“Esto solo ha sido un golpe”

Se suele decir en el mundo del fútbol que un entrenador no obtiene el carnet hasta que no es cesado, porque hasta entonces no es consciente de la dimensión de una de las profesiones más inestables que existen. David Porres prefiere tomárselo con filosofía y como parte de la profesión porque lo suyo ha sido de Guiness. En apenas dos meses pasó de celebrar un ascenso a ser cesado en la primera jornada.

Se cumple algo más de un mes de aquel 20 de agosto que seguramente quedará grabado con fuego en su mente para siempre. Eran días complicados a nivel personal –su madre falleció cuatro días más tarde– y esa mañana el Ibiza se estrenaba en liga en su retorno a Tercera después de un celebrado ascenso apenas dos meses antes con una derrota en Can Misses por la mínima (0-1) ante el Felanitx.
Con la noche cayendo, después de llegar a su apartamento tras haber presenciado el partido Peña Deportiva Santa Eulàlia-Formentera de Segunda B, vio una llamada en su teléfono móvil. Era Rufete, director deportivo del Ibiza. Pensaba que iba a preguntarle por el equipo, como hacía a menudo, después que ni él ni Amadeo Salvo, el expresidente del Valencia metido ahora a mecenas del Ibiza, hubieran estado en el estreno liguero del equipo, pero cual fue su sorpresa que el exinternacional le comunicaba que estaba fulminado de su puesto sin dar ninguna explicación más.

revuelo nacional
Tres semanas después ha querido romper su silencio tras todo el revuelo que se montó a nivel nacional con su destitución con televisiones y muchos medios queriendo obtener explicaciones de lo inexplicable. El daño profesional es mayúsculo, puesto que David Porras no podrá entrenar en lo que resta de temporada, cuando unas pocas fechas antes había rechazado una oferta de superior categoría por seguir adelante en el Ibiza.

–Primero que nada, ¿Cómo te encuentras? ¿Has encontrado explicación a algo que no la tiene?
–Estoy bien, más tranquilo. Al final esto es fútbol. Son experiencias que te van curtiendo y formando, aunque no es un plato agradable de digerir. Lo piensas y no encuentras ninguna explicación. La pretemporada había transcurrido acorde con los plazos y los objetivos marcados. Nos habíamos enfrentado dos veces al Formentera, en los dos partidos el equipo había competido bien, con personalidad, jugando de tú a tú. Pero una cosa es la forma de funcionar del club y otra la del entrenador, ahí te das cuenta que vamos a distintas velocidades. Un técnico necesita tiempo, habían 14 o 15 jugadores nuevos, acabábamos de subir y las cosas necesitan un proceso. En el club había una manera muy particular de entender el proyecto. La inversión hecha es alta, se habían fichado jugadores muy importantes para la categoría y el objetivo desde el primer día era quedar campeón, algo en lo que estaba de acuerdo porque era consciente del gasto que se había hecho para configurar la plantilla, pero me habían contratado por mi perfil de entrenador que le gusta dominar los partidos a través de la posesión y todo tiene un proceso, había que cumplir unos plazos mínimos que no se terminaron dando por el exceso de velocidad a la que quieren ir.

–¿En algún momento llegaste a intuir que con la primera derrota iba a llegar el cese?
–Para nada, es más cuando Rufete me llama esa tarde, pensaba que era para hablar del partido. Mi sorpresa fue cuando me dijo que estaba destituido. Me lo tomé con mucha calma y serenidad. Además venía de días complicados a nivel personal. Mi reacción fue tratar de pasar página lo más pronto posible y pensar en mi casa. No fue fácil ver tu nombre en muchos medios nacionales. Mi cese ha sido tan rápido que ni siquiera se puede hablar de malos resultados. En ese sentido estoy tranquilo. En el tiempo que estuve allí traté de darlo todo, pero hay cosas que se te escapan de las manos. Cuando me llamaron, acepté porque vi un proyecto ganador, que se ajustaba a mi mentalidad. Me llevo de esta experiencia las dos caras del fútbol, la bonita con el ascenso y la amarga del cese. Tendré que ponerme otra vez las pilas y ver mucho fútbol, sobre todo de Segunda B.

–¿Este cese cambia algo tu futuro como entrenador?
–En ese sentido tengo las ideas muy claras. La experiencia de volver a un vestuario tras más de dos años sin entrenar es algo que no se me olvidará nunca. Sigo teniendo una gran ilusión por seguir como entrenador. Esto solo ha sido un golpe. Ha sido una experiencia grata que me va a servir para seguir creciendo, de ello estoy seguro. Me sabe mal por los jugadores, estoy convencido de que con la plantilla que había la gente hubiera terminado disfrutando con el juego del equipo. Había jugadores que habían apostado fuerte por fichar con nosotros pensando en la idea de juego que íbamos a tener. Devesa tenía ofertas interesantes y quiso venirse conmigo. Igual que Luis Verdú, que estuvo conmigo en el Alcoyano cuando era sub’23. Se habían fichado jugadores de una gran experiencia como David Gámiz, Barragán o Sergio Cirio. Lo hablaba con él porque hizo un doblete en el Collao con L’Hospitalet en el único partido que perdimos en el año del ascenso. También estaba con nosotros Gascón, que era jugador del Eibar en la eliminatoria contra ellos de aquel play-off de ascenso en el que nosotros pasamos con gol de Álvaro en Ipurúa. Me llevo una grato recuerdo a pesar de todo”.

–Hablemos del Alcoyano, de tu Alcoyano
–Tengo ganas de subir al Collao y disfrutar de una forma más tranquila la manera que se vive el fútbol en un escenario que es único. El año pasado pude ver un par de partidos. Cuando estás fuera, es cuando te das cuenta de lo que renuncias estando en otro lugar. Muchos de los valores como el sacrificio, la humildad o el compañerismo me los inculcó el Alcoyano desde pequeño y para mí son innegociables allá donde vaya. Son los colores que más siento, porque además de ser el equipo de mi ciudad, es el club que me dio la oportunidad de cumplir mi sueño de ser futbolista y luego darme a conocer como entrenador. Solo cuando sales tes das cuenta de su grandeza y de la reputación que tiene fuera. Es un grande de la categoría, es como se ve al Deportivo en el exterior.

–Se llegó a especular mucho tu llegada a un filial después de quedarse a las puertas de un play-off en tu segunda etapa en el Alcoyano
–Fue una pena. El árbitro mandó repetir un penalti. Falló Javi Rubio, que era un seguro. Nos ganó 0-1 el Lleida de Seligrat. Se hizo una campaña muy buena. El equipo jugaba bien al fútbol y se vieron buenos partidos en el Collao. Pocos equipos fueron superiores a nosotros. Llegamos a estar quince partidos invictos, en toda una vuelta solo encajamos un gol en el Collao y diecinueve jornadas marcando. Nos faltó frescura al final. Había jugadores de gran nivel como Rayco, Bello o Nacho Rodríguez. Nos pasó factura jugar a un ritmo muy alto. Era muy difícil mantener ese nivel todo el año. Fue la mayor enseñanza. Aprendí que para hacer ese fútbol debes tener un fondo de armario extenso para ser competitivos todo el año y que no se noten las ausencias. Aquella temporada me abrió alguna puerta y estuve cerca de fichar por un filial.

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