Cambio de tercio en el CD Alcoyano

La semana con mayores nubarrones desde que Juan Serrano es presidente del Alcoyano, con el equipo a cuatro puntos por encima de la promoción de descenso y los partidos contra Lleida y Elche a la vuelta de la esquina, ha sido solventada por la comisión deportiva con el nombramiento de un desconocido de los banquillos de la Segunda B, que solo acumula 11 partidos de experiencia en el Eldense el pasado curso.

De esta manera, el argentino Mario Barrera, que el martes cumplió 51, se convierte en el tercer técnico de la temporada, todo un récord negativo en la historia reciente del club, como sustituto de Galiana, cesado fulminantemente el lunes por los malos resultados. Con su designación, el Alcoyano cambia de tercio, destierra el fútbol basado en la posesión con el que fracasó el técnico murciano, para refugiarse en el pragmatismo del resultado para tratar de reactivar a un equipo con una base muy importante de la plantilla que la pasada temporada fue subcampeona.

Aterrizó joven en España

Para ello se encomienda a un técnico que se estrenó en Segunda B con una experiencia efímera en el Eldense, pero que en Tercera se sentó en los banquillos de Torrevieja, Torrellano y Orihuela fugazmente. Durante dos años, entre 2005 y 2007 fue director deportivo en el Elche, cargo que también ostentó en Girona en 2011. “Estaba seguro que en algún momento entrenaría aquí. Las veces que vine estando en el Elche quedé enamorado del ambiente futbolístico que se vive en el Collao”, confesó en su presentación como nuevo técnico blanquiazul.

Formando en la cantera del Newell’s Olds Boys, un histórico del fútbol argentino, con 18 años viajó a España para firmar por el filial del Mallorca y ya se quedó en Europa. Además jugó en Francia y como entrenador tuvo una pequeña experiencia en el fútbol búlgaro, pero su equipo acabó bajando a Segunda División. “Soy una persona clara, transparente, honrada y sincera”, se declaró, mientras que futbolísticamente se significó como un entrenador “resultadista” que prefiere mantener la portería a cero que jugar partidos de ida y vuelta: “Me gusta que mis equipos sean serios y estén bien situados en el campo. Sé donde estoy, esto es Segunda B, el equipo no se tiene que adaptar a mí sino yo al equipo. En ese sentido estoy satisfecho con lo que tengo”.

Barrera, respecto al reto que se le plantea por delante, aseguró que “ahora mismo lo único que me preocupa es el partido de Lleida. En fútbol no hay mañana. Hay un grupo espectacular. He visto algunas cosas que me gustan mucho y otras no tanto que quiero modificar, pero por mi forma de ver el fútbol. Lo que voy a pedir a los jugadores son cosas que pueden hacer sin problemas. Van a ser cuatro conceptos básicos y que el día del partido se noten los cambios. La única forma de que la manta nos alcance para taparnos pies y cabeza es encogerse y eso supone acortar los espacios entre líneas, ser más compactos y agresivos y conseguir no encajar goles tan fácilmente. Soy de los técnicos a los que no les importa ganar 1-0, de penalti injusto y en el último minuto”.

Cree como su antecesor, del que dijo guardar una cercana amistad, que en el Collao esta temporada no se han hecho las cosas tan mal para que los resultados sean tan adversos: “Ha habido una suma de muchos aspectos que han provocado que a los jugadores les entre ansiedad y haya cierto punto de estrés a la hora de jugar. La plantilla debe ver que son un buen equipo que no debe demostrar nada porque ya tienen una carrera hecha. Quizás será necesario hacer una pequeña o gran modificación para llegar con mayor contundencia al área y también mejorar en defensa. Es como asomarse al balón y ver, lo único que nos importa es ganar. Ahora mismo no hay 11 jornadas por delante, solo pienso en el siguiente partido, que es el Lleida, y afrontarlo como si fuera el último”.

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