Continuarán los macropuentes festivos

Una de las muchísimas promesas que hizo el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, al iniciar la legislatura y que ha dejado incumplida ha sido la de acabar con los macropuentes festivos que en España han estado jalonando el calendario laboral desde siempre. Esa forma de paralizar la producción del país durante uno o varios días a lo largo de algunas semanas del año, para celebrar determinadas efemérides, generalmente religiosas o de exaltación nacional y desde 1979 también los “día de la autonomía”, van a continuar durante 2016.

El presidente Rajoy, en su discurso de investidura ya manifestó que iba a racionalizar el calendario laboral para hacer compatible el derecho de los trabajadores con la competitividad de las empresas asegurando que todas las fiestas serían trasladadas al lunes de cada semana, excepto aquellas de mayor arraigo social.

El político conservador no cumplió ni una sola promesa que hizo entonces, incluso aquella que incidía directamente con las exigencias de un amplio sector de los votantes más radicales del PP como era la derogación o sustancial devaluación de la socialista ley del aborto, algo que muchos de sus electores no le han perdonado.
Con el mantenimiento de los macropuentes los dirigentes de la CE y no pocos ciudadanos del norte de Europa continuarán pensando que, gracias a los millones de euros que nos envían, los españoles seguiremos trabajando poco y dándonos a la buena vida.

El calendario laboral hace años que no me importa; los jubilados disfrutamos de un macropuente que dura todo el año. Pero nos preocupa a los millones de pensionistas españoles que se anuncie que los fondos de la Caja de la Seguridad Social se están acabando. Cada año somos más personas las que cobramos de las retenciones que la SS les aplica a los trabajadores en activo y aunque el gobierno asegura que está creando empleo la realidad es que la mayoría de las plantillas, sobre todo los sueldos, han bajado tanto que ya no se recauda lo suficiente para cubrir las nóminas mensuales de los jubilados. A las pensiones les espera un negro futuro. Y encima, para complicarlo un poco más, la media de vida de los pensionistas crece año tras año, sobre todo porque los españoles disfrutamos de una buena Sanidad pública.

Tengo ante mi vista el calendario laboral provisional para 2016. Aunque dentro de quince días llegará el macropuente del Día de la Constitución (martes) y la Purísima (jueves), con lo cual las agencias de viaje hace semanas que están publicitando “el puente de la Purísima”, el próximo mes de enero se abrirá con otro puentazo para hacer boca: del viernes día 1 hasta el miércoles día 6, que vendrá muy bien para que el personal se despeje. Y así casi todo el año, incluso alguna fiesta del “día de la comunidad” que cae, precisamente, en mitad de la semana –Castilla La Mancha, La Rioja, Murcia, Cantabria, Extremadura y Asturias han aprobado su “día” en jueves; Andalucía anuncia tres días festivos, pero siempre en lunes- con lo cual algún gobierno autonómico, sea de la tendencia política que se quiera, se pasa por el arco del triunfo la competitividad, el PIB, la reducción de la posible deuda comunitaria y hasta el sursun corda.

Parte de la patronal española lleva años pidiendo una mayor racionalidad del calendario laboral. El Estatuto de los Trabajadores señala que el Gobierno podrá trasladar a los lunes todas las fiestas que tengan lugar entre semana, salvo los cuatro días del año de mayor arraigo social, y por tanto intocables, que son Año Nuevo, Primero de Mayo, 12 de octubre y Navidad.

Desde que gobierna el PP el Estatuto ha sido saqueado por eso ha cambiado normas y como la otra patronal hotelera y turística no quiere que se anulen los puentes laborales porque les ayuda a llenar sus hoteles y restaurantes pues Rajoy les ha hecho caso. Mientras tanto, la Europa del norte nos mira y tuerce el gesto, amenaza pero nos aguanta; pensarán que somos cuarenta y seis millones de consumidores…

Cada vez estoy más convencido que el mundo de la Fiesta, con la aceptación del traslado de los desfiles festeros alcoyanos a los fines de semana, ha dado un ejemplo de sentido común, de lógica y de adaptación a los tiempos que vivimos.

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