Semana grande
Qué semana, por favor. Llevaba tiempo sin disfrutar tanto como en los últimos siete días. Han tenido lustre, tanto como que hemos visto en la Escola d’Art a la consellera María José Catalá, recibida además con todos los honores, es decir sin furgones policiales ni despliegues de seguridad ni pancartas ni gritos, que es como llegó el Molt Honorable Fabra, en aquel glorioso día en el que intentó inaugurar de la forma más torticera posible dos puentes en la ciudad. Aquello fue pasar a la historia, si señor. Por cierto, en breve se conocerán los invitados a fiestas y hay quien apuesta todo a que le va a ser imposible acudir. Va a buscar un hueco, dicen, pero Alberto tiene la agenda llena. Y eso que estaban dispuestos a cederle un puesto en la escuadra de las Tomasinas de su amigo Rafa Miró. Una pena, de verdad. Lo de Catalá fue otra cosa, habló bien de la Escola, de Alcoy y su carácter emprendedor y se reafirmó en la prioridad de que el colegio El Bracal de Muro abandonará pronto los barracones. ¡Ah! al Miguel Hernández le han devuelto la unidad de infantil que le retiraron el año pasado. Ni que fueran elecciones.
Pero no crean que lo de la consellera ha sido lo más grande. No. Esta semana quedará grabada en los anales por ser aquella en la que la Associació, la de Sant Jordi, ha convertido en un acontecimiento la entrega de las credenciales y chalecos que lucirán los fotógrafos durante las fiestas. ‘Això si que és gran’. Para que digan que la fiesta está anquilosada. Ochenta chalecos, con inscripciones de diferente color para distinguir entre fotógrafos profesionales, amateurs y de prensa. Ahí es ‘ná’. Y lo mejor, es que no podrán disparar a menos de doce metros de una escuadra. Los fotógrafos, claro.
Aunque lo de otra galaxia es la previsión del PGOU de Alcoy. El futuro documento contempla siete áreas de crecimiento urbanístico con capacidad para siete mil viviendas y un aumento poblacional de 15.000 vecinos. Al redactor del PGOU no sé, pero a un servidor le va a dar un ataque de risa.
Y para rematar, ya podemos estar tranquilos. Fiscalía no abandonará la ciudad. Se han solucionados sus problemas de espacio. El colegio de abogados cederá uno de sus despachos en esos juzgados de Al Azraq que cada vez se parecen más al camarote de los Hermanos Marx. Eso sí que es humor del bueno. ¡Que semana, por favor!