¿Me quiere mi perro?

VANESA CARBONELL, educadora y entrenadora en Diéresis Animal.

Todos los que compartimos nuestro día a día con un perro queremos darle la mejor calidad de vida posible y sobretodo, sentir que nuestro perro “nos quiere”, pues eso querrá decir que estamos haciendo las cosas bien.

A menudo me encuentro con propietarios que me relatan cantidad de situaciones que erróneamente creen interpretar como que su perro “les quiere”, de hecho, en internet encontramos muchos artículos relacionados con este tema, en los que se asegura que si nuestro perro, por ejemplo, nos sigue continuamente, nos “besa” o incluso, nos “sonríe” quiere decir que nos quiere. Veamos realmente cómo muestran los perros ese amor incondicional hacia los humanos.

Me “besa” continuamente

Los cánidos no “besan” en el sentido estrictamente humano. Cuando un perro nos lame la cara, las manos, etc, es una señal de calma clarísima. Las señales de calma son, como bien dice el nombre, señales no verbales que utilizan los perros para mostrar que están estresados, agobiados o que algo les incomoda. Una situación muy común es cuando levantamos a un perro pequeño en brazos, muchos de ellos inmediatamente comienzan a lamernos la cara. Sí, tu perro no te está diciendo “cuánto te quiero”, sino “estar en brazos o agarrado me incomoda”.

De hecho, si os fijáis, los cachorros suelen utilizar esta señal de calma con sus madres o con otros perros adultos cuando la situación se pone tensa, por ejemplo, después de una “pequeña bronca” por estar demasiado excitados.

Me sigue por toda la casa. No puede estar sin mi

Un perro que nos sigue compulsivamente por toda la casa no tiene por qué significar que nos quiere, puede ser desde que está aburrido, a que tiene demasiado apego con el dueño. Los apegos excesivos denotan inseguridad, y suelen acarrear problemas de otro tipo como ansiedad por separación.

Por otra parte, este comportamiento de forma moderada sí puede significar un buen vínculo. Un perro con un apego y/o vínculo sano, tenderá a querer estar siempre con nosotros, pero no tendrá problema en permanecer solo si el momento lo requiere; siempre que le hayamos enseñado de forma correcta esta cuestión. Los perros desarrollan ansiedad por separación no porque nos quieran más o menos, sino porque están genéticamente programados para vivir en sociedad, son como siempre decimos, animales sociales.

Siempre quiere aprender cosas conmigo

Este sí suele ser un buen indicador de “amor perruno”. Si hacemos las cosas correctamente, con el paso del tiempo acabamos convirtiéndonos en el mayor reforzador de nuestros perros, no habrá nada más maravilloso que nosotros; más allá de la comida, los juguetes u otros perros; aunque en esta cuestión la raza o mezcla de razas de nuestro perro tendrá mucho que ver.

Por ejemplo, los pastores y retriever suelen ser perros que aman hacer cosas con sus propietarios, esta predisposición es genética por lo que no tenemos que hacer mucho para que nuestro perro muestre gran interés hacia nosotros. En cambio, los perros de razas primitivas como los huskys, shar peis, chow chow etc, más próximos a los lobos genéticamente, son perros más independientes que requerirán más entrenamiento y trabajo para que muestren mayor interés hacia los humanos. Este tipo de interés se puede medir sobre todo a la hora de realizar cosas fuera de casa, donde la competitividad de estímulos es mayor.

Resiliencia

La resiliencia se define como la capacidad de recuperación tras una situación adversa. Cuando un perro pasa un mal momento, como la aparición de algo que le da miedo, incluso una trifulca con otro perro; suelen tener un período de recuperación que va desde unos segundos hasta incluso horas. Si nuestro perro “confía” en nosotros y, por decirlo de alguna manera, “nos quiere”, recibir nuestro apoyo en esos momentos hará que el tiempo de recuperación sea poco; es decir, le permitirá desconectar de esa situación rápidamente y centrarse en nosotros para hacer algo divertido.

Un perro que no confía en nosotros, tardará más en recuperarse de esa situación. Al fin y al cabo, ser propietario de un perro implica muchas cosas, pero la más importante a nivel educacional es el apoyo emocional y/o seguridad que les damos para afrontar situaciones en su día a día, exactamente igual que se hace con los niños.
Estas cuestiones son importantes a la hora de evaluar si nuestro perro realmente “nos quiere”, aunque como siempre digo en nuestros cursos, el amor es un concepto malinterpretado incluso en el ámbito humano.

Amor implica sobretodo confianza, seguridad, predictibilidad, cercanía y la capacidad de comprender al otro con poca información. Es decir, amamos a alguien cuando podemos confiar en él, cuando podemos apoyarnos en él en situaciones adversas, cuando podemos predecir qué va a ocurrir en ciertas situaciones si estamos con esa persona y cuando podemos “leer” su estado emocional antes de que “nos lo diga” verbalmente, o en el caso de los perros, con comportamientos más claros, como puede ser la agresión por miedo.

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