Y la Festa, por fin, alcanzó la plenitud

Cada día que pasa, seguimos acortando el tiempo que nos separa de nuestro querido mes de Abril, ese mes que nos altera la bilirrubina, y nos susurra las notas y los aromas de nuestra entrañable Festa.
Parece que llevamos unos últimos años algo alborotados, como si estas fiestas nuestras se nos fueran escapando por entre los dedos poco a poco. Desde hace un tiempo, hablar de la Festa no solo consiste en hablar de actos, de Escuadras, de ensayos, de cotos, de filaetes… ni siquiera, de la lluvia…

Hablar de la Festa se ha convertido en algo mucho más serio, en algo que aporta, también, problemática…y por consiguiente, ello deriva en debate, en cierta incomprensión, y en posiciones numantinas.
Parece ser que han tocado a generala y estamos todos alerta… Las noticias se suceden, y el impacto de las mismas nos divide más de lo que sería de desear… es como si pensáramos que nuestro tesoro va a ser saqueado, que nuestra pureza va a ser mancillada, que lo que era, y ha sido… se acabó.

Nunca pensé que con los años afrontaría el tema con tanta serenidad, con complacencia… incluso, con simpatía. Tan solo he tenido que hacer uso de ese cachito de sentido común que guardo como oro en paño, desde que en mi tierna infancia, un humilde maestro nos enseñó (y casi nos obligó) a que nunca nos faltase un trocito de dicho sentido.
Nuestro recordado Tomás Gisbert, hubiera podido dar fe de la sapiencia de dicho maestro y de sus valiosas enseñanzas… pero, habremos de continuar con lo que nos ocupa…

Parece ser que la Filá Marrakech va a sacar una escuadra femenina en l’Entrá de este año… y que la Associació de Sant Jordi ha propuesto que en 2017 la Gloria incluya el desfile de las mujeres, con sus respectivos trajes. Entiendo que será una Gloria tradicional, con el añadido de las veintiocho filaes con las mujeres ataviadas con sus trajes… ¿Por qué no…?

El caso es que pienso que lo único que vamos a conseguir es que el acto quede totalmente realzado… Si ya la Gloria –en sí misma- era impresionante… ahora, podría ser una verdadera pasada, de lujo, de colorido, de esplendor…

El incluir cambios que –en mi modesta opinión– van a dar realce a los actos de la Festa, me parecen correctos, y necesarios… Algunos de esos cambios, lo harán para quedarse y formar parte de nuestras Fiestas… y otros, es posible que no haga falta que sigan en vigor…

Pienso que se abre un panorama de luminosidad y perfeccionamiento de nuestra Festa… ¿Por qué no intentarlo…? Alcoy, a lo largo de los años, ha introducido cambios novedosos que han servido para engrandecer dichos actos… Recordamos cambios en el itinerario, la creación del Mig Any… etc…

Desde hace un año percibo ese momento… He podido ver, en imágenes, a nuestras mujeres durante la Diana del año pasado… y de un plumazo, mis dudas, mis temores, y –lo confieso- el pánico que sentía, desaparecieron para siempre. En definitiva, tuve que reconocer que ese miedo no existía en la entrada de la mujer en la Festa, sino en mí mismo, en mi propia incapacidad.

Ya he dicho alguna vez, y aunque no venga al caso, me permito repetirlo, que soy un alcoyano que no reside en nuestra ciudad, desde hace casi cuarenta años, por lo que he tenido la oportunidad de conocer y vivir otras fiestas de Moros y Cristianos que no son las de Alcoy.

He podido ver la imparable y arrolladora entrada de la mujer en las fiestas de todas esas localidades, y he percibido sus ventajas y sus inconvenientes… Cada sitio las organiza y afronta desde una perspectiva, según su propia idiosincrasia… con los objetivos y normas exigidas en cada lugar…

Conozco las Fiestas de esas localidades, y en todas está resuelto el tema de la plena participación femenina, pero era esa misma facilidad la que me mantenía alerta. Era esa irrupción atropellada lo que no acababa de convencerme… Era la manera –totalmente lícita- de vivir y actuar en esas fiestas por parte del bando femenino, lo que me mantenía un tanto reacio… Puede que mis temores –personales, por supuesto– fueran infundados, pero existían.

La participación de la mujer en las distintas localidades, es afín a sus peculiaridades, a sus normas, a sus tradiciones… y ese era también un aspecto que temíamos, al menos, yo mismo, lo temía y mucho.
El fallo, mi fallo, mi poca visión… se ha relevado en toda su plenitud, demostrando que las cosas se enquistan por la cerrazón, que se convierten en un problema por nuestra propia incapacidad…

Ocurrió el año pasado, tras la Diana, pues pude hablar un instante con una muchacha llamada Andrea, y en sus ojos vi, sobre todo, emoción… y alegría. Un ningún momento percibí sensación alguna que denotara satisfacción por la victoria, por haber ganado la partida…

En mi fuero interno sentí, como decía antes, una liberación, pues entendí que todo era más fácil de lo que pensaba… Ahora tengo claras muchas cosas que antes se revolvían inquietas entre mis sombras…

Puede que estuviéramos muchos años mirándonos el ombligo creyéndonos que somos la leche –y lo somos- pero este problema que nos sobrevino en su día, tengo la impresión de que lo acogimos mal, y lo gestionamos peor.

Incidiendo de nuevo, en que es mi opinión y percepción personales, pienso que no hacía falta que hubieran existido organizaciones ajenas a nuestra Festa, pienso que su aparición, y su lucha, nos encabronó, que la solución la hemos tenido siempre en casa, y pasa como en todo, ya que las cosas se complican y eternizan cuando dejamos de mirar hacia dentro y pedimos ayuda hacía afuera…

Estoy plenamente convencido de que las mujeres de Alcoy, de que estas mujeres que salieron a la Diana, y las que van a seguir entrando en la Festa, saben de sobra como son nuestras Fiestas, cuál es su significado, y saben lo que hay que hacer para que sean siempre tan grandes… No debemos olvidar que hablamos de la mujer alcoyana, con todo lo que ello significa… Para procurar que nuestras queridas fiestas sigan con su consabida categoría, estimo que no hay que ser, necesariamente, varón…

Es por lo que tengo la total certeza de que nuestras Fiestas –que ya estaban en buenas manos- van a seguir estándolo todavía más, me atrevo a decir, incluso, que más cuidadas y con más mimo, si cabe…

Como alcoyano, y amante de mi Alcoy y de su Festa, pienso que no ha ganado nadie ajeno a ella, ni han ganado las mujeres, ni siquiera, que hayamos perdido los hombres… pienso que hemos ganado todos, que ha ganado nuestra Festa, que ha ganado Alcoy…

Por mi parte, solo me resta felicitar a toda la familia festera, de la que, como “miró”, me siento parte… Tengo la certeza, y la agradable sensación de que, casi sin proponérnoslo, hemos avanzado un mundo…

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