Más resaca festera
En el año 1976 los alcoyanos celebramos por todo lo alto el VII Centenario de nuestras Fiestas de Moros y Cristianos. El acontecimiento tuvo lugar los días 27, 28, 29 y 30 de mayo y los actos que se organizaron para magnificar la efemérides fueron numerosos y alcanzaron a la práctica totalidad de la población. El VII Centenario se desarrolló a lo largo de un mes y medio. Entre las muchas novedades que aportó la efemérides quizás la más importante fue que la Trilogía se convirtió en Cuatrilogía y las Entradas se celebraron por la tarde en días distintos. Fueron capitanes Adrián Espí (Navarros) y Armando Ferre (Verdes). Por cierto, una Entrada de Cristianos por la tarde no gustó; se extrañó el horario.
Finalizado el evento el entonces director del Periódico CIUDAD, Rafael Coloma, comenzó a publicar en el periódico, bajo el seudónimo de “Julio”, unos comentarios críticos bajo el título de “Resaca Festera”. A criterio del periodista hubo fallos en la organización de algunos actos del Centenario ; los lectores supieron enseguida quien era el autor de unos artículos que causaron malestar en el mundo de la Fiesta. Presidía la Asociación de San Jorge Enrique Luis Sanus.
En la multitudinaria comida de clausura del Centenario celebrada en la Font Roja el abogado y festero llanero Vicente Boronat, entonces vicepresidente de la Asociación, censuró agriamente en un discurso los comentarios de “Julio” e indirectamente al periódico recibiendo el aplauso de la mayoría de comensales. Un servidor defendió después al director y a CIUDAD con un artículo publicado días más tarde, después la Asociación mandó un comunicado apoyando a Boronat y así quedó todo.
He recordado casi telegráficamente el magno acontecimiento que tuvo lugar hace treinta y nueve años para justificar el título de este artículo que he plagiado en recuerdo de aquél gran periodista que fue Rafael Coloma, fundador de CIUDAD en el año 1953, servicio a su pueblo que prácticamente le arruinó pero que creó escuela y le dio a su pueblo prensa propia. Aunque el título de este artículo sugiera que trato de resucitar aquellas críticas, en primer lugar tengo que confesar que las resacas hace tiempo que me abandonaron y en segundo lugar reconozco que en las pasadas fiestas todo funcionó bien; es legendaria la capacidad de la Asociación de San Jorge y de los “primers tròns” alcoyanos para mover desfiles con miles de figurantes.
Sin embargo no me resisto a apuntar que las cabinas que instala el Ayuntamiento en diversos puntos del trayecto de las Entradas apenas cumplen con los fines deseados, en buena parte por culpa de algunas personas que los dejan sucios, casi inservibles para futuros usuarios. Algunas de estas cabinas las dejan imposibles por la suciedad que presentan y no pocas carecen de papel higiénico. La limpieza de lo que podríamos definir casi como letrina deja mucho que desear y me consta que algunas personas llegadas de fuera para presenciar nuestras Entradas, sobre todo del sexo femenino, se negaron a usar alguna cabina a la vista del panorama que presentaba su interior. Menos mal que los bares ubicados en las calles del desfile o sus cercanías toleran el uso de sus aseos y esto atenúa un problema que perjudica, y mucho, la imagen de nuestra ciudad.
Otra cuestión son los turistas que vienen a para presenciar las Entradas. De unos años a esta parte el Ayuntamiento trata de atraer turistas para promocionar nuestro pasado urbanístico y monumental, los museos y también la Fiesta con la intención de ayudar a la economía local. Si el turismo que viene a presenciar las Entradas se centra en grupos de personas mayores que nadie les ha informado que van a pasar cinco horas por la mañana y otras tantas por la tarde hacinados sobre duros asientos, colectivos que en ocasiones apenas tocan la una de la tarde o las nueve de la noche abandonan su localidad porque el autobús les espera para llevarlos a comer o cenar hasta su hotel, con todos los respetos tengo que decir que este turismo no interesa. En cuanto a recibir turistas de verdad, los que llenan hoteles y gastan en restaurantes y en comercios es algo tan difícil en Alcoy como que en España se acabe la corrupción política.