“El Collao nos tiene que dar el ascenso”

Este Alcoyano que marcha como un tiro hacia su primer play-off en cuatro temporadas tiene multitud de caras, no solo la de sus futbolistas, que al fin y al cabo son los artífices y verdaderos protagonistas. Detrás de esta bonita historia hay otras muchas que son menos familiares pero que igualmente importantes. No marcan goles, ni paran balones, ni tampoco hacen regates. Constituyen la otra cara, la que se mueve en los despachos. Cuadran presupuestos, saben de números y su mundo son las relaciones.

Y ahí adquiere todo su protagonismo Fernando Ovidio, un exfutbolista metido a gerente al que un desgaste de cartílago de su rodilla le obligó a colgar las botas con apenas 29 años tras pasar por varios de los principales clubes de la provincia de Tercera División. Pasó a un banquillo e hizo carrera en el fútbol base del Alicante, entrenando desde su equipo benjamín hasta el filial al que ascendió a Preferente, hasta que Antonio Solana le subió a los despachos y fue la mano derecha del constructor en aquel Alicante que a mediados de la pasada década le discutió la supremacía al Hércules en la capital y lo llevó hasta Segunda División.

Llegó al Alcoyano en un momento histórico para la entidad, recién ascendido a Segunda División después de 42 años, hace de eso seis temporadas, y se encontró con un club con mentalidad familiar recién aterrizado en el fútbol profesional con verdaderos trasatlánticos como Deportivo, Celta, Valladolid, Murcia o Elche. “Fueron semanas complicadas porque había que reunir una serie de documentación que el club no tenía, pero sobre todo fue difícil porque el primer requisito que nos exigieron fueron los 500.000 euros que hubo que reunir antes del 31 de julio para que el equipo pudiera ser inscrito, lo que finalmente se logró con mucho esfuerzo con la aportación de patrocinadores y con la campaña de socios”, recuerda.

–¿Qué pasó para que no se consiguiera la permanencia?

–“Fue un tema estrictamente deportivo y de falta de experiencia, no una cuestión económica como nos pasó a nosotros en el Alicante. Acababa de estallar la crisis y la entidad dependía de las aportaciones de empresarios de la construcción. Fue un final muy triste de un club en el que durante más de una década se vivió como Dios, pero que en el último año y medio fue una auténtica pesadilla con impagos, concurso de acreedores… Lamentablemente fue una escuela de lo que no tiene que ser un club de fútbol que vive de un solo bolsillo. Pero también sucedió en Orihuela, Benidorm y otros más equipos que acabaron desapareciendo.

–Esa travesía del desierto en la que el Alcoyano ha estado inmerso en los últimos cuatro años por ha terminado y se vislumbra la luz esta temporada.

–Queramos o no nuestra realidad es que el año pasado tuvimos medio millón de euros para jugadores y esta temporada disponemos 420.000 euros para plantilla. Estamos en un grupo en el que hay filiales con un gran potencial económico como los del Barça, Valencia, Villarreal o Espanyol. Luego están equipos como Llagostera o Hércules con millón y medio de presupuesto o el At. Baleares, que cuenta con capital alemán. Hicieron la pretemporada en Alemania y a sus jugadores les han dejado un coche de una firma que les patrocina. El mismo Ebro que ha subido este año paga en algunos casos más dinero que nosotros. Ante eso hemos de jugar con otras bazas como el cobrar al día, la afición, el trato profesional… Eso hace que haya futbolistas que estén dispuestos a venir perdiendo dinero. Esta temporada hemos conseguido una plantilla en la que la mayoría son de la zona. Clubes como el Llagostera o el Hércules les da igual de donde vengan, porque pagan bien, pero nosotros hemos de buscar el mayor número de futbolistas del entorno para tener esa pizca de implicación que con jugadores andaluces, por poner un ejemplo, les da igual jugar en el Alcoyano que en El Ferrol porque están lejos de casa.

–Háblanos de Juan Serrano, con el que llevas ya seis temporadas.

–Pensamos muchas veces de manera distinta, pero esa discrepancia enriquece nuestra relación. Él aplica su visión empresarial de las cosas y yo trato de aportar mi experiencia de tantos años en el mundo del fútbol. Es una persona muy sufridora, entregada en el día a día. Es un excelente presidente, pero sobre todo buena gente. Yo soy más del día a día que del partido a partido. No me dejo llevar fácilmente por las euforias. Ahora que las cosas van bien, muchos ya piensan en Segunda División. Subir está complicado, pero es verdad que hay mucha ilusión, veo al equipo muy metido y lo podríamos conseguir con esta plantilla. Sobre todo hemos de tener suerte con las lesiones. El domingo jugamos sin tres teóricos titulares, es la grandeza de este equipo. Íbamos 3-0 y mi principal preocupación era que no se lesionara nadie.

