Se puede cambiar el mundo a mejor
Creo que es justo hablar de las personas y de las cosas buenas que hay en nuestra vida… de esos pequeños momentos que son tan grandes, y que no aparecen en titular alguno de prensa. Por eso me permito, con su licencia, la libertad de contar que el pasado día 30 de agosto tuve el placer y la suerte de asistir a la misa de difuntos que se celebra cada año en la iglesia de San José Obrero de Batoy con motivo de sus fiestas. Y digo que tuve el placer, porque asistí a una celebración organizada con gran cariño, dedicación y sobre todo desde el corazón. Y las cosas que se hacen desde el corazón es difícil que no salgan bien.
Me gusta llegar con suficiente tiempo a mis citas siempre que las circunstancias lo permiten y en esta ocasión esa costumbre me permitió disfrutar de los momentos de la preparación, de los últimos detalles previos… con ello ya empecé a ser consciente que iba a ser una celebración con luz propia, y que, desde luego, no me dejaría indiferente.
Aquella capilla pequeña, coqueta, sencilla… entrañable, era un ir y venir de personas que de una manera u otra iban a formar parte activa de la misa: coros, guitarras, lecturas, colocación de flores, etc. Y todo esto con una alegría realmente contagiosa.
Llegada la hora, Diego Pastor, el cura, el celebrante, se presentó para dar inicio a la misa. Es un hombre joven, entregado sin reservas a su labor pastoral, sobre todo la que tiene que ver con los más desfavorecidos. Una persona que transmite honestidad, generosidad y entrega a los demás.
Y es que la Parroquia de San José Obrero nos regaló una misa positiva, con un mensaje cercano e integrador, y de la mano de su cura pidió ayuda para la comunidad, para los dependientes del barrio, dejando claro que esto no es una cuestión de caridad sino de justicia.
El motivo por el que escribo estas palabras es porque quiero agradecer lo feliz que me sentí este día como persona y como católico. Y por ello quiero dar las gracias públicamente a Diego Pastor por su labor, su empeño y dedicación. Sin duda el barrio Batoy merece nuestra enhorabuena por contar con este grupo de personas tan especiales encabezadas por un cura de tanta valía.
Lo cierto es que en Alcoy son muchas las personas que de modo altruista y desde el voluntariado, se dedican a labores solidarias, a través de distintas asociaciones y ONGs. Algo que pudimos conocer más de cerca el pasado fin de semana en les “Trobades Solidaries”, y que también tenemos que agradecer siempre como sociedad.
La generosidad de muchas personas hace que sea más lo que nos une que lo que nos separa, lo que en definitiva nos hace confiar en que SÍ SE PUEDE CAMBIAR EL MUNDO A MEJOR.