Las cuentas del Titànic. LOLA ALBA. Diputada nacional del PP

El Govern del Botànic ha presentado sus presupuestos para 2018 y saca pecho con la mayor consignación presupuestaria en la historia de la Generalitat Valenciana, nada menos que 19.956 millones de euros. Sin embargo, absolutamente todo es discutible en estas previsiones.

Los ingresos que prevén PSOE y Compromís (a expensas de que Podemos los corrija en su tramitación parlamentaria y salgan adelante) ya son discutibles y en algunas partidas ilusorios, pero no podemos perder de vista algunos datos reales y que han beneficiado a esta autonomía. Es cierto que la Comunitat Valenciana está mal financiada porque así lo aprobó un gobierno socialista con la firme oposición del Partido Popular, que ya avisó de que ese sistema nos llevaría donde estamos: casi a la cola en cuanto a financiación.

Ahora bien, sin haber cambiado el modelo y gracias a la recuperación económica por las medidas adoptadas por el Gobierno de Mariano Rajoy, la Generalitat ha recibido más de 2.280 millones de euros más que cuando el PPCV la dirigía. Es decir, el Botánic ha dispuesto de un presupuesto un 11% superior al del PP, lo que da para muchos colegios, hospitales, etcétera, pero estas infraestructuras sociales no han visto la luz. De hecho no se ha construido ni una infraestructura educativa que no hubiera iniciado el PP, y actualmente hay más barracones que con el último gobierno popular.

Ahora que, pese a la infrafinanciación, el Consell dispone de muchos más recursos de los que dispuso el PP la pregunta es: ¿qué hacen con ellos? Sobre el papel milagros; pero la realidad cambia cuando sales a la calle.
Llama sobre todo la atención las partidas destinadas a la Conselleria de Vicepresidencia, Igualdad y Políticas Inclusivas, que incrementa su presupuesto sobre 2017 en un 13,8%. Eso debería ser una buena noticia para todas aquellas personas a las que Compromís vino a rescatar. Sin embargo, muchos de los colectivos más desfavorecidos conocen ya la realidad, y ésta no es precisamente, la tierra feliz que prometieron.

Es verdad que Mónica Oltra dispone de más dinero que el año pasado y que en 2017 dispuso de más dinero que en 2016, pero nada de esto ha llegado a sus destinatarios. A 30 de septiembre de 2017, esta Conselleria sólo había ejecutado el 20% de las partidas de infancia y adolescencia, el 19% de Discapacidad y el 5,5% en Centros de Mayores. No basta con tener recursos, hay que gastarlos y para eso hay que trabajar y Compromís solo sabe trabajar detrás de una pancarta.

El Consell tiene a 130 centros especiales de empleo, empresas que dan trabajo a personas con discapacidad, sin cobrar las ayudas de este año y todavía no ha resuelto 28 expedientes de 2016. Por supuesto no ha tramitado ningún expediente todavía este año. Y eso que los fondos para pagar estas ayudas vienen directamente del estado, la Generalitat se limita a tramitarlas. Ni siquiera distribuye 38 millones de euros que le llegan del estado para centros especiales de empleo, porque para eso hay que trabajar, y eso es algo que se les da francamente mal.

A la fecha todavía no se han resuelto las subvenciones del 0,7% de IRPF, dejando sin financiación a un gran número de proyectos y entidades, que han venido prestando sus servicios sin que el Consell haga su trabajo.

En lo que atañe a infraestructuras, de los 649 millones de euros para inversiones en 2017 en las tres provincias, el Consell sólo ha ejecutado a la fecha 149 millones. No ha sido capaz de realizar las inversiones previstas en infraestructuras necesarias para los ciudadanos de la CV en 2017.

¿Para qué quiere este Consell incapaz de gestionar mayores recursos, si no es capaz de gastar los que ya tiene, o si realmente necesitamos más financiación con estos gobernantes? La respuesta es evidente: para la creación de organismos y agencias superfluas por importe de 384 millones de euros, para abrir una televisión o para gastar más en asesores y altos cargos de lo que jamás gastó el Partido Popular. Porque lo de “rescatar personas”, quedó en el olvido en cuanto llegaron al sillón.

Estos son los últimos presupuestos del Consell de Puig y Oltra, puesto que el próximo ejercicio se prorrogarán al ser 2019 año electoral. A las elecciones llegarán con una legislatura perdida en aventuras estrafalarias seguidismo el independentismo en Cataluña, en adoctrinamientos ideológicos en colegios y, eso sí, con una nueva televisión autonómica que loe las glorias de un cambio fracasado. Será la carta de ajuste de À punt el programa electoral de un ‘Titànic’ donde, como el barco, la orquesta sigue tocando mientras han dejado hundir el buque.

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