Fina Beneyto, 100 años llenos de vida

Fina Beneyto acaba de cumplir los redondos cien años. Fue exactamente el 19 de febrero, día en que invitó a la prensa para que asistiera a la celebración del centenario. Es su día, y, a pesar de la cifra, no se cansa de celebrarlo. Y es que las arrugas le salen por culpa de ser feliz.

Cocina, va al mercado, vive prácticamente sola. “No me esperaba llegar a los cien años”, ríe Fina Beneyto. Acaba de recibir un ramo de flores del actual alcalde, quien le ha felicitado por teléfono. “¿Si me gusta? Yo de políticos no entiendo”. Toni Francés también le ha dejado una carta, que se ha atrevido a leer sin gafas: “Mi gratitud por todos estos años en los que ha compartido todo desde su temprana edad.” Porque Fina no nació aquí, sino en Villena. Llegó a Alcoy a los ocho años. Vivía en La Beniata, “hasta que se inundó el piso a causa de la gota fría”. Si no se hubiera dedicado a las labores, arte que domina, le gustaría haber estudiado “medicina”. Una de sus grandes batallas es la de haberse casado dieciocho días antes de la guerra, con veintiuno. “No, ¡quince días no! Fueron dieciocho”, corrige a su nieta. Fina tiene una memoria de acero, además de nueve nietos y diez biznietos. Vicent se lleva noventa y ocho años de su bisabuela, pero Miguel es mayor. “Es una persona muy viva, ¿sabes? No te mantienes bien solo porque lo estés físicamente, también son las ganas.”

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