Miguel Valor, un caso extraordinario

A mediados de la próxima semana, un alcoyano, Miguel Valor Peidro, en la actualidad concejal de Cultura del Ayuntamiento de Alicante, será nombrado alcalde de la capital alicantina. Con este nuevo cargo, nuestro paisano redondeará una extraordinaria carrera poblada de responsabilidades políticas hasta el extremo de que ningún alcoyano había conseguido desempeñar tantos cargos públicos y durante tantos años desde que se recuperó en España el sistema electoral democrático.

Ahora, nuestro paisano ha conseguido alcanzar el primer sillón municipal alicantino incluso sin haber sido votado para este cargo en la última convocatoria electoral; en la lista del Partido Popular que entonces resultó elegida por mayoría ocupaba el sexto puesto en la lista.

Miguel Valor debería escribir sus memorias cuando se retire de la política, porque todo lo que cuente resultará apasionante. Especialmente la provincia de Alicante, sobre todo los pueblos que forman la llamada “Montaña Alicantina”, se los conoce Miguel como la palma de la mano, especialmente aquellos pueblos que al principio llevó a votar a la UCD y que luego, por pura inercia, la mayoría continuaron votando al Partido Popular.

Estos pueblos le auparon hasta la Diputación Provincial y ni uno solo dejó de recibir su recompensa en forma de mejoras de sus infraestructuras o ayudas para festejos y otras cosas.

Miguel Valor es uno de los contados políticos españoles que cobran del erario público desde que la muerte del general Franco permitió recuperar la democracia en este país. Nada menos que treinta y cinco años, desde el mes de abril del año 1979, lleva Valor incluido en alguna de las numerosísimas nóminas públicas que la democracia nos ha traído.

Comenzó como concejal del Ayuntamiento de Alcoy por Unión del Centro Democrático (UCD) que fundó Adolfo Suárez. Valor fue el número tres de aquella excelente lista, con Vicente Boronat como alcaldable, María Julia Miró y el recordado Santiago Payá, Adolfo Seguí y Camilo Cano, hasta cuatro concejales más que formaron en el consistorio por este partido. (El PSOE estuvo liderado por un gran urbanista, Pepe Sanus, que entonces ganó la alcaldía gracias a los votos de los concejales del PCE encabezados por el profesor Josep Albert Mestre Moltó con Paco Valor y Lluís Torró padre. Aquél creo que fue el mejor Ayuntamiento que ha tenido Alcoy en los últimos cincuenta años).

Valor fue concejal de Deportes en el primer Ayuntamiento democrático, en mi opinión el único en el que los veinticinco miembros del consistorio actuaron como en Fuenteovejuna, iban todos a una. Nuestro personaje inició entonces la carrera política que le llevaría hasta la Diputación, primero como diputado ucedista pero enseguida él y la mayoría de centristas se escurrieron hacia la derecha, en parte porque el partido de Suárez comenzó a romperse pero en realidad porque la mayoría de sus militantes eran de talante conservador y algunos, franquistas nostálgicos. Y Valor comenzó a subir, ascendió tanto que hasta llegó a ser consejero de Canal 9 por el PP, con despacho propio, secretaria y una generosa soldada. Todo gracias a las mayorías del PP que convirtieron TVV en su coto privado y altavoz propagandístico mientras llevaban a la empresa a la quiebra y el cierre.

Valor lleva alrededor de veinte años como concejal del Ayuntamiento de Alicante donde, según se ha publicado, dos de sus familiares han sido asesores de la alcaldesa dimitida lo que demuestra que la caridad –política– bien entendida comienza por la familia.

Repito, me gustaría que Miguel ponga sus recuerdos políticos en un libro. El éxito estaría garantizado. Pero la historia, lo que conocemos todos de su actividad pública, a grandes rasgos nos la sabemos de memoria y bien cierto que es apasionante, además de extensa. Pero a mí me gustaría que Valor nos cuente la verdad, igual que el Gran Wyoming la cuenta después del noticiario a sus telespectadores. Unas memorias que nos aclarasen todo lo ocurrido entre bastidores en la política alicantina en los últimos cuarenta años, que probablemente ya no pueda volver a vivir tan directamente si damos como buenas las encuestas que anuncian que en las próximas elecciones el Partido Popular puede perder todas las mayorías absolutas que disfruta –¡y de qué manera!– en España.

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