Pague ya de una vez

Septiembre es uno de esos meses en los que toca sacar cuentas. Como en plena cuesta de enero. La alegría de las cervecitas y el tinto de verano a la vera del mar, los gintonics al anochecer, los refrescantes baños y ese salga el sol por donde quiera al que es difícil resistirse fuera de las obligaciones, rutinas y estrecheces diarias del resto del año, invitan, mal que nos pese luego, a gastos que, seguramente, uno no aprobaría en otras circunstancias. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. No sé porqué. Y no sé si será por eso, o porque está hasta el gorro, pero el alcalde, Toni Francés, cayó ayer en la cuenta, repasando las facturas, digo yo, que la Generalitat nos debe siete millones de euros y que, a pesar de que el gobierno autonómico lleva meses abonando deudas del pasado a cargo de los distintos planes de pago a proveedores por los que la Administración central ha inyectado liquidez por un tubo –diez mil millones de euros, que es una pasta gansa–, aquí no llegan ni las migajas. Ni por esas. Es más, a pesar del chorro de millones, la deuda de la Generalitat del Molt Honorable Fabra y sus secuaces tiene contraída con este pueblo, lejos de aminorar, sigue creciendo. Cinco millones de impagos varios y dos del convenio del Calderón. Ese espectacular y remozado teatro que se reinauguró en 2007, pero de cuyos costes la Generalitat se sigue haciendo el longui. El Ayuntamiento ya ha calificado la deuda como de dudoso cobro. No es para menos, el Consell ha dejado la factura en el fondo de un cajón que ha cerrado con llave y ha anunciado que pasen a cobrar allá por el año el 2022. Y nosotros que lo veamos.
Todo esto mientras desde el consistorio alcoyano se hace un esfuerzo para reducir las deudas del pasado y se hacen malabares financieros para contrarrestar contratiempos que, en forma de indemnizaciones por sentencias judiciales, van surgiendo en un camino que parece estar plagado de minas.

Siete millones que, cual agua de mayo o en este caso de septiembre, vendrían a aliviar una sequía financiera o mejor dicho a acabar con muchos quebraderos de cabeza. Siete millones que se traducen en 113 euros que la la Generalitat adeuda a cada uno de los 61.828 habitantes de este pueblo y que, en las actuales circunstancias, nos hacen mucha falta. Señor Fabra, pague ya de una vez.

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