Lo deja Mr. Ascenso

A finales de la pasada semana, sin grandes titulares, como transcurrió la mayor parte de su brillante carrera deportiva, decidía anunciar Diego Jiménez su adiós al fútbol, vía redes sociales y entre comentarios de amigos y excompañeros, quienes no dudaron darle su ánimo en un momento tan complicado. “Era un día que tenía que llegar, más pronto que tarde”, explica el mediocentro, quien añade que “el pasado verano estuve a punto de dejarlo pero decidí seguir. Mi familia es lo principal ahora mismo y por ella tomo esta decisión. Me gustaría que hubiera sido de otra forma, pero es lo que hay y toca desconectar del fútbol durante un tiempo”.
Con el adiós de Diego Jiménez no solo se marcha uno de los grandes jugadores que ha dado la cantera del Alcoyano, sino una persona que se hacía querer tanto fuera como dentro del vestuario. Cuelga las botas Mr. Ascenso, con nueve play-off disputados, de ellos cuatro culminados con ascenso: uno a Segunda B, dos a Segunda División y uno a Primera.
El año pasado se quedó a un gol de ampliar esa estadística y ascender de Regional Preferente a Tercera con el Atzeneta. Con esa ambición arrancó esta temporada en el Castellonense de Abel Buades, después que en verano le pusiera la alfombra roja para seguir un año más, ya con 38 tacos, cuando tuvo propuestas para estrenar su carnet de Nivel II en Preferente.

–¿Es una decisión firme lo de colgar las botas?
–Muy a mi pesar, porque estaba con una ilusión tremenda, mi llegada al Castellonense me ha servido para redescubrir algunas sensaciones que creía olvidadas, con un excelente vestuario, pero la familia es la que manda ahora en mi vida, tengo un trabajo en el que afortunadamente estoy creciendo y cada vez me va mejor, y luego están mi mujer y mis dos hijos que necesitan una atención que jugando al fútbol era casi imposible. No había día que no llegara a casa antes de las 11 de la noche, luego los fines de semana estaban los partidos y llega un momento que tienes que tomar una decisión, aunque esa decisión sea dolorosa como ha sido mi caso.

–¿La lesión de rodilla ha influido en la decisión?
–En absoluto, la operación me retiró del fútbol profesional pero no de seguir jugando al fútbol. Pude colgar las botas entonces con 35 años, pero quise seguir como un reto personal y no quedarme con la espina de que el fútbol había sido quien me retirara. Me voy porque yo quiero, la rodilla está perfecta y estaba muy a gusto en el Castellonense. Se notaba que Abel Buades, nuestro entrenador, había jugado en Primera División. Eran entrenamientos amenos, únicamente en los partidos te dabas cuenta que estabas en Regional Preferente. Ahora quiero desconectar un tiempo y dedicárselo todo a la familia. Más adelante ya veremos, pero mi ilusión sería poder transmitir todo lo que he aprendido durante estos veinte años de carrera desde un banquillo. Tengo una libreta en la que he ido apuntando de cada entrenador que he tenido las cosas que me han gustado y que luego han dado resultados.

–¿Te ves algún día volviendo al Alcoyano?
–Cuando me fui del Alcoyano con 32 años y de la manera que me marché, tuve claro que iba a ser complicado volver como futbolista. Es verdad que me quedó la sensación de irme por la puerta de atrás tras nueve temporadas y siendo como soy de aquí y habiéndome formado en su cantera. Pude haberme marchado como un héroe tras el ascenso, pero quise quedarme para jugar con el club de mi ciudad en Segunda División. Deportivamente las cosas no se dieron bien, fue un mal año y luego me pasó lo del gol al Alcoyano con el Eibar, que mucha gente aún me lo recuerda y de héroe acabé en villano. Sin embargo, quien me conoce sabe como realmente soy, como pienso y lo que sufrí en aquel momento porque se dijeron muchas cosas de mi que no fueron verdad y es lo que más me duele. Algo que nadie me quitará será el ascenso a Segunda División, mi mayor alegría dentro del mundo del fútbol, mucho más que los dos ascensos que viví con el Eibar a Segunda y Primera División. Por ello, si algún día el Alcoyano llama a mi puerta, aunque ahora mismo no exista ninguna relación, no dudaré en volver. Es el equipo que llevo en mi corazón.

