Rus no era ecologista

Creíamos que en esas tierras estábamos curados de espanto. Pero no. Esta semana pasada hemos caído en la cuenta que el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, sabía contar más de la cuenta. Había demostrado sobradamente que llegaba a los ‘dos milions de peles’ sin ninguna dificultad. Pero el Caso Taula, nos ha permitido saber de su infinita capacidad para contar billetes. Un crack.

El escándalo de las comisiones del césped artificial con ramificaciones en la comarca, nos ha sacado del error generalizado en que nos habíamos instalado. Hasta la fecha, muchos pensaban que Rus era realmente ecologista. Y los de la Carrasca, a su lado, unos meros aficionados. Por eso, de su interés por sembrar de campos de fútbol y pistas de paddel de césped artificial cada palmo de terreno. Pero no. No era por eso.

Y tan sensibilizada está la peña con estos temas, que los hay que andan aplicando la venda antes de producirse la herida. O buscando pelotazos desesperadamente. Aquí, a falta de escándalos mayores, los concejales de Guanyar y Compromís, Cristian Santiago y David Abad, se han metido en el papel de Holmes y Watson y, tras una profunda investigación, han llegado a la conclusión de que la empresa que debe elaborar el pliego de condiciones para adjudicar el contrato de la basura no es de fiar. La prueba: de 13 contratos 9 han ido a parar a FCC.

Para el concejal de medio ambiente, Jordi Martínez, sus dos adversarios políticos simplemente han hecho el ridículo planteando dudas al proceso y la empresa. El tiempo lo dirá.

En lo que no hay duda alguna es en que el contrato de la basura está caducado desde el mes de julio del año 2012. Desde entonces ha llovido, poco, pero ha transcurrido tiempo más que suficiente para que el contrato estuviese adjudicado y la empresa prestando el servicio como sería de desear.

Y digo esto porque ni el escándalo del césped artificial, ni las sospechas de Guanyar y Compromís, ni tan siquiera los años que lleva el contrato caducado me han sorprendido tanto como ver, esta pasada semana, a un operario baldeando la calle. Ante mis propios ojos y delante de mi casa. Insólito.

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