Salir en la foto

Una de las herencias del franquismo han sido la entusiasta participación de los políticos españoles en todas las inauguraciones de obras, certámenes, congresos, monumentos, eventos deportivos o culturales, plazas, calles, jardines, parques y cualesquiera otras actividades públicas y algunas privadas que les permiten salir en las fotos, aparezcan éstas en medio escrito o filmado. Esta forma de promocionarse la aplica la totalidad de nuestra clase política apenas llegan al cargo, especialmente aquellos veteranos –los hay a montones- que forman desde el siglo pasado en los Parlamentos, Consistorios y otros organismos públicos españoles. Esta afición por la autopromoción, que además no pagan de su bolsillo, la han heredado del general Franco, un dictador que mandó en España desde 1939 hasta su muerte, en 1975.

Quienes conocieron aquél noticiario –el NO DO– que abría las sesiones en todos los cines españoles aún recordarán la cantidad de pantanos, con sus correspondientes cortes de cinta, que inauguró el dictador. La única diferencia respecto a las inauguraciones del pasado que se celebran en España consiste en que ya no participa el cura párroco del pueblo o el obispo de la diócesis para bendecir las nuevas instalaciones. Hoy se suele colocar una placa en el lugar como recuerdo del evento y a veces ni se pronuncia discurso alguno. En Alcoy tenemos algunas de estas placas, la más importante de todas en el lateral de la escalera norte de entrada a la Llotja Sant Jordi que nos recuerda a un presidente de Generalitat que no tuvo arte ni parte en la creación de la magnífica infraestructura, la primera sala pública céntrica y de gran capacidad propiedad del Ayuntamiento, o sea de todos los alcoyanos, en sus más de siete siglos y medio de historia.
Quienes acceden al gobierno de la nación, de la comunidad o del ayuntamiento en el que viven, nunca pierden la ocasión para promocionarse ante los electores. A veces las futuras mejoras en las infraestructuras que anuncian al final no se corresponden con la realidad pero en su afán por salir en las fotos, o para tratar de atraer los votos de los futuros electores, inauguran a bombo y platillo obras todavía no terminadas o completamente inútiles como es el caso del aeropuerto de Castellón, una infraestructura creada por capricho de unos políticos del Partido Popular que al amparo de su mayoría absoluta despilfarraron millones de euros, dinero que dicho de paso todavía “debemos”.

Ejemplos de esta obsesión, digamos fotográfica, de los políticos -ya se sabe las amenazas de los jefes: “quien se mueve no sale en la foto”- a veces roza el esperpento. Es el caso del Consistorio del pueblo granadino de Alhendín, que al finalizar la construcción de una pequeña rotonda en la entrada del pueblo el alcalde y los trece concejales, cinco del sexo femenino, se colocaron en el centro de la rotonda en la que apenas cabían todos, para inmortalizar su inauguración con una foto. Otro ejemplo de prepotencia y culto a la personalidad: en el Boletín de Información Municipal de Gandía del pasado mes de septiembre a lo largo de las cuatro páginas impresas sobre papel couché y a todo color e ilustrado con veintiuna fotografías, en diecisiete de estos gráficos aparece su alcalde, el popular Arturo Torró.
En Alcoy también hemos “disfrutado” de estas fantasmadas presuntamente electoralistas. Ocurrió con ocasión de la inauguración de la Planta de Transferencia de Residuos Urbanos. Gobernaba en el Ayuntamiento el Partido Popular. El edificio, ubicado en zona ilegal según sentencia judicial, se inauguró el año 2003 sin disponer de los imprescindibles servicios de agua y luz y con unos deficientes accesos. Pero esto no fue obstáculo para los políticos del PP, los de aquí y los de allá, montaran una carpa para protegerse del sol y hubo refrescos y un piscolabis mientras la satisfacción iluminaba los rostros de nuestros políticos, todos preñados de ilusión ante la presunta mejora de las infraestructuras de su pueblo. A trancas y barrancas la instalación fue puesta en servicio dos años más tarde, ni un solo ayuntamiento de la comarca aceptó enviar sus basuras por lo caras de las tarifas hasta que el Tribunal Superior de Justicia más tarde clausuró las instalaciones. Pero los políticos cumplieron con su objetivo, salir en la foto.

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