–¿Tanto supuso para ti el Alcoyano?
–Mi sueño de pequeño era jugar en el Alcoyano. Veía jugar a Castillo, Gandía, Montava o Barselleta y eran mis ídolos, quería ser como ellos. Cuando lo conseguí, pensé que ya lo había hecho todo, que ya había cumplido conmigo mismo. Afortunadamente la vida me llevó a vestir su camiseta durante nueve temporadas y vivir momentos increíbles. Tuve ofertas para haberme ido a otros equipos cobrando más y quizás teniendo mayor proyección, pero mi prioridad era jugar aquí y estar en casa. El tiempo que estuve fuera, siempre tuve en la cabeza el volver. En este club siempre fui muy feliz, salvo en el último año.

–¿El fichaje por el Eibar, la guinda a tu carrera?
–Sin duda, venía de un mal año, de mucha tensión y mi salida del Alcoyano no fue todo lo buena que esperaba por todo lo que se dijo. Pero lo que el fútbol me quitó el año anterior, me lo dio a la temporada siguiente en el Eibar. Disfruté como un enano. Eibar es una ciudad pequeña y yo me movía bastante por la calle. Sentías el apoyo de la gente. Fueron dos años muy buenos, además estuve muy acertado cara a portería. Marqué ocho o nueve goles en Segunda B. La gente se acuerda mucho del gol al Alcoyano, pero luego en la final contra L’Hospitalet también marqué en el minuto 80 y pico. Ese año le hice uno al Alavés, que iba líder y con la victoria nuestra con mi gol nos pusimos líderes. También marque en otro partido donde Garitano estaba en la cuerda floja y a partir de aquella victoria encadenamos una racha que nos llevó a Segunda.

Sus inicios
Diego Jiménez llegó a la primera plantilla del Alcoyano en la temporada 98/99, con el equipo en Tercera División y Toni Aparicio de entrenador. Tenía 19 años, no era titular al principio pero acabó siendo nombrado mejor jugador del equipo en la temporada de su debut por delante de Cristian, hoy técnico del Muro CF, y en una plantilla mayoritariamente de jugadores de Alcoy, con Víctor, Eduardo, Ricardo, Sefran, Pepe Cabanes, Sempere o España.
Vistió otra campaña más como blanquiazul, fichando en la temporada 00/01 por el Alzira que tenía como entrenador a Aparicio y estaba en Segunda B. Regresó al año siguiente al Deportivo tras bajar el Alzira a Tercera y en la temporada 02/03 le fichó el Alicante, que lo cedió al Villajoyosa con el que consiguió el ascenso a Segunda B y siguió la temporada siguiente. Después pasó por el Sangonera murciano, Dénia y regreso al Alcoyano, que ya estaba en Segunda B.
Seis temporadas y ascenso a Segunda División. Dos años en el Eibar con dos ascensos seguidos, uno a Segunda y otro a Primera. Estuvo muy cerca de seguir con 35 años en Eibar, surgió la posibilidad de marcharse al extranjero, estuvo cerca de jugar en la liga india pero pesó más la familia y terminó recalando en el Olímpic en Segunda B. Una grave lesión de rodilla, le llevó hasta el quirófano y la temporada siguiente terminó en el Muro en Tercera División. El año pasado decidió jugar en el Atzeneta, rozando el ascenso. Quiso colgar las botas este verano aunque el atractivo proyecto del Castellonense le acabó seduciendo pero su aventura apenas ha durado tres meses.

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