Acondicionado el primer tramo del refugio de Santo Romás
El Ayuntamiento de Alcoy, a través de las concejalías de Turismo y Patrimonio Histórico, ha acondicionado el primer tramo del refugio de Santo Tomás, cuyo acceso se encuentra junto al Pont de Sant Jordi.
Las obras realizadas permiten acceder al público a los primeros espacios del refugio de Santo Tomás, donde se sitúa la entrada, y recorrer los primeros metros de la galería, en la que se han instalado dos paneles con textos y gráficos que informan de las características de este elemento patrimonial.
Mañana, dentro del ciclo ‘10 excursions voltant Alcoi i el seu patrimoni históric i arqueològic’, podrá visitarse este refugio dentro de la ruta ‘Espais urbans de la Guerra Civil’, guiada por Àngel Beneito y Paco Blay, expertos en el tema y miembros del Centre Alcoià d’Estudis Històrics i Arqueològics (CAEHA). Esta visita recorrerá diferentes escenarios directamente relacionados con la contienda civil armada y se podrá acceder a los refugios de Santo Tomás y Cervantes. La salida de la ruta es a las 9’30 horas, desde el Passeig Ovidi Montllor, y no se requiere inscripción previa.
Recordar que el refugio de Cervantes fue el primero acondicionado y es visitable en todo su conjunto, contando tanto con recursos audiovisuales de ciudadanos que fueron testigos de la guerra como con el sonido de los bombardeos de la época.
Datos del segundo refugio
En lo que se refiere al refugio de Santo Tomás, apuntar que recorre toda esta calle, desde l’Escola hasta el Pont de Sant Jordi, y tiene una longitud que sobrepasa los cien metros. Ocupa una superficie de 425 metros cuadrados y está diseñado para albergar a unas 1.700 personas. En su momento disponía de luz eléctrica, retretes y una estancia para un pequeño dispensario.
Según la información facilitada, este refugio se edificó en 1937 y su estructura se proyectó mediante la construcción de una ancha galería con muros de piedra y bóvedas de hormigón. Para ganar espacio, a cada lado del largo corredor se construyeron diferentes cavidades rectangulares de tres metros de profundidad. Para proteger la obra, se cubrió con un grueso pavimento de hormigón y hierro, al que se añadió una capa de arena.
Al refugio se podía entrar mediante tres bocas de accesos: una a cada lado del Pont de Sant Jordi y otra, hoy cegada, en la calle Sant Blai. Posteriormente se le añadió otra al final de la calle Santo Tomás, al lado de la Plaza de España.