Con sabor americano

Hacía tres décadas que un equipo de baloncesto masculino de nuestra ciudad no pisaba una cancha de categoría nacional. Este verano el Mutua Levante NB Alcoi cogía el relevo del histórico CD Arnauda tras la renuncia de un equipo de Valencia por razones económicas. En su reencuentro con la Tercera División, una especie de Primera División autonómica, tropezó de bruces con una liga quizás más dispersa en cuanto a calidad pero tremendamente competitiva en los despachos, con al menos un extranjero por equipo.

La excepción era el NB Alcoi, que decidió embarcarse en la nueva aventura con parte del bloque del ascenso y el fichaje de jugadores de la zona con experiencia en la categoría para abaratar costes. Hasta que la realidad de la competición le ha terminado llevando a tener que subirse a ese carro de reforzar la plantilla mirando el mercado exterior.

Fede Cloquell, técnico con muchas horas de vuelo en el baloncesto valenciano y perfecto conocedor de la categoría tras su paso por Ontinyent, al que ascendió a Tercera División, tiró de amistad para reforzar la dirección del equipo y cerró el regreso a nuestra liga de David Martínez, base de Genovés, ex del Valencia Basket de Liga EBA y al que dirigió los últimos cinco meses antes de partir a Estados Unidos hace algo más de tres años para estudiar la carrera de psicología, de la que se licenció en diciembre pasado con matrícula de honor y el número uno de su promoción.

El puzzle seguía incompleto y surgió la oportunidad irrechazable tanto en lo económico como en lo deportivo de hacerse con los servicios de un base norteamericano. Otra vez, Fede Cloquell echó mano de amistades y contactó con una agencia que se encarga de traer jugadores del otro lado del Atlántico para su desembarco en el Viejo Continente.

Existen varios procedimientos, pero en el caso de Charles Cooks, que es el nuevo refuerzo del Mutua Levante NB Alcoi, al tratarse de un jugador sin nombre en Estados Unidos, debe pagar una cantidad de dinero a cambio de estar un tiempo bajo su tutela hasta que encuentra destino.

El base originario de Jackson Ville (Florida) estuvo dos meses en la Academia de Basket de Girona antes de recalar en nuestra ciudad, donde el club alcoyano asume los gastos de manutención a cambio de facilitar su rodaje en el baloncesto europeo, un paso muchas veces obligatorio para este tipo de jugadores, antes de su salto a un club profesional.

Familia de baloncestistas

Cooks procede de una familia de baloncestistas. Su hermano mayor, Chris Hill, milita en la Segunda División alemana. Ese es su objetivo a corto plazo, tener la próxima temporada la oportunidad de abrirse paso en una gran liga europea. “Mi vida es el baloncesto y quiero ser profesional. Elegí España porque fue el país que me ofreció esta oportunidad”, cuenta el americano con un marcado acento sureño.
En su país se le terminaron cerrando las puertas. Compitió a nivel de instituto cuatro años con el Dotters House Christian Academy, luego uno en Lamarie Community College y los tres últimos en Trinity Baptist College. Llegado a este punto, muchos jugadores en Estados Unidos tienen que tomar la decisión de colgar las botas o cruzar el Atlántico como jornalero del baloncesto.

Charles Cooks tiene 24 años y ya tiene un hijo de cinco. “Es lo que más echo en falta. Trato de verle todos los días a través de Face Time, pero no es fácil porque hay seis hora de diferencia horaria”, confiesa.
Se define como un base completo. “Me gusta pasar, tirar y hacer mejores a mis compañeros”. Reconoce que lleva bastante mal las costumbres de España. Una de ellas, ducharse después de un entrenamiento o un partido, algo que en Estados Unidos no es habitual. “Muchas veces, aprovecho que los compañeros se quedan a hablar tras un entrenamiento y yo me voy rápido a la ducha”, desvela entre risas.

Tampoco lleva muy bien lo de la comida. “Aquí es más sana, no tiene tantos aditivos como en Estados Unidos, pero le falta muchas veces cierto sabor. La gente es encantadora. Es una forma de vivir menos estresante y más tranquila”.

Cuenta que antes de viajar hasta nuestro país trató de asesorarse de nuestro baloncesto. “Busqué en internet, a través de high lights, mirando partidos. En Estados Unidos es un baloncesto más físico, de jugar uno contra uno. En España son reglas diferentes, es más táctico, los jugadores son más técnicos”.

En cuanto a lo que ha visto en su estreno en España, Cooks explica que “no está mal, no es la mejor liga en la que he jugado, podría estar mejor, pero estoy contento. Es una buena manera de empezar. Tampoco yo estoy a mi mejor nivel. Quizás me encuentro a un 60 por ciento y me gustaría estar al cien por cien en el tramo final de la liga. Estoy en un periodo de aprendizaje y de adaptación”.

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