Antonio Criado: “Me gusta sufrir”

Suele ocurrir cada año en la Gala de L’Esport que el galardón de mejor deportista promesa sea eclipsado por los brillos del premio Juan Agudo Garat, que distingue al mejor deportista del año en la ciudad, al tratarse de éxitos alcanzados en categorías de formación y no en competiciones absolutas, aunque los logros obtenidos en 2015 por Antonio Criado, además en la categoría reina del atletismo español, tienen el peso y la prestancia suficiente para haberse hecho acreedor dos años consecutivos del premio de mejor promesa.

Pocos pueden presumir en una misma anualidad de haber subido al podio en las dos principales competiciones nacionales de su deporte o de disputar un Mundial defendiendo los colores de la Selección. Criado lo ha logrado con 17 años, mejorando en ambos cursos los resultados obtenidos en el ejercicio anterior, que le acreditan como un deportista de un enorme porvenir y en constante progresión. La nueva temporada le sitúa ante otro reto: seguir en la élite con un cambio de categoría por el medio, estrenándose como júnior tras consolidarse entre los mejores como juvenil.

–¿Contento con lo conseguido en 2015?

–Mucho, porque mi entrenador Kahlid Balala y yo comenzamos el año pensando en lo máximo, que era disputar el Mundial de Cali con la Selección. Pedían una mínima de 3:58 y la Federación quiso poner el listón un poco más alto exigiendo 3:56, dos segundos menos. Lo conseguí en la primera carrera que hice en el Velódromo Luis Puig. Más me costó bajar a 3:51. Era cuestión de esperar a que saliera la carrera y hasta la última antes del Nacional en Castellón no lo logré. Después en el Campeonato de España hice 4:01 en la semifinal y 3:58 en la final. Allí piensas más en la medalla que en la marca.

–Y después de la plata en el Nacional, terminas la temporada en Cali (Colombia), representando a España en el Mundial en una prueba mítica como son los 1.500 metros, ¿una gran alegría imagino?

–Sin duda, verme allí con aquel estadio casi lleno, una organización increíble, tan lejos de casa, con los africanos, llegué a pensar si aquello era verdad lo que me estaba sucediendo. Recuerdo que estaba muy nervioso. Intenté todo lo que pude estar delante, hasta que comenzaron los cambios de ritmo y me quedé cortado. Hubo un momento que me vi muy atrás, intenté reaccionar y logré remontar varios puestos. Estuve a dos segundos de pasar a la final y quedar entre los doce mejores del mundo. Hubiera sido increíble. Acabar decimoquinto me sabe bien porque mi marca era peor que muchos de los que quedaron por detrás. Fue una experiencia magnífica. Impone bastante verte allí. Recuerdo a los keniatas la tarde de antes haciendo series y rodando a menos de 2:50 el kilómetros.

–¿Qué retos te planteas en el nuevo año con el hándicap del cambio de categoría?

–La idea es aspirar a lo máximo. Si algo me ha inculcado mi entrenador es que no debo tener miedo en carrera porque mis rivales pueden tener un mal día y tu verte arriba. Antes me comía mucho la cabeza, me ponía bastante nervioso en las carreras. Me gustaría repetir la experiencia de correr otro Mundial. Este año será a finales de julio en Kazan (Rusia). Más que una cuestión de mínimas, será de puestos. Estarán los que ya tenía como rivales en juveniles más los que ya había en la categoría júnior. El objetivo es bajar de 3:50. Trataré de ser más selectivo y seleccionar bien las carreras. Vamos a ser cuatro o cinco para un par de puestos. El día 26 hay una concentración en Córdoba. Será la primera vez que estaremos todos juntos.

–La pasada semana tuviste el detalle de querer que tu entrenador Khalid Balala subiera contigo a recoger el premio de mejor deportista promesa por segundo año consecutivo. ¿Te une una vinculación muy especial a él?

–Al atletismo me llevó Toni Giner, pero fue él quien me dio la posibilidad de elegir entre seguir jugando al fútbol o meterme en el atletismo de una manera más seria. La mayoría cuenta con un entrenador que les hace la planificación a distancia, pero yo no cambio tener alguien en cada entrenamiento dádome consejos y exigiéndote. Para mí lo es todo en estos momentos. Tengo compañeros en el Playas de Castellón que están como residentes en el Colegio Penyeta Roja de Castellón donde estudian y entrenan, pero yo he preferido seguir en casa y tener al entrenador a mi lado.

–A diferencia de otros deportes de equipo, el atletismo exige de una gran fortaleza mental estar siempre pendiente del cronómetro.

–Soy una persona que disfruto sufriendo, me encanta. Cuando un día no puedo entrenar a tope porque estoy enfermo, me voy a casa como si me faltara algo. Disfruto entrenando, igual que me gusta mucho el ambiente que se viven en las carreras. Soy muy competitivo y no me gusta perder a nada. Para mí perder significa aprender.

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