Memoria histórica

Los ayuntamientos de Madrid y Valencia, con Manuela Carmena y Joan Ribó al frente del consistorio, han anunciado la eliminación en sus callejeros de nombres franquistas para cumplir la ley de Memoria Histórica aprobada por el presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero en 2007. La aplicación de esta ley en el callejero de estas importantes capitales españolas ha sido posible ante la pérdida del PP de las alcaldías en dos poblaciones que durante muchos años estuvieron bajo su gobierno.

Los acuerdos municipales han levantado protestas en el sector conservador madrileño y valenciano, ciudadanos que nunca aceptaron esta y otras leyes del presidente Zapatero, sobre todo la de Dependencia, creada como ayuda a las familias que tienen y cuidan a personas inválidas o enfermas que no pueden valerse por sí mismas y que el Estado no puede atender por falta de medios. En mi opinión, ésta fue la ley de mayor trascendencia social aprobada por el gobierno socialista y que los (presuntamente) píos políticos del PP han boicoteado hasta la exageración, invocando a la economía, allá donde han mandado.

En Alcoy los cambios en el callejero se produjeron de forma ejemplar, pero a partir de la muerte del general Franco, en el año 1975. Ya en los años finales de la dictadura, y en la “Nueva Guía Urbana” editada por el desaparecido Centro de Iniciativas y Turismo de Alcoy (CIT) en 1971, gracias a la construcción de los grandes bloques de viviendas en Zona Nord, 300 del grupo San Mauro ( año 1959), 540 de Juan XXIII y Sagrada Familia (1966), así como las 86 viviendas inauguradas en Batoy en 1962, sus calles comenzaron a ser tituladas en homenaje a los grandes literatos valencianos del Siglo de Oro o para titular con los nombres de pueblos de nuestras comarcas. Batoy recogió en su callejero a numerosas montañas y cumbres de la zona, incluso algunas tan lejanas como La Safor, Bernia o Puigcampana. Las nuevas titulaciones fueron bien recibidas, pero quienes gobernaron el ayuntamiento alcoyano una vez finalizada la guerra civil cometieron tantos atropellos que aún hoy da vergüenza recordarlos. Sólo cito algunos casos.

En la Guía de Alcoy publicada el año 1943 se puede comprobar que en nuestro callejero la calle Anselmo Aracil, importantísimo empresario textil que llegó a emplear hasta más de quinientos trabajadores a finales del siglo XIX fue eliminado para titular la calle “del generalísimo Franco” (hoy País Valenciá). La calle Santa Marta la dieron al general Mola (El Camí) y la dedicada al recordado maestro José Ribera Montes pasó al general Sanjurjo (Casablanca), tres generales del ejército español que se levantaron en armas contra el gobierno de la República y que habrían sido fusilados si hubiesen perdido la guerra.

Mas, en cuestiones del callejero, los políticos locales de los años de la posguerra elevaron su fobia contra las izquierdas hasta la enésima potencia al eliminar la vía dedicada entonces al alcalde Agustín Albors, un personaje liberal, sí, pero de derechas, asesinado durante la revolución del Petrolio del año 1873; la calle del político alcoyano desaparecido setenta años antes se la dieron a San Blas…

La más profunda transformación de nuestro callejero se produjo sobre el año 1990. Las titulaciones de muchas vías recuperaron el nombre que les dio siempre el pueblo como las plazas del Carbó, Fossar, Gallines, Les Eres… o calles de La Cordeta, Caragol… El callejero se llenó de nombres de nuestros personajes ilustres: músicos, ingenieros, cronistas, religiosos, pintores, poetas, escritores, médicos, deportistas, políticos… mientras desaparecían nombres franquistas o falangistas como Girón, José Antonio Elola, Solís; la plaza de los Caídos se dedicaba a Miguel Hernández.

Un pueblo como Alcoy, antaño considerado como revolucionario, rojo y ateo, en su callejero siempre ha respetado las titulaciones religiosas: ¡hasta 44 santos y santas tenemos hoy¡. En la Guía del Forastero en Alcoy, editada por José Martí en el año 1864, el nomenclator alcoyano ya registraba numerosos santos y vírgenes como Virgen María, San Jaime, San Mateo, San Francisco, San Miguel, San Nicolás, San Vicente, San Mauro… Siglo y medio más tarde continúan en el callejero local. Es evidente que Rodríguez Zapatero, cuando en 2007 promulgó y aprobó la Ley de Memoria Histórica, no pensaba en Alcoy.

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