Cal y arena

La noticia es de las que suben el ánimo: Mirofret reanudará sus actividades. La gran industria que creó y dirigió durante muchos años Vicente Miró, carrocero de pura raza descendiente de padres y abuelos también carroceros, parece que volverá a carrozar camiones, furgonetas y otros vehículos bajo la acreditada marca Mirofret. Un industrial valenciano, procedente de la cercana población de Ollería, ha asumido la continuidad de una empresa que durante los muchos años que estuvo en activo constituyó el orgullo de la industria alcoyana, junto con Carrocerías Miró Reig, firma especializada en la construcción y reparación de material rodante ferroviario, empresa cerrada a finales del siglo pasado.

Ha sido un anuncio éste de los que elevan el ánimo, no sólo porque viene a paliar mínimamente el tremendo problema del desempleo que sufre Alcoy también porque evita la desaparición definitiva de un oficio, el de los carrozados, que en nuestro pueblo tuvo larga tradición, tanto que se remonta a mediados del siglo XVIII cuando aquí hubo muchas empresas que se dedicaban a la construcción de carros, jardineras para que la burguesía industrial se desplazara a sus fincas de verano y aquellas largas “galeras” que transportaban los tejidos alcoyanos por todos los caminos de España.
También es positivo comprobar el comienzo de las obras de construcción del puente que permitirá acceder desde Santa Rosa hasta Batoy por la calle que linda con la tribuna Lateral del Collao. Aunque el retraso de estas obras era evidente –comenzaron hace más de dos años- las obras del paso elevado han continuado a buen ritmo. Este puente, que tenía que ser el tramo final de un proyecto llamado del Bulevar iniciado por el anterior gobierno municipal de PP con Jordi Sedano de alcalde, sólo ha visto completado el arranque del mismo a la entrada de la ciudad por el Norte y ahora, con el puente Santa Rosa-Batoy, en su tramo final. Este puente, igual que cualquier paso elevado que se haga en Alcoy, siempre es bien recibido debido a la infame orografía que nos rodea.

Precisamente por esto la continuidad de las obras del puente Viaducto-Zona Nord tiene que alegrarnos, mientras tratamos de superar aquél proyecto del puente de Calatrava que pudo ser y el PP no quiso que fuese. Así es que bajaremos el tramo de carretera que arranca desde la entrada del Recinto Ferial y dentro de un cierto tiempo nos daremos con un canto en los dientes por haber visto mejorado el acceso desde el centro de la ciudad hasta el populoso barrio que hasta ahora sólo podemos llegar a él, y a los servicios tan importantes que tiene como el Hospital, los Juzgados y varios colegios, a través del tramo de la carretera nacional 340 que discurre por La Alameda.
Y puestos a darnos un baño de fervor alcoyano hemos de disfrutar a cuenta con la inauguración, el próximo curso, del pabellón polideportivo, el edificio dedicado a la investigación y las plantas de aparcamiento que la Politécnica de Valencia está construyendo cerca del campus de Ferrándiz y Carbonell. Con esta obra nuestra universidad matará tres pájaros de un tiro: solución para aparcar en una zona donde no había espacios, pabellón polideportivo para practicar deportes cualquiera de los más de dos mil quinientos alumnos matriculados en la EPSA y locales para investigar. Aunque a la vista de los recortes en becas y ayudas para la investigación por el gobierno con mayoría absoluta del PP que preside Mariano Rajoy, y en su representación el ministro de Educación José Ignacio Wert, sospecho que en los nuevos locales se investigará poco, salvo que los estudiantes se lo paguen de su bolsillo.
Mientras tanto, nuestros concejales se distraen discutiendo si Alcoy debe grafiarse con y griega o i latina. Es la cal y la arena que nunca nos abandona.

Periodista jubilado

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