La Mitja necesita una reflexión

Lo ocurrido en esta edición de la Mitja requiere de una reflexión. Ver a menos de un millar de atletas tomando la salida el martes invita sentarse en una mesa todas las partes implicadas para dialogar y recapacitar.

Está claro que el mal tiempo influyó –algún año tenía que tocar y más cuando se celebra en diciembre–, pero la inscripción se cerró en 1.178 participantes, casi 400 menos que el año pasado. La participación no deja de bajar y lo más preocupante es que quienes empiezan a dar la espalda a la prueba son los propios atletas alcoyanos, que prefieren correr en otros sitios.

La saturación de carreras populares en la Comunidad llega a la exageración y se nota. Me consta las horas de sueño que les cuesta al tándem David Miró-José Miguel Devesa y todo su equipo de colaboradores, el empeño que ponen para que todo salga bien, pero la Mitja no termina de arrancar. Es más, el Cuarto de Maratón poco a poco va comiéndole terreno y ya reúne a más inscritos.

Si se quería una carrera con una personalidad propia, no lo está consiguiendo del todo. Dar dos vueltas a un mismo circuito no gusta, quizás sean las fechas o que las expectativas sean desmesuradas, lo cierto es que la prueba entró con mal pie hace seis años y sigue sin encontrar su propio rumbo.

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