Mustafá, espíritu de superación

Lo suyo ha sido como llegar y besar el santo. A Mustafá Azman, Musta como le llaman todos desde su llegada a España con 11 años, le bastó su primera hora como blanquiazul para meterse a la afición en el bolsillo. El saharaui se marchó del campo ovacionado y con la afición preguntándose de dónde había salido. Este sevillano de adopción es la viva imagen de la superación.

Comenta sin apurarse y con el salero típico de esa tierra que le acogió con los brazos abiertos con 11 años que hasta el domingo nadie había reparado en su presencia. “¿Quién es ese negro?, se preguntaban más de uno al verme. Desde el domingo ya me dicen, ¡Ah! eres el del Alcoyano. Sobre todo los niños me reconocen más ahora”. Su forma de presentarse en sociedad no ha podido ser más espectacular. Fueron muchos los aficionados que se pusieron en pie a aplaudir en el minuto 75 cuando vieron el cartel luminoso del 11 que iba a ser sustituido por Abaraham. Fue el reconocimiento a su prodigioso debut como blanquiazul, donde le hizo descosido por su banda al líder Villarreal B.

–¿Contento con tu debut?

–Sí, mucho. Sobre todo por la victoria y que con mi actuación ayudé al equipo. Tenía ya ganas. Se hizo un partidazo. Quizás muchos aficionados se sorprendieron porque no me conocían. Me salió un buen partido pero siempre se puede mejorar. La sanción de tres encuentros me perjudicó. Era normal que el entrenador en pretemporada tuviera más en cuenta el once que iba a comenzar la liga. Me ha costado coger el ritmo y estar al mismo nivel que mis compañeros.

–¿Cómo llevas lo de tu carácter?

–Mejor, la verdad. De más joven sí que he tenido bastantes problemas. Ahora ya me controlo más. Voy aprendiendo. Pequé de pardillo. Me dieron un puñetazo y me calenté. A mí me cayeron tres partidos de sanción y a él ninguno. Me sirvió de lección.

–Empecemos por el principio. ¿Cuándo llegas a España?

–En 1999, con 11 años. Vine para dos meses y ya llevo 16 años. Yo nací en el campo de refugiados de Dajla, en Sahara. Mi familia de acogida vive en Sanlúcar la Mayor, a 15 kilómetros de Sevilla, que es donde vivo.

–¿Cuándo ves las imágenes por televisión de los refugiados sirios qué piensas?

–Me siento muy identificado con ellos. Es muy duro levantarte cada día y no saber qué hacer, no ver ningún porvenir por delante. Allí las horas pasan lentamente. Muchas veces te preguntas si vale la pena seguir viviendo. La noción del tiempo no existe. Solo hay que arena a tu alrededor. Para mí venir a España ha supuesto tener una esperanza de vida. Llegar aquí y abrir el grifo y ver que sale agua fue algo muy grande para mí. Allí tenías que hacer un kilómetro o más para poder beber. Algo tan normal como comer en cualqiuer momento allí es impensable.

–¿Sigues teniendo familia allí?

–Toda, padres y mis seis hermanos. El más pequeño tiene 6 años y este verano ha estado en Murcia en una familia de acogida mi hermano de 10. Es complicado que vengan aquí conmigo. Tendría que tocarme la lotería. Ellos tienen su vida montada. Con lo que gano aquí intento ayudarles y les mando dinero. Me gustaría tener la nacionalidad española, me haría la vida más fácil de lo que la tengo.

–¿Empiezas a jugar al fútbol en España o ya lo hacías allí?

–Empecé en el campo de refugiados. Era la única forma de estar entretenido. Jugábamos descalzos, como podíamos, con un balón que hacíamos nosotros con calcetines o ropa que conseguíamos. Al llegar a España mi padre me llevó a jugar en el Sanlúcar. Estuve cuatro o cinco años con ellos y luego me marché al Coria. En este equipo debuté en la Regional Preferente andaluza. Nadie me ha regalado nada, me lo he ganado yo con mi esfuerzo. He tenido compañeros que han estado en la cantera del Betis o del Sevilla, también del Madrid, pero yo me he curtido en los campos de tierra jugando en regional. Me lo he tenido que currar mucho.

–¿Cuándo te das cuenta que puedes vivir del fútbol?

–Hace cuatro años, cuando fiché por el Alcalá en Segunda B. Fue cuando el fútbol dejó de costar dinero a mi familia y empecé a ganar para vivir.

–¿En San Roque, tu anterior equipo, eres un jugador muy querido?

–Estuve tres años, en el primero bajamos a Tercera y luego en el segundo volvimos a subir. La gente me recuerda porque fuí quien hice el gol del ascenso en Alzira en el minuto 122 de la prórroga. Fue una temporada muy bonita. A nivel personal también me salieron bien las cosas. Hice 13 goles. Del año pasado también estoy muy contento. Quizás ha sido mi mejor temporada. Tuve la tranquilidad y la confianza que no había tenido hasta ese momento. Marqué 8 goles. Este año espero estar en esa media.

–Tuviste la oportunidad por cerrar un contrato por más de una temporada pero preferiste firmar por una y al final de la liga ya se hablará de la renovación

–Es mi primera temporada fuera de casa, no sé cómo irá todo, por eso decidí firmar por una y en junio ya hablaremos. Si quieren renovarme, estaré encantado y sino lo creen conveniente, me volveré a casa o me iré a otro equipo. Para mí todo es nuevo este año. Rafa Pichardo ha tenido mucho que ver en mi venida al Alcoyano. Lo considero como un amigo por el tiempo que llevó con él. Me habló de venirme, lo de jugar en otro grupo era algo que me atraía y de momento no estoy arrepentido. No está siendo fácil para mí pero he encontrado un vestuario muy sano que me está ayudando mucho a adaptarme.

–¿Cómo estás viendo tu nuevo club?

–Se nota que se hacen las cosas de diferente manera a cómo estaba acostumbrado hasta ahora. En el San Roque el único objetivo era lograr lo más pronto posible los 40-45 puntos para salvarnos. Aquí se juega para ganar todos los partidos. El objetivo es el play-off y se ve en cada momento del día. Del grupo IV, hay muy buenos equipos, el nivel es alto y posiblemente aquí se juegue más el balón.

Advertisements

Send this to a friend