AGNVS Autor 2013, un rioja diferente
Cuando uno se planta en una vinoteca o en el lineal de un supermercado, delante de la zona de vinos de Rioja, descubre que un vino de Rioja puede valer desde 1,50 euros hasta los 200. Pedir un Rioja en un bar o un restaurante, ya no es una señal inequívoca de calidad. La lucha por posicionarse en el mercado, la caída del consumo nacional, las grandes cosechas, la gran competencia (636 bodegas diferentes, más de 2.000 marcas y 400 millones de botellas)… han producido que muchas de estas bodegas deban bajar precios para poder sacar sus excedentes. Es la temible ley de la oferta y la demanda.
Existen tres subregiones que integran la DOCa Rioja. Siendo una de ellas, la Rioja Alavesa, y es en esta subregión, donde los elaboradores, cansados de la lucha de precios, hayan decidido emanciparse e intentar buscar una diferenciación de sus hermanas, empezando a salir algunas de ellas al mercado sin la contraetiqueta de Rioja. Las razones para tomar esta decisión son múltiples, suelos más pobres, menores producciones por hectárea, bodegas más pequeñas… que hace imposible que puedan competir en precio, pero no en mayor calidad.
Es justo en esta zona de Rioja, en el pueblo de El Ciego, en donde encontramos bodegas Valdelana, una bodega cuyos orígenes se remontan al siglo XVI. Juan Jesús Valdelana es el actual enólogo de la bodega, trece generaciones le preceden y con su diferente forma de elaborar seguro que muchas otras le seguirán. En su bodega, además de un museo etnográfico y del vino, donde podemos descubrir cómo vivían los riojanos hace 7.000 años, podemos realizar en sus viñedos una sorprendente cata maridaje con estrellas, algo nada habitual y realmente fascinante.
Pero no olvidemos lo que realmente importa, el vino, Bodegas Valdelana desarrolla dos marcas, Valdelana, donde encontramos sus vinos blancos, rosados, crianzas… que podríamos describir en cierto modo como más sencillos. Y su gama de autor, de mayor expresión.
Es en esta segunda clasificación donde encontramos AGNVS autor, un vino procedente de uvas de suelo arcilloso calcáreo, en ladera, que consigue que la vid sufra, tenga que buscarse la vida y que por ello cada racimo que nos brinda sus cepas, sea una concentración de fruta madura, ciruelas, moras y arándanos en nariz. Esta concentración del racimo también produce que nos encontremos en boca un vino potente, carnoso y aterciopelado y para redondearlo nada mejor que un leve toque de barrica que le aportan su estancia de 4 meses en roble Allier, y que acentúan su finura, su complejidad aromática, con toques balsámicos y ahumados. En definitiva, es un vino que nada tiene que ver con los clásicos riojas y es que sólo con servirlo en la copa notaremos un color violáceo, con mucha capa, que ya nos marca la diferencia.
¿Quién dijo que todos los vinos de Rioja son iguales?, ¿Quién dijo que no me gusta el Rioja? En Rioja la simplicidad es un error y nada como este vino para darse cuenta.
Salud!