Delicatessen en el Mini Estadi
Hasta las derrotas saben bien en este Alcoyano. Es algo increíble, pero cierto. La verdad es que fue una gozada ver la segunda parte de los de Palop en el Mini Estadi con el equipo intentándolo hasta el final. Ni un mal gesto, ningún balón lanzado a voleo, todo muy académico, todo muy pulcro. Este Alcoyano despierta complicidad y se nota. Nunca perder un partido supo tan bien. Creíamos que lo habíamos visto todo con la excelente segunda parte que brindó el equipo la pasada semana contra el Reus, si bien lo visto frente al Barça B supera lo hecho en la jornada anterior en el Collao, porque jugar como lo hizo el Alcoyano tras el descanso, en el escenario que era y teniendo enfrente quien está considerado como la excelencia dentro del fútbol de toque, es algo que no está al alcance de todos. Hubo momentos en los que la superioridad blanquiazul fue tal, que llegó a vulgarizar a todo un filial del Barça, al que solo le faltó colgarse de su portería. Fue paradójico ver a jugadores que muchos de ellos pronto estarán en la élite, recurrir al patadón para quitarse el balón de encima. Una ‘delicatessen’ que dice mucho de los de Palop.
Otro equipo, viendo que los minutos apremiaban y el empate no llegaba, seguramente hubiera optado por el recurso de colgar centros al área en busca de algún error de la defensa. Nada de eso se vio y los blanquiazules quisieron morir con las botas puestas, dejando su sello personal en cada acción, con el balón como el mejor aliado. Hay que aplaudir esta apuesta del Deportivo en la segunda parte.
No se ganó pero el equipo salió reforzado de esta derrota. Suena raro en un mundo como el del fútbol donde se vive tanto de los resultados. Los de Palop tienen claro que al comienzo de la temporada trazaron una línea y va a ser difícil separarles de ese camino. Lo visto en el Mini Estadi es un buen ejemplo. El Alcoyano cayó con honores. El regalo fue ver luego que pese a la derrota, el equipo sigue en puestos de play-off, cuarto con los mismos puntos que el quinto.