Bodas de oro
Para mi familia es una gran satisfacción poder celebrar en este mes las bodas de oro de mis padres, Ángeles y José Luis. Estamos todos muy ilusionados por tan gran e importante acontecimiento. Cincuenta años juntos.
Pero para llegar hasta este punto hacen falta varias condiciones. La primera estar casados, es decir, formar un matrimonio. Y eso lo hicieron hace medio siglo y según S. Mateo 19: 5-6. El hombre dejará padre y madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Es decir, nos enseña que el matrimonio es una sociedad permanente entre un hombre y una mujer. Y esa condición se da; y la segunda, obligatoria, es que hayan pasado los años exigidos para titular el enlace con el nombre del preciado metal. Y este acto tan normal, resultará cada vez más difícil de ver y por el paso del tiempo, será mucho más, por la gran cantidad de separaciones, divorcios, y la falta de matrimonios.
Y es que el matrimonio se ha desvalorizado tanto, que muchas veces antes de casarse se firman pactos para que, si se produce la ruptura, se sepa lo que corresponde a cada parte; o se establecen unas relaciones previas, en las que con un determinado tiempo de convivencia, se llega a la convicción de decidir si se sigue adelante o no, una vez probadas las “mieles” y quizás también las “hieles”.
El matrimonio va mucho más allá de una unión entre un hombre y una mujer, en el cual, cuando nos cansamos dejamos que cada uno marche por donde vino. Tenemos que aprender a aceptarnos tal y como somos, tener ternura, alegría, dureza y fortaleza, justicia y perdón y una gran cantidad de sacrificio. Aprender cuándo no decir nada o cuándo seguir hablando, cuándo empujar un poco, y cuándo retirarse.
Significa: tú eres mi otra parte y yo soy tu otra parte. Hacer un esfuerzo para salir juntos adelante sin tener que separarse. El matrimonio no es, tú y yo, sino, nosotros. Y tomarnos muy en serio la frase que dice: “hasta que la muerte los separe”.
Y todo esto mis padres se lo han tomado al pie de la letra, haciendo posible llegar hasta aquí juntos.
Seguro que han pasado malos momentos como pareja, económicos, con el trabajo, la familia, tomando decisiones, y a saber cuántas cosas más. Pero en casa sólo transmitieron amor. Ese amor del cual tanto se habla y tantas veces de manera equivocada, sin saber realmente qué es lo que significa esa preciosa palabra. No es suficiente con decirla, hay que vivirla. Y para ello tienes que saber su verdadero significado.
Y el mejor libro donde he encontrado su mejor concepto ha sido en la Biblia. Os lo pongo en una versión moderna para su mejor entendimiento. 1 Corintios 13 Tener amor es saber soportar, ser bondadoso, es no tener envidia, no ser presumido, orgulloso, grosero o egoísta, es no enojarse ni guardar rencor, es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, soportando todo.
Y doy gracias a mis padres por hacer realidad estas palabras en su vida y de ser un gran ejemplo para los hijos, nietos, en realidad, para toda la familia. Y os animo en hacer realidad esa palabra “amor “y no tan sólo con nuestra pareja, sino con todos los que se cruzan en nuestra vida.
Que Dios nos ayude a conseguirlo, porque es realmente difícil.
Felicidades a todos los que cumplen en estas fechas las bodas de oro y, porque no, las de plata , que no es poco.