Decisiones

Mientras que Óscar Cano se negó a hablar el domingo para la prensa de aquí, argumentado que ya lo había hecho tras el partido, donde no había ningún medio de nuestra ciudad, y sin que nadie del club le dijera nada, sí que dio la cara el vestuario, a través de una de las voces de más peso. Rubén Ramos habló claro, sin escurrir el bulto y tirando el balón hacia el tejado de los propios jugadores, cuando lo más fácil hubiera sido mirar hacia otro lado sabiendo cómo están las cosas con el técnico. El madrileño fue directo, sin el cansino discurso de otros que ya no convencen a nadie, asegurando que si alguien tiene la sarten por el mando, esos son los propios jugadores. Está claro que la equivocación del árbitro al señalar fuera de juego en el gol anulado a César Remón, no tiene culpa Óscar Cano. Ni tampoco en la cantidad de ocasiones falladas, pero no es menos cierto que un entrenador no puede permitir que un rival que está con diez se pueda dar el gustazo de hacer el gol que hizo, robando el balón en su propia área y con tres pases plantarse en el área rival, donde Brandon campó a sus anchas hasta hacer el gol. ¿Quién da las órdenes de cómo han de situarse los jugadores? Tampoco se entienden decisiones como las de descartar a Bello. No porque piense que sea indiscutible, sino porque antes de dejar fuera a un futbolista que cualquier equipo de la categoría se pellizcaría por tener en sus filas, debió meditar mejor las consecuencias. Pensar en el peor de los casos, como lamentablemente sucedió ante el Mallorca B, donde el Alcoyano necesitó de un tercera cambio y no lo pudo hacer, entre otras razones porque en el banquillo estaban el portero Javi Payá, el defensa Víctor Mongil y Javi Rubio. Habría sido el colmo dar minutos a Javi Rubio cuando ya sobre el césped estaban De Dios, César Remón, Nico Cháfer y Rubén Ramos. Recordemos el partido que el Alcoyano gana al At. Balares con gol de Bello que entró a falta de veinte minutos. Sin Bello, Mario Fuentes fue el revulsivo como delantero.

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