¿Cuánto se tarda en educar a un perro?

VANESA CARBONELL. Educadora/entrenadora canina y psicóloga

Muchas personas acuden a nosotros con la pregunta: ¿cuánto tiempo voy a tardar en educar a mi perro? La realidad es que la educación es un proceso que nunca termina.

Los primeros pasos del aprendizaje son los que necesitan de más tiempo y dedicación, y son los más importantes cara al futuro comportamiento de nuestro perro; pero la realidad es que los perros no son robots – por suerte -, que programas y listo, sino que son individuos que aprenden, no solo cuando nosotros pretendemos enseñarles algo, sino 24 horas al día, los 365 días del año. Ésto quiere decir, que nuestro perro puede ser un individuo sociable, y un día tener una mala experiencia con otro perro y volverse antisocial o responder con reactividad ante la presencia de perros. Ésto también quiere decir, que nuestro perro puede saber perfectamente que no debe saltar sobre las personas porque así se lo hemos enseñado, pero tener experiencias esporádicas con personas que le incitan a ponerse a dos patas y le refuerzan por ello con caricias. Estas experiencias harán que finalmente nuestro perro opte por modificar su conducta y comenzar a saltar sobre las personas para conseguir atención.

Como podemos ver, el comportamiento no es algo estático, sino algo que se va retroalimentando durante toda la vida. Como siempre decimos en nuestros cursos, un perro tiene dos entrenadores, nosotros y el ambiente. Todo le da información, y de todo va aprendiendo.

Teniendo en cuenta ésto, vemos la importancia de controlar o regular las experiencias que nuestro perro va teniendo a lo largo de su vida. De nada sirve que empleemos tiempo en sesiones de entrenamiento puntuales para enseñar a nuestro perro a no coger cosas del suelo, si luego no controlamos todas y cada una de las veces que está en el exterior y puede aparecer algo en el suelo. El perro discriminará muy rápidamente que cuando estamos en una sesión de entrenamiento no debe cogerlas, pero que cuando va paseando puede escabullirse de nosotros y robar algo del suelo, reforzándose de esa forma el comportamiento, ¡él solo!

Todos y cada uno de los comportamientos o habilidades que enseñemos a nuestro perro debe ser “mantenidas” en el tiempo, ya que, no debemos olvidar, que suelen ser cosas que nos interesan a nosotros, los humanos, y no a ellos; como por ejemplo, que se siente y espere cuando en realidad sería más interesante ir a explorar algo, que no coja algo muy apetitoso del suelo, o que permanezca con nosotros cuando hay un gato correteando por los alrededores. Si no mantenemos los comportamientos que nos interesan, el perro optará por realizar los comportamientos más naturales para un perro, que será ir a explorar eso interesante, coger eso apetitoso del suelo o correr detrás del gato.

Pero entonces, ¿cuál es la mejor forma de educar a nuestro perro? Lo ideal será optar por comenzar la educación lo antes posible, de hecho, lo óptimo sería que los humanos se formaran antes de que el perro llegara a casa, para comenzar la educación de una forma correcta desde el momento 0 que el perro pisa su nuevo hogar, así evitaremos correcciones y situaciones indeseadas generando hábitos incorrectos. Comenzaremos enseñando al perro los ejercicios básicos que todo perro debería saber, entrenándolos de una forma ética, empática y científica. Estos ejercicios son: target, sentado, echado, quieto, acudir a la llamada, caminar relajado con correa, dejar de atender a algo y soltar. Estos 8 ejercicios nos darán herramientas para disfrutar de nuestro perro de una forma relajada, ya que le habremos enseñado qué tiene que hacer en cada momento, de una forma amable y divertida. Una vez el perro ha adquirido todos estos ejercicios en un ambiente controlado, como puede ser en casa, pasaremos a generalizarlos, es decir, a enseñarle al perro que deben realizarse en cualquier entorno y bajo cualquier circunstancia. Una vez generalizados los comportamientos, solo nos quedará hacer “trabajo de mantenimiento”, es decir, por un lado, seguir reforzando esporádicamente la realización correcta de los ejercicios y por otro, evitando que nuestro perro desaprenda estos ejercicios por información ambiental o influencia de otras personas o perros.

Parece un proceso largo y tedioso, pero la realidad es que puede ser un proceso tan instaurado en nuestra rutina diaria que ni siquiera nos damos cuenta de que estamos entrenando, ¡y resulta hasta divertido! Acompañar a nuestro perro en cada una de sus etapas de desarrollo, ofrecerles cantidad de situaciones nuevas para que aprendan a gestionarlas y terminen disfrutándolas, es, sin ninguna duda, lo más apasionante de compartir tu vida con un perro.

Desde hace casi 8 años, a eso nos dedicamos en Diéresis animal, a enseñaros qué es un perro, qué necesidades tiene, cómo aprenden y cómo ofrecerles una buena calidad de vida para que disfrutéis de la experiencia de compartir vuestras vidas al máximo.

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