El ingeniero viajero que desea dirigir la nostra festa
Juan José Olcina Navarro es el fester de la filà Mozárabes que va camino de convertirse, el próximo 23 de junio, en el nuevo presidente de la Associació de Sant Jordi. De todos modos, al futurible máximo responsable de la festa se le conoce por el nombre de ‘Miki’, un mote que le colocaron sus amigos de juventud y que utiliza todo el mundo, incluida su mujer, María Dolores, que se dirige a él de este modo. El apelativo le viene del popular cantante de la armónica de los años 70 y le conoce tanta gente con este apelativo que, admite con cierta sorna, “hasta mi madre me ha llegado a llamar alguna vez Miki”.
Juan José Olcina ha presentado candidatura para ser presidente del Casal. La suya es la única que aspira al cargo y méritos ha hecho a lo largo de su vida para ello. Lleva más de 50 años perteneciendo a ‘els Gats’, una vinculación que le llegó a través de su tío. “El xiquet volia vestir-se de fester” y su tío hizo el resto. Ha sido mossén Torregrosa, gloriero, caballero con Paco Jordá como alférez (2001), cabo de escuadra, ha arrancado Diana y ha visto evolucionar la festa como Mozárabe, desde los tiempos de la sede de la ‘figuereta’ de Sant Nicolauet a la actualidad. Durante ocho años ha sido Mayoral y ha formado parte de la junta directiva en los últimos cuatro años, primero junto a Rafael Tortosa y, ahora, más recientemente, con Carlos Aracil. Sus hijos, Ignacio y Jorge, son ‘Gats’ desde que nacieron. Su mujer les ha visto siempre desfilar desde la barrera “pero se está planteando vestir el traje de la filà y participar”. Un hecho que no le supone ningún inconveniente, al contrario, pues considera que la incorporación de la mujer a la festa es una realidad que no se puede cuestionar ni tiene vuelta atrás.
Con 57 años de edad se gana la vida como técnico de una Mutua de Accidentes de Trabajo, en Alicante. Es ingeniero técnico industrial. Realiza estudios sobre puestos de trabajo, enfermedades profesionales y riesgos laborales. Una labor que le proporciona un horario flexible y un tiempo libre que se hace necesario para dedicarle a la Associació. Los estudios de ingeniería son los que le aportaron la estabilidad profesional, tras un fugaz paso por el textil y ver frustrada su vocación como profesor. Además de ingeniería, estudio magisterio en la especialidad de matemáticas y, aunque llegó a ejercer en San Roque y algún otro centro en Alicante, nunca llegó a consolidar un plaza.
En San Roque jugó a fútbol, una de sus aficiones. Fue alumno de este centro durante sus primeros años de escolarización y más tarde acudió a La Salle. “Soy de la época del Bachiller Elemental y Superior”, apunta.
Fue vecino de la calle Entenza en su infancia y en uno de los muchos solares que había cerca del Mercat jugaba al balón junto a otros jóvenes del barrio. También en lo que hoy es Santa Rosa, zona en la que ahora reside, pero que dista mucho de la que conoció en aquellos tiempos. “Entonces todo eran bancales”. La afición al deporte le ha llevado a ser, durante muchos años, socio del Alcoyano. Es del Barça, pero no lo vive con la pasión de uno de sus hijos.
Se define más de campo que de playa, disfruta del entorno natural que nos rodea y estuvo vinculado al grupo scout Flor de Neu, participando en infinidad de excursiones. De todos modos, su gran pasión son los viajes. Si la ocasión se lo permite, no deja pasar la oportunidad para realizar, cada año, un gran viaje. De hecho, cuando sus hijos eran pequeños –ahora tienen 30 y 25 años– disfrutó recorriendo Europa con una autocaravana.
Su ilusión por viajar y seguir viajando, sin embargo, la tendrá que compartir con sus futuras ocupaciones. ¿Por qué ahora presidente del Casal? ¿Y por qué no?, se dijo. Nunca se lo había planteado seriamente. Pero surgió la ocasión y alguien se lo puso en cabeza. Su familia le dejó libertad para tomar la decisión. Y a él, en verdad, le hacía ilusión. “Es lo máximo”.