Pueblo de jubilados

El titular de primera de eNC del pasado día 23 de enero no tenía dudas: el 20% de la población alcoyana tiene más de 65 años de edad. Es decir, que en el padrón municipal de Alcoy 12.048 personas, 7.137 mujeres y 4.911 hombres, hemos cumplido más de sesenta y cinco años. Sobre una población de 61.655 personas los pensionistas, como grupo, me parece que somos mayoría y hemos de tener en cuenta que a los más de doce mil jubilados debemos añadir los prejubilados de la banca, la industria o el comercio que están cobrando también del Estado y/o de sus empresas, así como aquellos ciudadanos que adelantaron la fecha de su jubilación sin haber cumplido todavía los 65 años. Aunque en este supuesto son datos que no se conocen, podríamos considerar que el volumen de personas que en Alcoy cobran una pensión se sitúa alrededor de los 15.000 ciudadanos de ambos sexos, un auténtico ejército de miembros de la tercera edad aunque algún que otro prejubilado ni siquiera haya alcanzado los sesenta años.

En cuanto a los datos que eNC publicó en la citada fecha, lo más sorprendente es que conforme entran en edad el número de mujeres supera al de hombres. Desde los 65 hasta 104 años el censo alcoyano registra 4.911 caballeros y ¡7.137 señoras¡ con lo cual se demuestra que en este pueblo las mujeres viven más que los hombres y, por deducción, la mayoría de los matrimonios que ambos cónyuges ya superaron los sesenta y cinco años muchas esposas podrían quedar viudas de sus maridos. Pero, consideraciones escabrosas al margen, podemos asegurar que Alcoy es un pueblo de jubilados.

Y hablando de jubilados, recientemente mas de ocho millones de pensionistas españoles hemos recibido una carta firmada por la ministra de Empleo, Fátima Báñez, en la cual informa al batallón de jubilados que para este año la revalorización de nuestra pensión será del 0’25%, o sea un euro por cada cuatrocientos euros de pensión. En apenas dos años de gobierno con mayoría absoluta el Partido Popular se ha cargado los acuerdos del Pacto de Toledo, uno de cuyos puntos consistía en aumentar anualmente las pensiones de los jubilados hasta igualar el índice de precios al consumo (IPC) para que no perdiesen poder adquisitivo. Como la carestía de la vida ha subido, oficialmente, el tres o el cuatro por ciento en 2013 (dato difícil de creer), con la subida de pensiones sólo el 0’25% el gobierno de Mariano Rajoy, sin oposición gracias a su mayoría, ha empobrecido un poco más a más de ocho millones de españoles.

En la triunfalista carta de la ministra hay un párrafo que no tiene desperdicio: “…ha entrado en vigor la nueva fórmula de revalorización de las pensiones y prestaciones del sistema público de Seguridad Social, que garantiza que las pensiones subirán todos los años sea cual sea la situación económica y que nunca podrán ser congeladas”. El mensaje subliminal de la ministra es perverso, pura publicidad electoral porque subir la pensión el 0’25% prácticamente es una congelación y prometer este aumento para siempre podría condenar a muchos pensionistas a la eterna pobreza. Olvida esta señora que en España sube continuamente la luz, el gas, los combustibles, la cesta de la compra, los impuestos y hasta el recibo mensual del “rascayú”…
Pienso que muchos pensionistas, y el resto de los votantes españoles en general, deberían abrir los ojos y las orejas para leer o escuchar bien algunas noticias de los medios informativos. Recientemente en Alemania, la presidenta Angela Merkel, democristiana o sea líder de un partido conservador (en España se denomina PP) ha perdido unas elecciones. Ya no puede gobernar como le da la gana porque las urnas la han obligado a formar una coalición y pactar con los socialdemócratas alemanes (en España, PSOE). Merkel ahora ha aprobado reformas en el gobierno y entre estos cambios está la reducción de la edad de jubilación de los 67 a los 63 años para algún grupo de trabajadores, ha aumentado las ayudas para las madres, también subirá las pensiones más bajas e introducirá un salario mínimo de 8’50 euros la hora, entre otras mejoras de carácter social que no aplicó mientras gobernaba con mayoría absoluta.
Los alemanes son listos hasta cuando votan.

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