Marc Martínez: Catalán con corazón gallego

El adiós de Maestro dejó un hueco en la portería del Alcoyano que nadie ha logrado suplir. Se ficharon guardametas con experiencia en superior categoría como Unai Alba, Rangel o Diego García, pero ninguno dejó huella y se fueron al final de temporada por la misma puerta por la que llegaron. Marc Martínez es la apuesta de Andrés Palop, un portero formado en el Barça pero con corazón gallego.

Quien le escuche hablar nadie le diría que es catalán nacido en la Zona Franca de Barcelona. Más de un compañero se ha sorprendido al saberlo porque el acento gallego le delata. Sus tres años en A Coruña aparecen marcados a fuego en lo más profundo de su corazón. De allí es su mujer y también los mejores recuerdos futbolísticos. Vivió en cuestión de un año las dos caras del fútbol, un ascenso a Primera con el Dépor y un descenso a Segunda. “Hubo un antes y un después en mi carrera”, indica Marc Martínez, la apuesta de Palop para la portería del Alcoyano. Campeón de Liga y la Copa de Campeones con el Juvenil A del Barça, pasó de tocar el cielo con 18 años a ver cómo Guardiola le daba puerta.

–¿Aún te duele aquel adiós?

–Han pasado ya siete años pero sí que es verdad que lo pasé muy mal. De repente parece que el mundo se te viene encima. Tienes 18 años y vienes de ganarlo todo ese año, encima como titular. Todos los años pasaban tres porteros al filial y esa temporada Guardiola decide que fueran dos. Ver que tu sueño de pequeño se te va de repente por los suelos fue algo muy duro. Afortunadamente el fútbol no se termina en el Barça. Tuve que asimilarlo rápido. Llegó la oferta del Rácing, un equipo de Primera, su filial estaba en Segunda B y allá que me fui. Fue una decisión difícil, tenía 18 años y era la primera vez que salía de casa. Los primeros meses fueron complicados.

–En tu época de formación pasaste por Barça, Espanyol y Cornellà, las tres mejores canteras de Barcelona.

–Empecé en el alevín del Barça, en infantil me fichó el Espanyol, después el Cornellà me vino a buscar como cadete y terminé como juvenil en el Barça. Allí coincidí con Montoya, Bartra, Muniesa, Dos Santos, entre otros. Aún guardo muy buena relación con Bartra y Bojan. Me acuerdo que jugué un Torneo de Brunete con el Espanyol. En casa, que son muy culés, me hacían constantes bromas. Siempre que puedo me acerco a ver el Barça. Aquello ya está superado. Llegar al primer equipo es muy difícil y solo lo hacen unos cuantos privilegiados. Estando en el Ilicitano me llamaron para formar parte de la convocatoria del Elche en el Camp Nou.

–¿Y llega la oferta del Dépor?

–Hay un antes y después en mi carrera. Para un chaval de 20 años, que llega a un filial que está en Tercera y que de repente se ve viajando con el equipo de Segunda, además en una temporada muy bonita en la que se logró el ascenso a Primera, fue algo muy grande que me marcó mucho. Al año siguiente me tocó vivir la otra cara de la moneda y bajamos a Segunda. Ese verano me marcho de vacaciones con el compromiso verbal de que iba a seguir como segundo portero. A una semana de empezar, se había marchado Aranzubía y Fernando Vázquez decide que quiere un portero con más experiencia y se ficha a Fabrizio. Pasé de estar en Segunda a quedarme sin equipo. Me tocó volver a empezar de nuevo en el Ilicitano. A mitad de esa temporada, se lesiona Lux y el Deportivo me vuelve a llamar. Allá que me voy todo ilusionado, pero Lux terminó recuperándose y no me renovaron.

–¿El fútbol te debe una tras haber pasado por equipos importantes como Barça, Rácing, Dépor y Elche y no has tenido la oportunidad de debutar?

–Son etapas en tu vida que después las recordaré con ilusión. Haber sido convocado en unas quince ocasiones también es algo bonito, aunque te das cuenta luego que la situación era un poco engañosa porque tu verdadero sitio es el filial. Tengo 25 años, muchos por delante de carrera y no arrojo la toalla. Creo que he venido al club ideal para ver hecho realidad ese sueño que más de una vez he acariciado de jugar en el fútbol profesional.

–¿Por qué fichas por el Alcoyano?

–El año pasado acabé muy contento en el Somozas. Me salió una buena temporada. Tuve otras ofertas pero la llamada de Palop me terminó de convencer para venirme al Alcoyano. En su etapa como portero, él y Valdés fueron los que más me marcaron. Puso un gran interés en mi fichaje. Desde fuera es un grande de la Segunda B y una vez que estás dentro todavía te das cuenta de que es mucho más. Personalmente tengo la percepción de que estoy en el sitio ideal. Se nota que es un club acostumbrado a marcarse objetivos importantes. No vale solo con competir bien, te exije jugar bien. Ahora mismo no podemos pensar ya en el play-off cuando quedan aún tantos meses por delante. Hemos de centrarnos en el partido a partido, sumar el máximo de puntos y tratar de estar lo mejor situados posible cuando empiece a decidirse la competición. El grupo III siempre es muy igualado y hasta el final suelen estar siete u ocho equipos luchando por el mismo objetivo.

–¿La victoria frente al Villarreal B fue un punto de inflexión?

–Quizás sí porque hasta ahora ha sido nuestro partido más completo. Pero antes de jugar contra ellos también se hicieron cosas interesantes. Contra el Levante B, pese a perder, se hizo una excelente primera media hora. En Olot también se jugó muy bien. Lo anormal hubiera sido que en la primera jornada ya jugáramos de memoria. Somos una plantilla con muchos jugadores nuevos y eso conlleva un proceso de adaptación. Nuestra preocupación ahora tiene que ser el Reus, ganarles mañana y hacer bueno el punto que conseguimos en Lleida.

–¿Olvidada la expulsión del día del Levante B?

–Era la primera vez que me pasaba. Estuve dos días que no quería salir de casa

–¿Qué tal con Jero?

–Muy bien, nos llevamos de maravilla. Me ha sorprendido para bien. Es joven y con gran talento.

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