Hiroshi Fujii, heredero de la tradición guitarrista alcoyana
Jordá Morey.
Con un Salón Rotonda a rebosar de un público al que sigue atrayéndole la guitarra española, tuvo lugar el pasado sábado un apetitoso recital del instrumento más genuinamente español. Apetitoso por dos motivos: el primero, por tratarse de Hiroshi Fujii, el carismático y apreciado músico japonés afincado en Alcoy desde 1992, próximo y flamante director del Himno de Fiestas, y hoy heredero por méritos propios de toda la tradición guitarrística profesional alcoyana; y el segundo, porque el público alcoyano aficionado a la música, más concretamente a la española escrita para guitarra clásica, no puede dejar de desprenderse de algo tan suyo como fue el tener en Alcoy uno de los movimientos guitarrísticos más importantes del mundo, con alumnos procedentes de distintas naciones, creado por el desparecido gran maestro alcoyano José Luis González Juliá (1932-1998), movimiento educativo nada despreciable, todo lo contrario, cercenado por personas con otras ambiciones personales a quienes les molestaba, no se sabe muy bien porqué, la guitarra, y especialmente la figura del maestro.
Hoy cada uno está en el sitio que le corresponde en la historia musical de Alcoy, aunque a los otros, en su egocentrismo particular, parece después de tantos años no importarles nada. Ni falta que hace.
Con conciertos como el ofrecido en el Círculo Industrial, se pone de manifiesto una vez más que la guitarra y José Luis González siguen vivos en la memoria colectiva alcoyana. Un revivir repleto de feliz nostalgia, sí, y que de vez en cuando materializamos como algo del presente. Con guitarristas como Hiroshi Fujii es posible.
El japonés-alcoyano hizo de su trabajo virtud; fue sencillamente un recital muy bien preparado donde Fujii demostró de nuevo el don del equilibrio musical, una buena técnica de digitación sólo posible con horas y horas de intenso estudio y trabajo con la guitarra, con momentos en verdad prodigiosos como fue la emotiva y tierna interpretación de ‘Amor Profundo’, obra escrita por José Luis González y dedicada a su esposa Tere Senabre.
Magníficas todas las interpretaciones: obras de Héctor Villalobos, Stanly Myers con la famosa ‘Cavatina’ de la película ‘El Cazador’, Manuel Ponce, del granadino Antonio Ruíz Pipó, Albéniz, Enrique Granados, del que el próximo año se conmemorará el centenario de su muerte, o de Francisco Tárrega con sus memorables ‘Capricho árabe’ o ‘Recuerdos de la Alhambra’.
Sonoros y cariñosos aplausos para un emocionado intérprete que se despidió con ‘El noi de la mare’ una bellísima canción de cuna tradicional catalana.
Señalar como dato significativo, que Hiroshi Fujii tocó con la guitarra del maestro José Luis González, un instrumento de cálido y bello sonido, que combina las maderas de cedro y ciprés, construido por los madrileños y centenarios artesanos ‘José Ramirez’ en 1964; una guitarra que es una joya de la artesanía, por cuya caja de resonancia han pasado millones de notas excelentemente ejecutadas.