Navidad y Reyes, tiempos de esperanza
El descubrimiento del cartel anunciador de la CXXX Cabalgata de Reyes 2015, la iluminación ornamental que se ha instalado en las principales calles alcoyanas y el inicio de las representaciones del Betlem de Tirisiti han sido el aldabonazo que resuena en los cuatro puntos cardinales de este pueblo y que nos anticipan que las navidades y los Reyes Magos están a la vuelta de la esquina. Estos festejos, si tenemos en cuenta que los celebran prácticamente todos los ciudadanos, creo que son los más importantes de cuantos tienen lugar en nuestra ciudad a lo largo del año.
Todo comenzó con el cartel y la iluminación de algunas calles de la población, el día primero de este mes. El descubrimiento de esta pequeña obra de arte de la cartelística local está exenta de la parafernalia que rodea al que anuncia nuestras fiestas mayores todos los años apenas llega el día primero de abril, sin embargo creo que debería tener la misma trascendencia porque en Alcoy la fiesta de los magos de oriente interesa a más ciudadanos que los moros y cristianos.
El cartel anunciador de este año es delicioso, con sus aires “naif”, su camello, la simbólica escalera que es uno de los signos distintivos de nuestra cabalgata sin que haya olvidado el creador del cartel de colocar los tres reyes, simbolizados por su corona, en el orden que en este pueblo se sitúan o sea con el rey negro en el centro del desfile. Que hasta en eso somos diferentes por aquí.
El mismo día que se abría el último mes del año comenzaron las representaciones del Betlem de Tirisiti, un retablo navideño único en su género cuya fecha de nacimiento los historiadores locales no han podido determinarla, aunque consta que en el último tercio del siglo XIX ya se representaba. Quien esto firma aún recuerda el barracón que se instalaba a partir del año 1940 en la plaza del “Fossar”, frente a la entrada principal de la parroquia de Santa María. Aquél era un barracón tercermundista con la cubierta me parece que estaba formada por planchas metálicas. Dentro del habitáculo habían largos bancos para sentarse y al fondo un escenario elevado, muy simple. Como en aquellos miserables años de la posguerra civil la inmensa mayoría de alcoyanos éramos ecologistas a la fuerza la calefacción del barracón era natural y renovable es decir, a base del calor humano que aportábamos quienes asistíamos a la representaciones embozados en abrigos y bufandas.
Nuestro más que centenario retablo navideño, a pesar de sus anacronismos, ha mantenido su interés a lo largo de siglo y medio de vida precisamente por eso, por mezclar hechos del Antiguo Testamento como la huida de la Sagrada Familia a Egipto con la más rabiosa actualidad alcoyana; los moros y cristianos con el globo de Milà, un catalán que a principios del siglo XX protagonizaba espectáculos de ascensión en globo, novedad incluida en el retablo para que el Tirisiti disfrutase de un paseo aerostático y ahí ha quedado. También forma parte de la representación el popular torero Andrés Coloma “Clásico”, nacido en Ibi pero considerado alcoyano a todos los efectos, personaje popular en la década de los años 20 del pasado siglo, que continúa en el belém quizás por su plasticidad cuando aquí se acabó la llamada “fiesta nacional” hace muchos años aunque cuatro románticos aficionados alcoyanos tratan de mantenerla viva.
En los pasquines anunciadores de las representaciones del belém de Tirisiti se pide que los asistentes a cada representación aporten algún paquete de alimento no perecedero para socorrer a familias pobres de nuestra población. Es una denuncia en toda regla de la mala situación social que padecen no pocos alcoyanos, problemas económicos que también sufren varios millones de españoles pero que se acabarán muy pronto ya que, según el desaforado optimismo del presidente Mariano Rajoy manifestado en su viaje por las Américas, la economía española es la que más está creciendo en el área del euro y la que más crecerá en 2015. Aunque este político incumple todo lo que promete y encima ha empobrecido a millones de españoles hasta límites nunca sospechados, tomemos esta Navidad y los Reyes Magos como un tiempo de esperanza.