Cada cosa tiene su nombre y no otro

Las palabras deben ser utilizadas para aquello por lo que han sido creadas. Cada cosa tiene su nombre y no otro. El blanco es blanco y el gris es gris, otra cosa es la dislexia cromática o las interpretaciones según desde donde se observe el tema pero jamás podremos decir y defender que una berenjena es de color naranja o que la sangre es verde, lo que ocurre es que como dijo el filósofo Francis Bacon “Calumniad con audacia, siempre quedará algo” y eso tiene otra lectura y es que “a base de decir y repetir una falacia, ésta llega a arraigar” y es lo que ocurre con un término de reciente utilización en la vida política de este sufrido país. Uno de los muchos términos de los que gustamos utilizar, como brexit, coyuntura, transversalidad, transfugismo, etc.

Los líderes del partido populista Podemos gustan de utilizar el término “transversal”, con el beneplácito de los medios de comunicación que tan escrupulosos son a la hora de enmarcar y definir al partido Ciudadanos tanto a la derecha como a la izquierda según la tendencia de su periódico o la suya propia, y tiene su cierto punto de lógica, o por lo menos de lo que hasta ahora era lógico. Entiendo que definirse “ni de derechas ni de izquierdas” sino de lo que en cada momento sea bueno para un país, una comunidad o una ciudad es algo todavía extraño ya que desde que la democracia entró en nuestras vidas después de salir de aquellas “dos Españas”, de los rojos y de los franquistas, siempre hemos tenido dos bloques predominantes que han tenido dividida a la ciudadanía en dos sectores irreconciliables y el término irreconciliable puede aplicarse a tiempos pretéritos de nuestra “guerra de la vergüenza” pero no hoy en día, hoy a lo sumo se puede hablar de divergencias y por todo esto es por lo que hay una extrañeza ante la postura del partido Naranja cuando se define así, aunque algo habrá de cierto en sus principios, cuando la izquierda lo tacha de derechas y viceversa. Pero regresemos al principio cuando mencionaba a Podemos y a su cacareada transversalidad, ahí parece ser que la incomprensión que se dirige hacia el partido de Albert Rivera se torna plausible y no creo que deba ser digno de aplausos, más bien de risas y sorna ya que el “transversalismo” constituye una corriente que propone trascender la división entre derechas e izquierdas, apostando por una nueva ideología que busca no vincularse con las ideas políticas preconcebidas. Un movimiento político transversal, por lo tanto, incorpora tendencias de derecha y de izquierdas en su propia plataforma ya que defiende aquello que es más beneficioso para la sociedad en su totalidad, sin importar el origen ideológico de las propuestas.

Risas y sorna porque a este partido le salen sarpullidos tan sólo al mencionar la palabra “derecha” y a pesar de ello se autodefinen como transversales, miren si lo son que tienen configurado su GPS con la nueva actualización que dice así, “al llegar a la siguiente rotonda gire en sentido contrario al de la izquierda”.

Públicamente, por activa y pasiva y a los hechos hay que remitirse, el único partido que ha aplicado una transversalidad real y efectiva ha sido C’s que ya sin gobernar logró en Andalucía que el partido de la Sra. Susana Díaz firmara unas cuantas decenas de medidas en pro de la regeneración y contra la corrupción, y prácticamente a la vez hizo lo mismo en Madrid con la Sra. Cristina Cifuentes.

Cualquier medida que beneficie a un país y a sus ciudadanos debiera ser asumida y adoptada por la casi totalidad de los partidos políticos sin importar su procedencia y acuñación y eso precisamente es el transversalismo.
Hay que ser ecuánimes y correctos a la hora de aplicar calificativos y saber medir a todos con la misma vara pues de lo contrario a parte de ser disléxicos cromáticos se caerá en la farsa del juego de palabras. Los hay expertos.

Estos días de reuniones, negociaciones, conversaciones con o sin luz y taquígrafos dan mucho de si para esa beneficiosa risa que tanta falta nos hace a las personas. Se nos están presentando situaciones francamente pueriles y algunas de ellas al más puro estilo de la farándula por parte de portavoces, diputados y representantes de partidos políticos a quienes se les supone una formación y criterio óptimo. Que si tú has votado a favor del PP, que no, que yo no he sido, que el PP aclare de donde le vienen los votos ajenos, que si C’s apoya al PP a cambio de 2 sillones, y un etcétera de “quesis”. Miren ustedes, si ciertas votaciones son secretas pues son secretas mientras las normas de las Cámaras así lo estipulen y salvo que el interesado desee expresar su posición no hay “tu tía” que le fuerce a definir su voto públicamente, señores del PSOE y de Podemos. Las cuentas salen y todos sabemos cómo ha sido. Es más que probable que en varios meses veamos un giro en la política penitenciaria que conlleve el acercamiento de los presos de la banda asesina y eso no es ni más ni menos que un mal colateral por casi nadie deseado pero ciertamente necesario para lograr la gobernabilidad de nuestro país y en eso se basa una negociación, en ceder para poder lograr y puestos a entender este argumento ¿por qué ciertos contertulios radiofónicos no alcanzan a comprender que detrás de los dos sillones que ha logrado C’s pueda haber un compromiso por parte del PP de adopción de ciertas medidas encaminadas a luchar contra la corrupción y la regeneración o tal vez una ventana abierta para la reforma de nuestra Constitución o de la ley electoral?, pues claro está que impera la línea editorial del medio en cuestión.

Ahora dejemos a quienes han sido elegidos por todos nosotros a cumplir con su obligación y continuar con esa especie de Cónclave que haga que el tren “España” se ponga en marcha. Señores viajeros tomen asiento.

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