El instituto de Batoi innova con la implantación de ‘Educació 2.0’

El Centro Integrado Público de Formación Profesional (CIP FP) Batoi ha puesto en marcha un nuevo proyecto educativo que supone un cambio importante en la manera de formar a sus alumnos y que trata de implicar tanto al profesorado como a los estudiantes. Tras la experiencia del tercer trimestre del pasado curso, en que se puso en marcha Educació 2.0, el proyecto ha evolucionado y crecido de modo que en el presente curso son más de veinte los proyectos que hay en marcha y cuyo objetivo es hacer “las cosas de otra forma” y que la formación resulte más atractiva y enriquecedora.

La idea partió de la junta directiva del centro que conforman 1.600 alumnos y 118 profesores. “La propuesta era desarrollar proyectos de innovación educativa para su aplicación en el centro, como una medida para motivar a los alumnos, Para que se impliquen e involucren en el funcionamiento del centro”, afirma José María Guarinos, el vicedirector del centro.. También para los profesores Educació 2.0 es un incentivo puesto que supone desarrollar su labor docente de una forma mucho más atractiva. “estamos en el siglo XXI y la metodología de trabajo sigue siendo la misma de antes”, afirma José María Guarinos, el vicedirector del centro.

La respuesta, según indican los coordinadores del proyecto, Alfredo Tortosa y Esther Martínez, “ha sido más que satisfactoria”, afirman. Y es que no esperábamos que fuesen 20 los proyectos que se pusiesen en marcha”, señalan.

Los proyectos están distribuidos en cuatro líneas de trabajo, “los que tienen un carácter interdepartamental, para intercambiar experiencias y conocimientos entre los diferentes grupos de alumnos y profesores”; los proyectos que se desarrollan “en coordinación con otras entidades, empresas o centros de nuestro entorno”; luego están los proyectos “que tienen como finalidad la mejora del funcionamiento del Centro” y por último “los que permiten intercambiar experiencias y conocimientos entre los propios profesores”.

Alfredo Tortosa y Esther Martínez han constatado con la puesta en marcha de todos estos proyectos “ha aumentado la motivación y participación en los mismos, tanto de docentes como alumnos”. Según los coordinadores del proyecto, “los más inquietos son los que más propuestas hacen” y desde el propio profesorados “animamos a que aporten sus ideas, para aprender de otra forma”. Los impulsores del proyecto lo que persiguen es huir de los métodos tradicionales de aprendizaje. “Los alumnos no se motivan cuando lo que se les ofrece no es motivante”, reflexiona Tortosa. Esa estimulación que se persigue se obtiene, por ejemplo, en proyectos como el que tiene como protagonistas a los alumnos de informática, “que en uno de los proyectos se encargan de enseñar a estudiantes de otras ramas cómo se pueden realizar determinadas tareas”, indica Martínez. Otra de las iniciativas es la que tiene como protagonistas alumnos que van a “domotizar el aula-vivienda que utiliza para sus prácticas el ciclo de Dependencia, una tecnología que hace más llevadero el día a día los dependientes”.

Esta implicación que se persigue, indican los responsables del proyecto Educació 2.0 tiene otra finalidad, el generar una empatía del alumno hacia el centro. “Al impartir ciclos formativos que tienen una duración de dos años, el flujo de alumnos es constante. La gente llega y se va muy rápidamente y, en ocasiones, se echa de menos esa identificación del alumno hacia el centro, que sí se da en otros institutos”.

El vicedirector, José María Guarinos, confiesa que es de los partidarios “de romper con la pizarra. De darle la vuelta a la educación” y considera estos nuevos métodos muy apropiados para ello. “Cada proyecto de Educació 2.0 es una historia, pues los objetivos o el propio planteamiento son diferentes en cada caso”, señala. De lo que no tiene duda es que Educació 2.0 va a tener continuidad. “Estamos adquiriendo experiencia. Unos proyectos continuarán, aparecerán otros nuevos, pero está claro que vamos a seguir en esta línea”, en un proyecto que está saliendo adelante con los recursos propios del centro, “con un pequeño presupuesto en alguno de los caso y, sobre todo, con la importante implicación del profesorado, que le está dedicando tiempo y esfuerzo”, remarca Guarinos.

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