6 cosas que estresan a tu perro
No ser consistente
Los perros, aunque agradecen cosas nuevas de vez en cuando, adoran las rutinas; y en toda rutina hay unas normas. Ser consistente se refiere a mantener las normas o condiciones de forma fija, por ejemplo, si no se puede subir al sofá, no se puede subir; si alguna vez les dejamos subir, estamos dando pie a que el perro pruebe a subir de nuevo más adelante. El perro no diferenciará si un día va mojado y no puede subir, ni tampoco que cuando hay visitas no se puede subir. Para evitar ser inconsistente, puedes enseñarle a subir al sofá solo bajo orden, así el perro entenderá que solo puede acceder al sofá cuando se lo decimos. Podemos aplicar lo mismo para cantidad de situaciones, por ejemplo, si cuando nos salta a dos patas, algunas veces le acariciamos, y otras nos enfadamos, él no entenderá la diferencia. O se puede, o no se puede; teniendo en cuenta que si nos salta y recibe cosas buenas –atención y caricias– casi 100% seguro realizará el mismo comportamiento con cualquier persona, incluyendo desconocidos a los que puede que no le gusten los perros. Para evitar confundirle, puedes optar por la misma opción que la situación anterior, enseñarle a subir solo bajo orden.
Abrazar o besar
En el mundo de los cánidos, no existe el concepto de beso o abrazo; sí, lo has leído bien, los perros no muestran su cariño ‘besándonos’, cuando un perro nos lame, sobre todo cuando ocurre de forma nerviosa y compulsiva, es una señal de calma, es decir, de incomodidad. Si lo hacen de forma puntual, es decir, un lamido aislado, puede ser porque han aprendido que así consiguen tu atención o incluso por captar mejor tu olor, ya que ellos captan mejor los olores lamiendo –por eso lamen los orines de otros perros y cantidad de cosas más–. Cuando abrazamos o besamos a los perros, lo único que conseguimos es incomodarlos; como siempre, excepto casos aislados como Golden, labradores y demás a los que, por lo general, les encanta cualquier tipo de contacto físico. Si aprendes sobre señales de calma en perros, rápidamente podrás identificar que es una situación que les incomoda. Pero y entonces, ¿cómo muestran cariño los perros? Los que tenemos más de un perro y éstos se llevan bien, lo vemos constantemente. Comparten espacio a la hora de dormir, se lamen los oídos – sí, bastante desagradable – comparten juguetes y se buscan para jugar. Con nosotros hacen lo mismo, si te descuidas, incluso lamerte los oídos.
Forzar interacciones cuando va atado
Cuando un perro va atado con correa, se encuentra en una situación de vulnerabilidad, ya que no puede coger espacio con las cosas que le asustan, y se ve ‘forzado’ a pasar por donde nosotros les decimos. Es decir, no tienen opción de elección. Si a esto le sumamos que les ‘obligamos’ a conocer perros o personas cuando van atados, el ir con correa se convierte en algo muy estresante. Nunca es adecuado presentar a dos perros cuando van atados, o cuando uno va atado y otro suelto; excepto casos puntuales de perros que se conocen. Siempre que vayamos a presentar a dos perros, ambos deberían ir sueltos para tener opción de presentarse adecuadamente y decidir cómo quieren hacerlo.
Castigarle por comportarse como un perro
Rebozarse contra cosas realmente asquerosas, coger algo interesante del suelo si se le presenta la oportunidad, perseguir una paloma que revolotea por los alrededores…. Los perros son oportunistas, y si les planteamos situaciones en las que puedan ‘portarse como perros’ así lo harán. El secreto de la educación en positivo es no dar pie a que el perro cometa errores. El nivel intelectual de los perros se suelen comparar con el de un niño de 3 años, por lo que no podemos exigir tanto como nos gustaría. Haz prevención, fórmate y tendrás mucho más control. Si tu perro hace algo ‘de perro’, el error es tuyo por no estar pendiente y anticiparte.
Decirle ‘no’ cuando hace algo mal
Ya hemos comentado muchas veces que decir ‘no’ cuando el perro hace algo mal es decirle únicamente lo que no debe hacer, pero no estamos dándole la información de lo que debe hacer. Recuerda que todo problema de comportamiento esconde una necesidad sin cubrir o una emoción en desequilibrio; los perros, como perros que son, escogerán la opción más ‘perruna’ para intentar paliar esa necesidad o emoción. Cuando hacemos una modificación de conducta, lo que hacemos es saciar esa necesidad o equilibrar esa emoción, enseñándoles comportamientos para ello más acordes con la convivencia con personas.
Repetirle la orden una y otra vez
Por lo general, hablar al perro sólo produce excitación, es decir, les pone nerviosos, les activa, suma estimulación innecesaria a la situación. Los perros nos comprenden mucho mejor si hablamos lo justo, y sobretodo, leen nuestro lenguaje corporal y captan nuestro tono de voz. Cuando entrenamos los ejercicios de obediencia básica de forma correcta, solo es necesario decirles una vez la palabra. Si tu perro no responde hasta que se lo dices cinco veces, seguramente no esté respondiendo a la palabra, sino a los tironcitos de correa que seguro le das, tu postura corporal y tu tono de voz. Nosotros sólo utilizamos mucho la voz cuando entrenamos cosas que requieren velocidad y activación, como el Agility o el Discdog; todo lo demás, siempre de forma calmada y diciéndoles las cosas una sola vez.