañés, filà que vuelve a ostentar cargo este año. Esta marcha supuso un hito en el bando cristiano, entroncó directamente con el carácter musical y el espíritu festero que definió Blanquer con Aleluya (1958), y propuso una reactualización del canon por donde debería transitar actualmente la marcha cristiana (que difiere mucho de por donde lo hace). ¿No habría sido adecuado incluir esta (o alguna otra composición) como muestra de respeto y homenaje al director del Himno y también músico de la casa? Así lo ha hecho sin ir más lejos la Nova. La Vella no sólo olvida su pasado y legado, sino que ignora y cancela su presente.
Por si esto fuera poco, se incluye un pasodoble de Enrique Alborch, Maig del 24 que está dedicado a la Unión Musical de Bocairente: «el títol fa referencia a la data del primer acte en que els músics de les bandes “La Vella” i “La Nova” es van unir sota la direcció del mestre fundador Àngel Bernat (…)» tal y como se recoge en las notas al programa. No sólo la Primitiva de Alcoy cae en el más absoluto olvido de quién fue y de quién es, sino que asume y presenta al público obras que identifican a otras entidades musicales, en un infame despropósito negacionista de sí misma. ¿Realmente la Primitiva está tan falta de referentes que debe recurrir a un autor que realiza una composición en recuerdo festivo de una efeméride musical de una banda ajena?
En un momento de aparente falta de referentes compositivos no debemos olvidar que la Vella tiene como músicos nacidos en su seno a Gregorio Casasempere Gisbert, gran creador e impulsor de la música para boatos cuando estos eclosionaron en la década de 1980 (como sus innovadores boatos Mozárabes) y brillante intérprete y trasmisor de música festera al frente de la propia CMP; Eduard Terol i Botella, extraordinariamente comprometido con la Vella en un momento difícil con un gesto de calidad humana inolvidable, y destacado compositor que hace unos años sorprendió y maravilló con A Don Camilo (2014), obra inspirada en Uzúl el-msélmin y refrendada en un formato de poema sinfónico que retomaba la mejor tradición de A la Meca, Abencerrajes y Cegríes o algunas marchas de Rafael Casasempere (por poner sólo unos ejemplos). Y por supuesto, los ya mencionados Vicente Juan Sanoguera Rubio y Àngel Lluís Ferrando Morales (además de José María Valls Satorres).
Antes hemos dicho que la obra más antigua es de 2000, pero no es del todo exacto, ya que también figura Uzúl el-msélmin (1914). No obstante, L’entrà dels Moros nunca debería figurar en programa. Nunca. Es la marcha mora por antonomasia, siempre fuera de programa, en lugar de representación y justo antes del Himno. ¿Alguien se imagina a la Orquesta Filarmónica de Viena incluyendo An der schönen blauen Donau (En el bello Danubio Azul) en programa y no como bis por ser un aniversario de Johann Strauss hijo? Parece harto improbable, probablemente habría optado por dedicarle una parte completa o alguna solución similar… Sin llegar a ese punto (que habría sido totalmente merecido), si se quería conmemorar el 75º aniversario del fallecimiento de Camilo Pérez Monllor, se habría podido incluir cualquier otra marcha menos conocida del autor para divulgar su obra, tal y como ha hecho la Agrupación Musical Serpis (Alma Andaluza) o la Societat Musical Nova (Baix la figuera). Quien sabe… ¿Quizás la marcha Sen Chordi (1931) en un año en que todas las bandas han olvidado incluir una marcha solemne vinculada al patronazgo del Insigne Mártir…?
Entre un concierto de repaso de pasodobles y uno de Exaltación de la Música Festera media todo un mundo conceptual, no es sólo una pequeña diferencia de denominación. Un concierto de repaso de pasodobles, donde se muestran las obras que se interpretarán en los días de Fiestas, es reaprovechar el (poco o mucho) trabajo realizado en los ensayos. Un concierto de Exaltación de la Música Festera implica programar una serie de composiciones que entroncan con una de las creaciones culturales alcoyanas más importantes, ampliándola e incorporando nuevas obras que puedan asentarse dentro de ese patrimonio. Después de dos años sin Fiestas de Moros y Cristianos el público se merece acudir al concierto de Domingo de Ramos con su alcoyanía a flor de piel, y vibrar con cada acorde que trasmita pasado, presente y futuro.
En definitiva, es un repertorio que cualquier «archimaga» mínimamente ducho en su trabajo podría firmar para un ensayo de filà, pero que nunca debería llevar la firma de la Corporación Musical Primitiva de Alcoy.