–¿Por qué no se reforzó más el equipo en el mercado invernal?

–Queremos cumplir con los compromisos actuales y también el entrenador tenía claro que si venía alguien era para sumar, no como relleno. La cesión de Liberto estaba bien encarrilada, pero empezó a jugar y el Elche le hizo ficha profesional. Quisimos a Emaná, pero el Nàstic nos pedía 50.000 euros por la cesión. Encima no teníamos ninguna ficha libre de sénior y había que dar bajas. Somos conscientes de las limitaciones de la plantilla pero estábamos supeditados al tema económico.

–Toca el turno de Seligrat

–Le conozco desde hace diez años, en alguna ocasión ha estado cerca de venir, pero su llegada al Alcoyano nos ha venido bien a los dos. A nosotros porque necesitábamos ese empujón con un entrenador de su nivel y a él porque venía de una experiencia dolorosa en el Huracán. Es una persona trabajadora, muy implicada y comprometida. Su idea es subir con el Alcoyano y seguir. Incluso estando otro año en Segunda B, su continuidad es una opción real. Clasificando al equipo para el play-off estará renovado, pero no soy persona de forzar las situaciones y si alguien viene para llevárselo, en el Alcoyano no quiero a nadie a disgusto.

–Con el adiós de Devesa es obligatorio hablar de la cantera.

–Devesa no estaba a gusto porque llevaba un tiempo perdiendo protagonismo dentro del equipo. Él también había llegado a una edad en la que no podía conformarse con ver los partidos desde la grada o en el banquillo. En noviembre hablamos y decidió dar el paso. El tema de la cantera es delicado. Tenemos el Alcoyano B pero solo tres o cuatro futbolistas son alcoyanos. Con los que hablamos, nos dijeron que preferían ganar 200 euros al mes en el Contestano o el Atzeneta, que venir con nosotros. Creo que era el año con una plantilla del primer equipo tan corta para hacer una apuesta fuerte. A nivel de fútbol base, clubes como el Alcoyano, estamos desprotegidos. Este verano nos vinieron tres padres de jugadores del juvenil que querían la baja para marcharse al juvenil de División de Honor del Hércules con la excusa de los estudios. Viene un Valencia o un Villarreal con su potencial y no puedes hacer nada. Tenemos el caso de Ángel, ahora lo estamos disfrutando porque ha sido un futbolista de explosión tardía, pero si lo hubiera hecho en juveniles ya llevaría tiempo fuera del club. El año que viene, si alguien viene y le hace contrato profesional, lo fichará y nosotros no podremos hacer nada por retenerle.

–A nivel económico, ¿cómo marcha el club?

–Necesitamos que la ciudad acabe dando un paso al frente, de lo contrario siempre estaremos dependiendo de las aportaciones de los accionistas mayoritarios para equilibrar los presupuestos. Ahora precisamente se va a pedir a los socios una ampliación de capital de 200.000 euros para prevenir esas posibles dificultades que puedan surgir en los próximos meses. Alcoy es un sitio espectacular para el fútbol, pero la entidad necesita de más apoyos. Sería ponerle el lazo a una temporada que está siendo espectacular. Tengo claro que en otro sitio no lograríamos ni meternos en la Copa del Rey con nuestros medios. Estamos luchando con verdaderos monstruos económicos. Están los filiales, ciudades como Badalona o L’Hospitalet con más de 200.000 habitantes, capitales de provincia como Alicante o Lleida que en un play-off son capaces de llevar cerca de 15.000 espectadores al campo.

–Entonces, ¿mal lo veo en el play-off?

–Sin embargo, ellos no tienen el Collao, que es la llave que nos tiene que dar el ascenso. En el play-off hemos de ser capaces de meter a 4.000 personas en el campo. Tiene que ser nuestra arma. El año que subió el Eibar lo ganó todo menos en el Collao. Hace dos semanas el Sabadell celebró como si fuera un triunfo el empatar en nuestro campo. Yo he venido aquí como rival y jugar aquí es muy difícil. Ahora mismo me gustaría estar más alejado del quinto. El Villarreal va a llegar, tiene capacidad para ello.

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