Los hechos consumados
El último “maremeua-comestem” de Ramón Climent me ha despertado me ha hecho recordar cuando se inició el proyecto de la construcción del desdichado parquing de La Rosaleda, una obra que quienes entonces trabajábamos en el desaparecido CIUDAD y ahora aún trabajan en eNC conocimos de forma directa, por razones profesionales y porque sufrimos las molestias de las obras porque las teníamos enfrente de casa. Me adhiero a la defensa que Ramón hizo de La Carrasca sobre la cuestión del parking aunque quisiera manifestar que de este problema el único culpable fue el gobierno municipal del Partido Popular salido, no precisamente de las urnas, en julio del año 2000.
La idea de construir un parking en la plaza de La Constitución, vulgo Rosaleda, fue del gobierno socialista presidido por Pepe Sanus, que en el año 1999 ya anunció este proyecto “…ante el crecimiento comercial de la zona y el volumen de tráfico que se genera en esta área de la ciudad”. El proyecto, igual que el Auditorio y el puente Viaducto- Zona Nord de Calatrava –que no tenía curvas ni cuestas–, se perdió porque Sanus dimitió de la alcaldía. Los doce concejales del PP, presididos por Miguel Petralta, alcanzaron la mayoría absoluta en el ayuntamiento al pasar al grupo mixto el socialista Quico Carbonell. Al margen del delirio que este hecho provocó entre las filas peperas, no sólo en Alcoy también a nivel autonómico –casi todos los consellers y otros altos cargos del partido conservador se pasearon por aquí, para gozar de la caída del castillo rojo– el PP de Peralta y enseguida de Jordi Sedano porque a Miguel le premiaron con la consellería de Justicia, comenzaron a gobernar.
Las primeras decisiones importantes que tomó el PP fue vender el cuartel de Alzamora por 550 millones de pesetas y autorizar la construcción del parking de La Rosaleda a pesar que ambas decisiones provocaron grandes protestas ciudadanas. Aunque Alzamora es otra cuestión, la obra de La Rosaleda obligó a la creación de una plataforma cívica bajo el nombre de “Salvem La Rosaleda”. Hubo una campaña de recogida de firmas para conservar la pequeña zona verde en un barrio como el Ensanche, maltratado por la especulación inmobiliaria. El gobierno municipal del PP engañó a la gente igual que hacen todos los gobiernos cuando quieren conseguir sus fines, le dicen a los ciudadanos lo que quieren escuchar y luego hacen los que les da la gana con su mayoría. (Sobre este tema el jefe Mariano Rajoy podría escribir un libro). O sea, que el gobierno municipal insistió que se mantendría el porcentaje de zonas verdes previsto en el Plan General. En CIUDAD de estos años están publicadas tanto las fotos de los protestantes y excusas del gobierno de entonces, recuerdo una vez más, del PP. Salta a la vista que estas promesas no se han cumplido.
Pero el problema es aún más grave. Al alcalde Jorge Sedano –Miguel Peralta se había largado a continuar su carrera política- se le anunció, por activa y por pasiva, que si el proyecto del parking eliminaba la zona verde, o sea, si la construcción no dejaba la plaza exactamente igual que estaba, de acuerdo con las normas que se recogen en el PGOU, La Carrasca denunciaría este atentado ciudadano en el juzgado. El gobierno del PP no hizo el mínimo caso de esta amenaza. Probablemente quiso beneficiarse de esa ley no publicada en los libros que se llama “hechos consumados” por la cual, remediar un atentado urbanístico es mucho más caro que dejarlo como estaba al principio. En realidad, si no fuera por La Carrasca lo habrían conseguido ya en las dos legislaturas que continuó el PP gobernando en Alcoy no solucionaron el problema, si acaso trataron de partir la diferencia a medias, entre la ley y el hecho consumado, pero siempre dejando que el tiempo corra. Luego dejaron de mandar y los tripartitos y bipartidos que les sucedieron quisieron hacer más o menos lo mismo, una “coca boba”, pero encima no tenían dinero.
Confieso que los ingleses me gustan poco. Sin embargo en política son admirables. En el Reino Unido los políticos que hubiesen cometido este atentado urbanístico no les habrían dado tiempo a dimitir porque aún estarían corriendo por algún país africano. En España ni dimiten ni desaparecen de las listas electorales. Lo dijo Franco: “Spain is diferent”.