Un tesoro llamado Font Roja
El domingo pasado subí con mi mujer a la Font Roja. Utilizamos el autobús, magnífico servicio -gratuito para jubilados con carné municipal- que puso el Ayuntamiento. Allá arriba se había congregado una multitud y en los alrededores del polideportivo municipal aparcar el coche para tomar el transporte público fue toda una odisea. Al margen de los romeros, que participaban para celebrar la fiesta de la Virgen de los Lirios, la gran cantidad de personas que fuimos hasta el emblemático lugar acudimos porque el verano se está despidiendo de forma excepcional, con sol y calor a manta, también impulsados por la comodidad de una subida, y bajada, en modernos autobuses.
Con independencia del disfrute de tan hermoso día cada vez que subo a la Font Roja contemplo el edificio que preside el Carrascal, y en el acto pienso lo que pudo ser el FREC (Font Roja Ecocente), un gran proyecto museístico creado por el gobierno socialista que presidía Pepe Sanus para mostrar nuestro patrimonio medioambiental a alcoyanos y visitantes, que un cambio de gobierno autonómico propició el escandaloso boicot de esta iniciativa por parte de unos políticos valencianos de –para mí, también para muchos alcoyanos- triste memoria como fueron el expresidente Eduardo Zaplana y su entonces conseller de Cultura Francisco Camps. Y me pongo de mal humor.
Una visita a la ermita era obligado. El moderno interior del templo, literalmente cubierto de maderas nobles para abrigar un recinto que en pleno invierno alcanza temperaturas muy bajas, sigue encantándome igual que la inmaculada blancura del altar, un fabuloso bloque de mármol que hubo de traer no recuerdo bien si de unas canteras búlgaras o por ahí. Recordé en esos momentos que la reforma de la ermita no gustó a algunos fieles alcoyanos de la Virgen pero lo que rechazaron de plano fue el sagrario tan moderno. (Pienso, a la vista de los nuevos caminos que ha abierto a la iglesia católica el obispo de Roma, que aquella arquilla de acero inoxidable para guardar la Eucaristía que diseñó el arquitecto valenciano Carlos Meri creo que hoy la aprobaría el Papa Francisco. En cualquier caso el sagrario en su día lo aceptó ese inteligente sacerdote de Muro, entonces párroco de San Mauro y San Francisco y hoy obispo de Lleida, Salvador Giménez).
Otra de las visitas obligadas, cada vez que estamos en el Ecocentre, es al “Jardí Panmediterrani”. Del proyecto original han quedado en una serie de plantas y arbustos, algunos de frutos comestibles que hoy sólo conocemos o recordamos los mayores de edad. Porque en nuestra juventud los comprábamos en la “paraeta del tío Ximo”, ubicada cerca de la entrada a la “plaça de Dins” por la calle San Juan, que ofrecía según la época, “nyespres”, “ceroles”, “codonys”, “cireretes”, “llidóns”, “xinxols”, también “cacaus y tramusos”… Todos estos árboles y arbustos han sido recuperados para conocimiento de las jóvenes generaciones y para recuerdo de los mayores. (Mi mujer cogió una ”nyespra”, verde y por tanto aún más áspera y un servidor probó unas “cireretes” y una bolita del “alborser” (madroño) que están allí, en este encantador “Jardí” ubicado en la planta baja del Ecocentre. Todo un nostálgico “plaer”…).
El paseo por salas y aulas del soberbio edificio, cuando recuerdo lo que pudo ser, suele deprimirme bastante. Sólo le faltaba al nonato proyecto la debacle de la Caja del Mediterráneo para dinamitar todavía más el uso cultural del mismo aunque es justo y necesario reconocer que sus puertas y las salas siguen abiertas para los visitantes, pero constituyen una décima parte de lo que pudo haber sido el FREC si hubiese funcionado según el proyecto original. Muy bien ese remedo de la “Botiga del naturalista” que el domingo podía visitarse en la planta baja, con un joven naturalista dando cumplidas explicaciones de todas las frutas silvestres y otros productos naturales que antaño hubo por estas tierras.
En resumen, que por encima de vetos políticos y económicos sobre el proyecto del Ecocentro, y las incomprensiones respecto de la restauración de la ermita y el edificio central, el complejo monumental que preside el Parc Natural de la Font Roja se ha convertido en un tesoro que tenemos los alcoyanos.