Amic i president
“A las aladas rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero…”
Quisiera, en este momento, poder ser un humilde aprendiz del gran Miguel Hernández para expresar el profundo dolor que se siente por la pérdida de un amigo. ¡Quién pudiera! ¡Qué más quisiera yo!
He tenido que esperar unos días para poder decir algo a mi Javi Morales. Simplemente, mi cabeza no podía. Mi corazón, menos. Después de releer la elegía de Miguel Hernández a su amigo Ramón Sijé, a uno sólo le quedan ganas de enmudecer y decir: ¡pues yo!, lo mismo, mi poeta.
Tengo cientos de fotos con mi buen amigo Javi. Unas, simplemente, como amigos durante más de cuarenta años, otras fotos como compañeros de festa, con nuestra familia Realista, otras muchas institucionales, Javi, como Presidente y yo en mi etapa de Alcalde. Pero sobre todo, tengo cientos de fotografías juntos de nuestros mágicos, locos e inolvidables viajes en Bici…
Esta foto con el Danubio al fondo con estos cuatro ciclistas, maduritos e intrépidos (Vicente, Javi, Miguel y Rafa) no la hizo el amigo Solroca, qué no, no vino de reportero al viaje, sino que la hizo un servidor.
¡Qué viajes y qué ratos tan cojonudos hemos vivido juntos Javi! ¡cómo amabas la bici amigo! ¡cómo amabas la naturaleza! ¡cómo amabas la vida y la sana amistad! Yo creo que hasta Emi, tu querida Emi, que tanto te ha cuidado y querido, debe de haber sentido celos, alguna vez, de tu bici.
Querido Javi, como tú le decías en nuestras últimas caminatas, hace apenas unas semanas, a Rafa Botí (tu segundo hermano mayor, por méritos propios): ¡qué guapo fue nuestro último viaje en bici hace un par de años! Pedaleando Danubio abajo, cual canosos veinteañeros.
Cuántas veces nos hablabas sobre este último viaje al Danubio. Yo me daba cuenta que, tu rostro, al hablar, se iluminaba y olvidabas, por un rato, la cruda y dura realidad que has sufrido y vivido con tanta entereza hasta el último minuto. ¡Qué entereza Javi!
¡Qué bueno Javi!, todos juntos bicicleteando desde Alemania hasta Hungría. Por cierto, Javi, recuerdas qué buenas birras, “sin alcohol”, tenían los jodidos en Alemania… y nosotros cuarenta años sin enterarnos, bebiendo aguachirri nacional sin alcohol. “Pisum” qué tú decías, al lado de una buena birra alemana, sin alcohol,.
¡Buenos recuerdos Javi! Pero, recuerda que también que nos engañaron en la agencia de viajes (como chinos) con perdón; pues el Danubio no era azul, como nos dijeron. También nos mintieron Javi, ¡y lo sabes! El Danubio, desde donde nosotros empezamos a pedalear era del mismo color que nuestro Serpis cuando éramos chavales: gris-chocolamalteado. Si recuerdas, Javi, algunos días puntuales de tinte, el Serpis sí bajaba azul, totalmente azul; e incluso azul fosforito en algunas ocasiones y no del monótono monocolor Danubio, como se quejaba con frecuencia Miguel, con toda la razón. Algunas veces, Javi, iluso de mí, soñaba con poder tocar, algún día al piano, el Danubio azul, (en versión para torpes). Pues. ¿sabes qué, Javi? ¡qué se jodan…! Te prometo que antes, aprenderé a tocar para tí “Suspiros del Serpis” que sé que nos encanta a los dos mucho más que el mentiroso Danubio Azul de marras. ¡Eso es tete!, “Suspiros del Serpis”. Suspiros, como la poesía de Miguel Hernández, que no es un poema, sino un “suspiro”. Un “susurro” que brota de lo más profundo de las entrañas del alma. El poema del oriolano es atemporal, universal y eterno… Eterno como tú; que ya lo eres.
¡Qué grande Javi! Has sido un profesional impresionante en tu trabajo, un auténtico self made man al que nadie le ha regalado nada. Has sido un gran President que ha tomado decisiones difíciles y valientes: has sido mi Presidente. Muy grande chaval. Muy grande, amigo. Has sido honrado, leal, trabajador, dialogante, buen padre y también “algo cabezota” en cuanto autoexigencia (lo has dado todo, en todo y por todos).
En estos momentos tan difíciles, doy gracias a Dios por haberte conocido, y haber compartido una sana amistad durante tantos años. He rezado mucho por ti, Javi. Y te prometo que, rezar, no es precisamente mi fuerte. Ahora, Javi, te toca a ti interceder por los que nos quedamos aquí. Especialmente por tu familia, tu bien más preciado.
Sé que vas directo “parriba”. Javierón. Esta va a ser la escalada en bici mejor y más rápida de tu vida.
Javi, tú siempre fuiste mas flojito que yo, y algo más miedica, bajando puertos de montaña a tumba abierta. Nadie es perfecto. Lo tuyo, Javi, siempre fue la escalada, y ahí yo siempre chupaba rueda. Lo tuyo son los ascensos, subir puertos con cadencia y personalidad propia, “pegar el hachasooo” en los ascensos, como tú decías. Siempre te gustaron los retos, y los grandes escaladores: Indurain, Perico y el Pantani..
Querido Javi esta última rampa de ascenso es mucho más leve, directa y segura que la de tu Font Roja. No temas Javi, ahora ya no necesitarás ni el casco, ni el puto motor de bici electrica que planeabamos comprar el año que viene, por aquello de que nos vamos haciendo mayores. Ahora, Javi, ya tienes alas en tu espalda, en lugar de esa mochila de publicidad de la CAM que llevabas siempre en la bici pegada a tu maillot con Loctite, con el bocata, el plátano, la lata de Coca Cola, el agua y no sé cuántas cosas más. Esa mochila “enigmática y misteriosa” con la que tanto hemos bromeado durante tantos años.
Chaval, aunque fuese sólo por última vez, ¡lo que hoy daríamos algunos por poder subir las rampas de la Font Roja, que tanto amabas, chupando rueda tras de ti.
Cuando llegues da un abrazo a Toni López y Boluda de nuestra parte. Te están esperando. Toni con su bonhomía y su bici eléctrica, ya sabes que era algo cómodo y dicen que sigue igual allí arriba. Y Boluda con su sonrisa, sus consejos y su coche escoba. Era su especialidad.
No te olvides de nosotros Javi, porque nosotros siempre te llevaremos en nuestra mochila del TIC-TAT.
P.D. Javi, el Danubio no es azul. Nos engañaron, y punto. Donde tú vas, sí lo es. Te lo prometo. El que dio la vida por nosotros, no miente. Nunca.