Algo está pasando

Puede que algunos de ustedes no sea del todo consciente, pero en Cocentaina se han puesto ya manos a la obra para transformar las calles de la población en ese gran escaparate en el que se convierte cada año la capital del Comtat para acoger la Fira de Tots Sants. Con treinta grados al mediodía, no parece que estemos en final de octubre, pero ayer más de uno lo constató al levantarse de la cama y advertir que, a las siete de la mañana, la cabeza trataba de resetear un cuerpo que se negaba a ponerse en marcha tras un domingo a tope en Fontilles. Cosas de la edad.

Efectivamente, estamos en pleno otoño y ayer el director de salud pública del departamento de Alcoy nos situaba en el calendario a aquellos que nos resistimos a ello. José Fenollar convocó a los periodistas para hablarnos de la gripe, de la campaña de vacunación y esas cosas que nos recuerda cada año por estas fechas. En esta ocasión, después de haber llegado un servidor hasta el Centro de Salud Pública sudando y buscando la sombra de los árboles. De verdad, un suplicio.

Y va a ser que realmente que estamos en el último trimestre del año, porque en la madrugada del próximo domingo, el último del mes, atrasan la hora. A alguno le pillará todavía en la calle, en plena celebración del Mig Any y con la resaca del Clásico, ese partido Madrid-Barça que detiene el mundo durante dos horas, pero que aquí, como somos más chulos que un ocho, lo hemos incorporado, como un acto más, a la programación del Mig Any. Ya van dos años coincidiendo la Olleta y el partido de marras. Habrá que revisar lo del calendario. El festero y el futbolístico.

De todos modos, algo está pasando con el tiempo que parece que se ha parado o, peor, que retrocede. El Alcoyano se medirá al Athlétic Club de Bilbao. Como hace treinta años.

Todo lo que está pasando es muy extraño. Alguien, seguro, debe estar frenando el mecanismo de los relojes, evitando que pase el tiempo. Alguien interesado en que las cosas no cambien, no avancen. No tiene otra explicación. Solo eso puede justificar que se haya tardado tres años en concursar las obras de reparación de la calle Calderón, que se siga anunciando la reurbanización de El Partidor, que el PGOU no se haya aprobado, que todavía no haya llegado la solución definitiva al acceso al Santiago Payá. Y el súmmum, ni taller de empleo ni subvención. El puente de Sant Jordi seguirá cayéndose a trozos, a la espera de ser rehabilitado.

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