Victoria de autor

El bueno de Cabillo, allá donde esté, seguro que en la noche del domingo esbozaría una sonrisa y se sentiría muy orgulloso de ser del Alcoyano. Aunque no era de Alcoy y militó en clubes del renombre de Valencia o Elche, el equipo de su ciudad, se quedó a vivir entre nosotros, formó una familia y siempre presumió de alcoyanía y alcoyanismo. Este fin de semana supimos de su fallecimiento. Su recuerdo perdurará para siempre, pero el mejor homenaje que se le ha podido hacer a quien ha sido uno de los delanteros más queridos de la historia del Alcoyano fue sin duda esa victoria en el derbi.

Un triunfo tan arrebatador como inesperado, sobre todo tras el último resultado en casa y la trayectoria de un equipo que lejos del Collao solo había sido capaz de ganar dos partidos en nueve salidas y vino a firmar su actuación más impactante de la temporada en casa de un rival que llevaba 15 jornadas sin perder. Una victoria sin alardes, cimentada en el trabajo y en un descomunal ejercicio de resistencia durante una hora para asestar el golpe definitivo en el último cuarto tras madurar el partido a fuego lento.

Un simple movimiento estratégico situó el derbi en un escenario del cual supo sacar tajada. Si la semana pasada fue inevitable lanzar el dedo acusador hacia el banquillo blanquiazul tras dejar escapar en el último cuarto de hora una ventaja de 2-0, justo sería reconocer que Palop fue el gran artífice de una victoria de autor. Su acierto no fue hacer debutar a Liberto, sino adelantar la posición de Álex Cortell y que dejara la banda. El de Moncada, en la primera que tuvo como sucediera contra el Olot, armó su pierna y no perdonó demostrando que su verdadero sitio está cerca del área donde tiene un instinto especial para cazar balones sueltos.

Todo lo que vino después fue hacer realidad el sueño de cualquier aficionado blanquiazul: darse el gustazo de ver ganar a su equipo en el Rico Pérez y cómo los seguidores del Hércules abandonaban el campo antes de hora con un cabreo de mil demonios.