Fran Miranda: el gentleman del Collao
Fran Miranda, además de ser todo un gentleman por su educación y porte, es el futbolista que todo entrenador quiere tener en su equipo por el despliegue y sentido táctico. Indiscutible desde la pretemporada, es el futbolista de los que llegaron en verano que mejor se ha adaptado a las exigencias de Andrés Palop con su compromiso y un despliegue físico casi marcial a la hora de equilibrar un equipo diseñado para atacar más que para defenderse.
Lo suyo en el campo es puro sufrimiento. Resulta encomiable verle terminar exhausto, al borde del agotamiento físico, después de haberse dejado hasta la última gota de sudor sobre el césped. Todo un ejercicio de aguante que Fran Miranda soporta con entereza y sin ningún tipo de reproche. Es lo que tiene estar eternamente agradecido al Alcoyano, que por segunda vez el verano pasado volvió a llamar a su puerta, también en otro momento complicado de su carrera. En 2011 fue una de las revelaciones de aquel equipo que firmó uno de los episodios más brillantes de la historia del club con el ascenso a Segunda cuatro décadas después. El extremeño ha vuelto más maduro y con la intención de quitarse la espina del descenso vivido la temporada siguiente.
–¿Tú llegada en 2011 fue un tanto rocambolesca?
–El Cerro de Reyes desapareció por impagos en enero. Fue cuando la Federación dio una prórroga de un mes para que encontrásemos equipo. En el Alcoyano se había lesionado Xavi Molina de gravedad y buscaba un mediocentro de corte defensivo. Yo entonces era sub’23, tenía 22 años, y Toni Torres contactó conmigo, otro equipo también me quería, pero acepté la oferta y es algo de lo que siempre estaré orgulloso.
–¿Aquello fue como un amor a primera vista?
–Sin duda, fueron unos meses muy intensos, los mejores de mi carrera futbolística. Estaré eternamente agradecido al Alcoyano por permitirme vivir aquella experiencia. Fue como hacer realidad un sueño de pequeño. Todo lo que se vivió en el vestuario y luego en la ciudad fue algo extraordinario.
–Hay muchas leyendas urbanas, algunas de ellas verdaderas y otras no tanto, ¿qué es lo que realmente pasó para que aquel sueño se desvaneciera tan pronto y el Alcoyano bajara al año siguiente de subir?
–Fue una decepción para todos porque aquel ascenso generó una gran ilusión en la ciudad después de tanto tiempo. Yo tenía 23 años, era mi primera experiencia fuera de casa y me enteré lo justo de la película. Viinieron jugadores que en su mayoría eran de Segunda B, con lo que ello supuso. El equipo llegó a competir bien durante seis meses pero se desinfló en el tramo final. No estábamos acostumbrados a una liga tan larga. La confianza con David Porras se fue desgastando por los resultados y tampoco hubo demasiado entendimiento con Luis César. Sus ideas no calaron en la plantilla pese a que luego se ha demostrado que es un gran técnico, nada más hay que ver lo que ha hecho en el Albacete. Fue un querer y no poder y eso que fue un año en el que bajó el Villarreal y hubo un descenso menos.
–¿Entonces aceptas la oferta del Espanyol para jugar en su filial?
–Me pusieron el caramelo en la boca, pero no fue fácil jugar en un filial sin ser ya sub’23. En esa época eran muchos los jugadores del filial que llegaron a debutar en Primera División. Yo me quedé a las puertas. Entrenaba regularmente con el primer equipo, llegué a entrar en dos convocatorias, pero cesaron a Pochettino y nombraron a Aguirre. Si Pochettino sigue en el cargo dos semanas más hubiera debutado en Primera División, de eso no tengo ninguna duda. Con el cambio de entrenador ya me centré en jugar el máximo de partidos con el filial.
–¿Aparece el Melilla y dices que ha sido una de tus mejores experiencias?
–Sin duda, después de jugar en el Alcoyano es donde más a gusto me he sentido. La gente tiene un concepto equivocado de lo que es el club y la ciudad. Fue un año fantástico y una experiencia que recomiendo. Desde el primer día te sientes muy arropado. Quien llega a Melilla luego es difícil irte de allí. Es una ciudad que te atrapa. Poder experimentar otra cultura, sus playas, la calidad de vida que tiene, fue todo un descubrimiento. Es un diamante en bruto por explotar.
–Y acabas la pasada temporada en el Jaén, ¿tu peor pesadilla?
–Por mí hubiera seguido en Melilla, pero me vino a buscar el Huesca, que terminó subiendo, y tenía la oferta del Jaén, que acababa de descender. El proyecto del Jaén me parecio bastante atractivo, pero aquello resultó un completo engaño. Hasta Navidad estábamos haciendo lo que nos pedían, íbamos bien clasificados, pero comenzaron los impagos y las mentiras por parte de la directiva, unos auténticos sinverguenzas. Tampoco el vestuario estuvo a la altura y aquello fue un auténtico fracaso. Los compañeros que decidieron aceptar pagarés aún no han cobrado. Mi decisión fue denunciar a la AFE y siguen adeudándome un par de meses y una importante cantidad de las primas.
–Estando como estabas en un momento delicado de tu carrera, surge otra vez la posibilidad de venirte al Alcoyano este pasado verano.
–Fue una alegría muy grande. Este club y la ciudad siempre serán especiales para mí. Tengo 27 años, estos tres años que estuve fuera del Alcoyano me han servido para madurar y ser mejor futbolista del que me fuí.Creo que es mi momento y no quiero desaprovechar esta oportunidad. Me marché de aquí con la espina del descenso y me gustaría volver a vivir aquellos momentos tan especiales de junio de 2011. Tengo recuerdos imborrables de esos días. Esta plantilla lo puede conseguir. Veo más calidad que entonces. Hay un buen vestuario como el que había en el ascenso. Ahora bien, no podemos dormirnos. Venimos de hacer nuestro mejor fútbol y no nos ha dado para ganar a Barça B y Badalona.