Hay que dar gracias

Siempre hay que dar gracias. El desfalco de la antigua Caja de Ahorros del Mediterráneo pudo ser mucho mayor. Lo ha afirmado uno de los protagonistas de la caritativa acción que tuvieron con la entidad sus dirigentes. El exdirector general de la entidad, Roberto López Abad, alcoyano para más señas, dijo el lunes en la Audiencia Nacional que las dietas que cobraban los consejeros y directivos de la entidad a la que el Estado tuvo que inyectar 5.249 millones eran pura morralla, calderilla vamos para lo que otros cobraban por ahí. No especificó, por lo visto, qué entidades ni quiénes, pero aplíquenle el chismorreo a cualquiera de las otras entidades a las que hubo que rescatar. En fin, que él y sus compinches de la CAM, fueron unos verdaderos pardillos.

Lo que tampoco es lo que era, por lo que apuntaban los titulares de la prensa del sábado y los noticiarios radiofónicos del día anterior, es la festa. Sí, la Nostra Festa. A otros niveles, pero la Associació de Sant Jordi ha tenido que salir al rescate, como el Estado con los bancos. Al rescate del Alardo y la Retreta. En pleno mes de enero, el de las Rebajas, la institución festera ha decidido rebajar un 30% el precio de la pólvora para incentivar la participación en la batalla de arcabucería del último día de la trilogía. Puro marketing, si señor. Y estudia promover la presencia de más filaes en la Retreta destinando dinero a aquellas que se animen a participar. Algunos actos de la fiesta no parecen gozar de muy buen salud, a enjuiciar por estas medidas. Menos mal que al frente del Casal tenemos ahora a Carlos Aracil, a su vez el capo de la salud comarcal, que algún remedio casero tendrá para tanto virus.

Hablando de rescates. El entrenador del Alcoyano, Óscar Cano, va a necesitar uno a no tardar. El andaluz ya sabe como ruge el Collao contra el inquilino del banquillo cuando las cosas van torcidas. Y el Alcoyano no es que no vaya recto, es que no va ni de cara al aire. Los últimos cafés en el bar de la esquina se han convertido en monotemáticos, en verdaderas tesis doctorales de cómo debería jugar el Deportivo –entrenadores los hay hasta bajo las piedras– para no seguir aburriendo hasta las mismísimas. Las piedras, digo. Pero ya lo ha dicho López Abad, siempre hay que dar gracias. La cosas todavía podrían ir peor. Y lo sabes.

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