Negociarán una rebaja de las exigencias contra la legionela

En los últimos tiempos –y hablamos ya de bastantes años– los casos de legionela que se han diagnosticado en Alcoy han sido considerados como aislados por la Conselleria de Sanitat y no como brotes. No obstante, y pese a haber sido retirada la condición de Zona de Actuación Especial (ZAE), la amplia trayectoria de lo que llegó a ser una crisis sanitaria, comporta que sigan extremándose prácticamente todas las medidas de seguridad posibles. Así por ejemplo, las fuentes y surtidores permanecen clausurados desde el año 1999, con alguna apertura puntual en el 2001 y en 2008, para volver a cerrarse luego, tal y como siguen ahora.

Y tal vez porque forman parte importante del paisaje urbano en prácticamente todos los barrios, ciertamente el tema de los surtidores regresa a la actualidad de forma cíclica haciendo visible y patente un problema sanitario y por ende, económico, que en realidad va mucho más allá. En este sentido, el concejal de Medio Ambiente, Jordi Martínez, recalca que la clausura de los surtidores y fuentes públicas es la punta del iceberg de “un tema mucho más grave”.

Protocolo con los requisitos

De cualquier forma, el Ayuntamiento de la ciudad y la Conselleria deberán trabajar de la mano para determinar la forma en que tienen que reabrirse las fuentes y surtidores. Ya a mediados de este año, la administración autonómica informó al Consistorio de la existencia de un protocolo que fija los requisitos para poner de nuevo en marcha las instalaciones.
El protocolo elaborado por Sanidad exige, según la información facilitada, “mediciones diarias del cloro, el pH y de la temperatura del agua, no pudiendo superar esta los 25 grados. En ese caso, habría que vaciar la fuente”, señala Jordi Martínez, quien añade que los operarios municipales deberían también comprobar diariamente el buen funcionamiento de los surtidores y si contienen suciedad.
A las medidas diarias se suman las semanales, además de una renovación mensual del agua de la instalación, entre otras exigencias.

Elevado coste

Una vez se conoce el contenido del protocolo y las medidas a implementar, es el momento de valorar los costes que tendría que asumir el Ayuntamiento, algo determinante de cara al futuro de estas instalaciones. Y a la vista de los requisitos, Martínez destaca el elevado coste y en consecuencia, la escasa viabilidad en estos momentos para las arcas municipales. Además, “tampoco adoptar esta serie de medidas nos garantiza que la legionela no vaya a reaparecer”, aclara el edil.
Por otro lado, hay que tener en cuenta la inversión que requiere la puesta a punto de los surtidores, deteriorados después de llevar años fuera de servicio. Por eso, el gobierno municipal pedirá a la Conselleria que rebaje su nivel de exigencia.

Otros usos

Sobre la mesa también ha llegado a ponerse la posibilidad de buscar otros usos a los surtidores, como podrían ser jardineras en el caso de los de menor tamaño o reconvertir los más grandes en pistas deportivas, si bien Martínez considera que no es éste el objeto de debate que se plantea en estos momentos, sino que “ha llegado el momento de negociar y abordar el tema de manera global”, incide.

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